𝐍𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 / 𝐡𝐨𝐠𝐚𝐫

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— Soy una Pequeña perla.

— ¿Cómo?

— Pequeña perla.


Claro que no había registros en Linkon city de una niña llamada "pequeña perla". Akso Hospital contenía el registro más amplio hasta el momento de pacientes. Habían estado muy involucrados en la intervención inmediata a los afectados de casos de aparición de Errantes y las explosiones de metaflujo. Se valían de las herramientas que tenían a la mano y la tecnología que iba avanzando a pasos agigantados debido a la necesidad evolutiva que experimentaban en esos tiempos.

La enfermera tomó las huellas dactilares de pequeña perla, un registro con su nombre sería abierto y puesto a disposición de la policía que interrogaba a la pareja de ancianos de Whitesand bay  en el exterior. Ambos, de sesenta y sesenta y siete años respectivamente, estaban escandalizados por la pequeña y débil niña que habían encontrado a las orillas del mar, cerca del camino que tomaban para ir a casa.

El tráfico infantil era un dolor de cabeza y una preocupación internacional. Los niños iban y venian en embarcaciones encubiertas de otras partes del mundo, hogares empobrecidos que vendían uno o dos hijos por monedas que les ayudasen a sobrevivir una semana más. La mayoría de esos niños terminaban en manos de gente perversa y retorcida.

Tal vez por eso la pequeña niña decía tener un nombre tan peculiar. Debía ser una víctima más.

Pero no había indicadores en pequeña perla de ningún tipo de abuso. Solo una deshidratación muy grave y quemaduras causadas por el intenso sol. Sanaría con el paso de las semanas. Era una niña de aspecto frágil, pero se encontraba realmente sana. 

Solo un par de días y se dieron cuenta que no contaba en ningún registro dentro o fuera de Linkon City, en las alertas internacionales no había ninguna con su nombre o descripción física. El misterio en la comisaría de la ciudad se avivó apenas por un corto lapso de tiempo hasta ser desatendido por la necesidad de intervención en catástrofes mayores y más pronto que tarde, Pequeña perla fue ubicada en una casa hogar.

Pequeña Perla entristeció.
Comprendió que en este mundo de humanos y artefactos mágicos, seguía siendo demasiado diminuta.

Seguía estando en un lugar muy oscuro para alcanzar a su Dios del océano.

Cuando cumplió dos años en el sistema de adopción, y su perspectiva del mundo se había vuelto gris y lúgubre debido a la hambruna y el dolor que se encontraba en cada parte donde posara sus ojos, sin siquiera haber saboreado alguna victoria o visto la bondad cara a cara... recibió una buena noticia.

La pareja de ancianos que habían ayudado a su pobre ser en ese primer día en tierra firme, habían ido por ella para ser una familia.

El sistema estaba lleno de niños huérfanos debido al aumento de ataques de Errantes y explosiones  inesperadas de energía, por eso cuando uno se marchaba, todos lloraban esperando algún día ser el siguiente.

Pequeña perla esculpió y pintó figuras miniatura algo toscas con arcilla moldeable, y las dejó como un recuerdo para esos amigos que se quedaban atrás. Y con la caligrafía más terrible que se pueda imaginar, escribió una nota final:

— El mar siempre trae sus milagros a quienes creen.
Estaré pidiendo por el suyo.
Pequeña Perla.♡





Nota de autor:

Otro capítulo corto porque, ajá, he escrito varios hasta el momento. Si por algún azar de la vida  llegó a tener algún lector en las sombras, te agradezco por acompañarme en este proyecto. 🫶🏻

𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐚 𝐏𝐞𝐫𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora