Capítulo 13

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《La bestia podrá ser más fuerte, pero el demonio no trabaja para nadie, todos trabajan para ella porque son parte de su imperio y el que desobedece a sus ordenes lo paga con sangre》

Creencia del imperio del fuego.



☆☆☆☆☆☆☆

Nadie toca lo que es mío.

Kalum.

—Un gusto Capitán Eros Greco —toma su cintura y la pega a su cuerpo, pero el que ella no le haga nada me enardece mucho más—. El novio de Milán.

Las últimas palabras se repiten en mi mente una y otra vez, la vista se me nubla y los celos llegan a un nivel que jamás había experimentado en mi vida. 

Milán no dice ni hace más que observarme fijamente, sus ojos conectan con los míos y no los aparto, la rabia me invade cuando la muy maldita sonríe como si nada.

Ella más que nadie sabe que si no mate a una persona en el proceso oscuro será mucho peor después, y para su mala suerte la siguiente muerte seria para el hijo de las mil perras que la observa como si no fuese real. 

Me importaba una puta mierda estar en el comando pero ni él ni nadie tenían derecho a tan siquiera respirar cerca de lo que me pertenece.

Y Eros la estaba tocando.

Los oídos me suban preso de la ira y las manos me pican por torcerle el cuello al maldito que tengo en frente, el cual extiende su mano hacia mi buscando que se la corte.

Lo observo de arriba abajo dejándolo con la mano extendida lo que provoca que Milán suelte una risa por lo bajo. Mis manos se cierran en puño y si ayer no mate a nadie en medio del proceso oscuro hoy si lo hago.

Absolutamente nadie tiene derecho a tocar lo que es mio.

Nadie.

—¿Tu que? —digo lentamente con la mandíbula totalmente tensa.

El maldito imbécil que esta tocando a mi mujer no deja de sonreír y el que ella no le haga nada intensifica mis ganas de matarlo.

—Su novio ¿cierto nena?, ella es....

No termina la frase cuando me le voy encima estrellando mi puño contra su nariz llevándolo contra el suelo del estacionamiento. 

En estos momentos no me importa otra cosa que no sea partirle la cara este imbécil por creer que tiene derecho a acercarse a Milán.

Intenta defenderse pero el que estrelle mis puños sin cesar no deja que se venga contra mi, las manos se me llenan de su sangre cuando le vuelo unos diente de un puñetazo. No salgo victorioso ya que me golpea en el labio, pero eso no me detiene.

—Maldito hijo de puta —me lleva contra el pavimento golpeandome con fuerza.

Escupo sangre y le encesto un rodillaso en el abdomen dejandolo sin aire.

—Hoy te mueres imbécil —me levanto y estrello su cabeza contra el suelo dejanlo aturdido por unos minutos.

—Matense si quieren yo me largo, tengo cosas más importantes que hacer, que ver a dos imbéciles pelearse —escucho la voz de Milán e intento observarla dándole ventaja a Eros para que me golpee y me tumbe.

Se me viene encima esquivo todos los golpes que puedo, me revienta el labio inferior y eso es lo de menos, porque él tiene la cara reventada y le faltan unos cuantos dientes. 

Tentando a un Demonio [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora