DOLCE

1

-¡De acuerdo! -gritó Alemania

América, quien corría llevando a Italia en brazos se detuvo al instante.

-¿Dejarás de regañarlo? -preguntó América

-Sí...

-¿Y lo dejarás comer cuanto él quiera?

-Uh... supongo que puedo permitirlo...

-De acuerdo -América le sonrió y colocó a Italia de vuelta en el suelo- Sé que Italia también prefiere estar a tu lado y sé lo que es desear cuidar y ser cuidado por aquellos que amas. Sin embargo, si veo que Italia necesita ser rescatado de nuevo, no dudaré en tomar acción.

Alemania se acercó y sostuvo el brazo de Italia.

-¿Tu deseas cuidar de mi, Doitsu? -preguntó Italia

-Bueno, pues... ya que estoy acostumbrado a cuidar de tí todo el tiempo, verte a lado de otro se siente extraño...

-Esos se llaman celos~ -rió Italia

-¡¿Qué?! ¿Ce-Ce-Celos? ¿Yo?

-Ve~ Nunca creí ver a Doitsu celoso~ Ve~ Doitsu está celoso por mí~ Eso me hace feliz~

Mientras Alemania se moría de la vergüenza al escuchar a Italia, América colocó sus manos sobre los hombros de ambos.

-Lamento interrumpir este adorable momento, pero debemos volver a la sala de juntas antes de que Inglaterra venga a arrastrarme de vuelta.

Así, los tres se dirigieron de vuelta a la sala, donde como era de esperarse, Inglaterra regañó a América por armar un alboroto a tan temprana hora.

Por su parte, Alemania e Italia tomaron sus respectivos asientos.

Italia veía con anhelo desde lo lejos como su hermano, Romano, hundía su cuchara en un nuevo bote de gelato y lo vaciaba cucharada tras cucharada en su boca.

Al percatarse de ello, España se acercó y le dió a Italia algo de gelato, puesto que sabía que debía estar tan hambriento como su hermano. América no se quedó atrás y escapando de los regaños de Inglaterra, colocó frente a Italia una enorme cantidad de panecillos y postres preempacados, además de unas cuantas hamburguesas y unas gaseosas.

-¿Para mí? -preguntó Italia alzando la vista con el rostro lleno de gelato-¡Gracias, América!

-No creo que debas... -intervino Alemania en voz baja, pero se retractó al ver la forma en que América lo veía

Resignado por completo, Alemania permitió que Italia comiera a placer mientras él tomaba notas de los temas discutidos en la reunión.

La reunión transcurría tranquilamente, aunque ocasionalmente era interrumpida por algún eructo de alguno de los hermanos, además de que podía escucharse a España mimando a Romano en todo momento.

América vigilaba atentamente para estar seguro de que Alemania permitiera seguir comiendo a Italia.

Comprendía que Alemania se preocupaba por Italia, tal como Inglaterra se preocupó por él, pero Ludwig era mucho más estricto que Arthur, así que tardaría más en aceptar y permitir que Italia comiera tanto o subiera de peso.

Dirigió la vista hacia Romano, solo para percatarse que la situación entre ambos hermanos era tratada evidentemente diferente.

-Romano~ Tu bote de gelato está casi vació, ¿quieres que te traiga otro?

-¿Eres idiota? Por supuesto que quiero otro...

-De acuerdo ¡Oh mi querido Romano! Eres tan adorable~ Iré a la cafetería por dos botes de gelato más y te frotare la barriga mientras comes~ Oh, de verdad que eres adorable~

América se sintió algo celoso.

Era cierto que en su periodo de crisis, Inglaterra lo había mimado y consentido mucho, pero ahora que veía el comportamiento de España hacia Romano, no podía evitar imaginar a Inglaterra tratándolo de aquella manera.

"¡Oh mi querido América! Eres tan increíble y adorable ¿o increíblemente adorable? He he, no importa cómo lo diga, lo importante es que eres asombroso, genial, maravilloso y muy muy tierno~ Oh, América. Toma, come 20 de tus deliciosas hamburguesas y bebe cuanta gaseosa desees mientras yo froto tu barriguita~ ¿Ya te dije lo tierna que es? No, no solo tu barriga. Tú también eres tierno~ Oh, eres tan tierno~ América...."

-¡AMÉRICA! -gritó Inglaterra golpeándolo en la cabeza con una revista enrollada en su mano.

-¡Ouch! ¿Q-Qué sucede? ¿D-Dónde están todos?

-Es la hora del almuerzo, así que se fueron a la cafetería mientras tú estabas soñando despierto.

-¿En serio? Vaya, realmente no me dí cuenta

-Realmente aun eres un niño -refunfuño Inglaterra- Siempre eres el primero en salir corriendo para comer. Es raro que pienses en algo más que tu estómago, así que dime, ¿Qué estabas pensando?

-¿Y-Yo?

-No, Francia -respondió Inglaterra con sarcasmo- ¡Obviamente tú! Demonios... a veces siento que le hablo a la pared...

-No, pensaba en nada... -mintió América- Solo estaba considerando algunas ideas para mi nueva película

Definitivamente América no estaba dispuesto a confesarle a Inglaterra que lo había imaginado consintiendo como España mimaba a Romano.

Levantándose de su asiento, siguió a Inglaterra fuera de la sala dirigiéndose a la cafetería mientras le contaba aquella propuesta para su nueva película que acaba de inventar como excusa.

Honestamente, considerando el carácter de Inglaterra creía imposible que le dijera aquellas palabras. Aseguraba que ni siquiera estando ebrio le trataría de una manera tan afectuosa ni le diría como "tierno" o "adorable".

Sabía que a Inglaterra le gustaban las cosas tiernas como osos de felpa o animales pequeños y peludos, pero debido a su carácter era imposible que le llamara alguien así, pues aun cuando lo creyera lo ocultaría. Después de todo, era lo que Japón consideraba como "tsundere".