DOLCE

18

Se sentía fuera de sí mismo. Ni siquiera recordaba por qué estaba pasando lo que estaba pasando, solo sabía que tenía que seguir negándose mientras continuaba abriendo la poca para que América forzará a entrar más cosas en su estómago.

No podía dejar de mover su trasero tratando de nivelar el peso de su barriga. Su ropa estaba al límite, podía escucharla crujir con cada movimiento, era un milagro que los botones de su camisa y pantalón aun siguieran allí... aunque estaba seguro que no por mucho.

América retiró la botella de gaseosa de la boca de Inglaterra quien de inmediato mordió sus labios para evitar eructar.

-Dilo -ordenó

Inglaterra sacudió su cabeza. Su rostro estaba rojo, sus ojos vidriosos, sus manos frotaban desesperadas la barriga hinchada barriga tratando en vano de disminuir el dolor.

Volvió a llevar la botella a su boca vaciando todo lo que quedaba y al agacharse para tomar la otra botella que estaba en el suelo, vio los botones de la ropa de Inglaterra temblando por la presión que había ellos.

Al alzar la vista vio el rostro de Arthur agonizando.

-Oye... -dijo picando un costado de la barriga y viendo que su dedo ni siquiera podía hundirse en ella por lo tensa que estaba- Si no eructas, el gas seguirá atrapado aquí y dolerá más.

-Un caballero... -gimió- No eructa ante otros... ugh...

-¿Un caballero? -rió América- Qué divertido... ¿No te has dado cuenta de que no eres un caballero en este momento? Sólo mira bien aquí...

América se colocó sobre sus rodillas para poder azotar la palma de su mano en la barriga de Inglaterra, quien hacía esfuerzo sobrehumano por no eructar.

Cubrió su boca con ambas manos, pues incluso cuando las palmadas eran leves, sentía la gaseosa sacudirse en su interior y tanto el dolor como el tamaño de su barriga aumentaba.

-Esta no es la barriga de un caballero, ni siquiera de un hombre -dijo dibujando un círculo con su dedo sobre la barriga- Es de un cerdo... Solo mira esta barriga, tu cuerpo sudoroso y esa cara de satisfacción pidiendo más...

-No... -jadeó- No más...

América ni siquiera sabía porque Inglaterra estaba siendo tan testarudo al respecto. Unos meses atrás le escuchó soltar estruendosos eructos desde la mañana hasta el anochecer, pero ahora se aferraba a su rol de "caballero".

Sí, sentía algo de pena por verlo sufrir así, pero... la curiosidad de ver cuánto más resistirían esos botones era mayor.

En cuanto Alfred retiró la tapa de la botella y Arthur escuchó el sonido del gas siendo liberado comprendió lo que estaba por venir.

-Por favor... -suplicó- No...

-Si no quieres que continúe, dílo.

-Ugh... No más...

-Eso no. Dí lo que quiero oír. Vamos, dilo...

-Decir... ¿Decir qué...?

Pensando que Inglaterra se burlaba de él con esa absurda respuesta, Alfred no dudó más en forzarlo a beber.

-Apostemos por qué botón sale volando primero. ¿Será el de tu pantalón o alguno de tu camisa?