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Desde aquel día de la reunión, América había comido sin parar con el objetivo de obtener una apariencia redonda, suave y adorable. Cuando finalmente lo hubo conseguido, tomó el primer avión que encontró y voló hasta casa de Inglaterra.

Estaba ansioso de escuchar aquellas palabras que el Inglaterra de su imaginación no dejaba de repetirle:

"¡Oh, América! Eres tan increíble, tan adorable, tan tierno~ ¿Quieres otro pastel? No, mejor come tres. Necesitamos mantener estas mejillas rechonchas~ ¿Qué? ¿Quieres poner helado y galletas sobre los pasteles y después cubrirlos de chocolate con crema batida y chispas sobre todo? ¡Perfecto! ¡Es una maravillosa idea! ¡Eres un genio! Toma, me has asombrado tanto con tu magnífico intelecto que mereces 10 baldes de pollo frito~ Eso es muy poco, come también estos 50 hot dogs y bebe estas 100 gaseosas~ Necesitamos mantener contenta y grande esta super increíblemente tierna barriga que es fuente de todas tu espléndidas ideas~ Oh, mi tierno América~"

Pensaba en todo eso, mientras buscaba algo que comer en las gavetas y cajones de la cocina de Inglaterra, quien al llegar tuvo una reacción inesperada. Más que sorprendido, molesto o conmovido, parecía preocupado.

Tras hacerlo sentarse en el sofá de la sala y darle a comer una barra de chocolate, lo vió correr al piso de arriba del cual regresó con una bolsa de scones.


-Recordé que tenía esto en mi recamara -dijo entregando la bolsa- Los preparé antier así que quizás estén algo duros y fríos, pero es lo único que tengo. E-Espera aquí, saldré un momento y volveré en seguida. Tus videojuegos están junto al televisor, puedes jugar mientras esperas.


Habiendo dicho esto salió corriendo fuera de la casa vistiendo su abrigo.

América no comprendió lo que pasaba por la mente de Inglaterra en esos momentos, solo obedeció comió el chocolate, los scones y jugó videojuegos sintiéndose decepcionado de no haber recibido las palabras que esperaba.

De pronto escuchó la puerta abrirse. Pensó que Inglaterra había vuelto a casa, pero no fue así. Distintas personas entraban a la casa cargando bolsas y paquetes que eran dejados en la cocina, mientras que otros eran repartidores de comida rápida que traían cientos de paquetes y los dejaban frente a él.


-¡Gracias, chicos! ¡Yo me encargaré del resto! -escuchó la voz de Inglaterra acercándose desde el exterior.


Todas las personas salieron de la casa e Inglaterra entró corriendo al interior cargando dos enormes bolsas de plástico en sus manos, mientras abrazaba otras dos enormes bolsas de papel en sus brazos y los bolsillos de su abrigo estaban tan llenos de dulces que algunos caían conforme se acercaba rápidamente a él.


-¡A-América, he vuelto!


Dejando las bolsas sobre la mesa en el centro de la sala, sujetó las manos de América y colocó en ellas todos los dulces que traía en sus bolsillos.


-T-Toma, te traje muchos tipos de dulces. Hay helado en esta bolsa y paletas heladas en la otra. Estas bolsas de papel están llenas de pastelillos, galletas, papas fritas...

-Espera, Iggy... ¿Q-Qué es todo esto? ¿Quienes eran esas personas? ¿P-Por qué tanta comida?


Postrándose sobre sus rodillas, Inglaterra miró directo a los ojos de América mientras acariciaba su mejilla.


-Descuida, América. Ya me he encargado de todo, hable con tu jefe y el mio para explicarles la situación.

-¿La situación?

-Sé que ha pasado muy poco desde tu crisis anterior, así que debes estar algo asustado. Descuida, prometo cuidar bien de tí.

-¿Crisis...?


América sintió como si un pesado bloque de concreto le cayera en la cabeza. Finalmente comprendía lo que sucedía.

Hacía no mucho tiempo que se habían visto en la reunión, solo habían pasado un par de semanas desde entonces cuando de pronto Inglaterra lo encontró en su cocina buscando qué comer y con un cuerpo evidentemente más gordo.

¿Qué podía hacerlo engordar tanto en tan poco tiempo? Para Inglaterra la respuesta era fácil: otra "crisis".

Inglaterra no consideró que aquella gran barriga se debía a todas las hamburguesas, pasteles, gaseosas, papas fritas, helado y demás que América consumió sin parar cada día desde la mañana hasta la noche por dos semanas, para él evidentemente debía estar pasando algo malo.

Ver como en un instante la casa pasó de no haber ni una sola galleta, a tener ahora comida por donde quiera que mirase, mientras además Inglaterra sostenía sus manos con una gran preocupación en su rostro, que América solo sintió como le remordia la conciencia en su interior.

Un pequeño ángel y un pequeño diablo aparecieron en sus hombros.

Uno le decía que confesara y pidiera perdón a Inglaterra por todo aquel malentendido, mientras que él otro le insistía en que siguiera el juego, pues era su oportunidad de holgazanear, comer cuanto quisiera y ser mimado por Inglaterra nuevamente.

La tentación era mucha... pero un héroe debía hacer siempre lo correcto.


-I-Iggy... la verdad... la verdad es que...

-Espera, América -intervino Inglaterra- Antes de que lo olvide, quiero disculparme...

-¿D-Disculparte? ¿Por qué?

-Cuando te encontré en la cocina fui grosero contigo... Viniste hasta aquí para buscar mi ayuda y yo te insulté... Lamento haberte llamado gordo... Es cierto que te has puesto un poco gordito a causa de la crisis, pero no es un insulto... Puedes ser gordo, pero...


Inglaterra se levantó sujetando las mejillas de América entre sus manos y dió un pequeño beso a su frente.


-Luces realmente tierno...


Con el rostro más ruborizado, América perdió el habla y la voluntad para aclarar el malentendido.

Lo logró. Era considerado "tierno". Su corazón latía acelerado mientras veía la dulce sonrisa en el rostro de Inglaterra.


-Ahora, ¿qué era lo que querías decirme?

-La verdad es... -murmuró avergonzado y luego gritó- ¡La verdad es qué solo podía confiar en tí! ¡S-Sabía que tú me ayudarías con mi nueva crisis!


Habiendo dicho tal mentira, vió el rostro de Inglaterra conmovido por aquella confianza y sintió su corazón estremecerse.

¿Pero qué mal podría hacer? Inglaterra estaba feliz de cuidarlo, él estaba feliz de ser mimado y el problema se solucionaría fácil cuando dentro de un par de semanas fingiera recuperarse.


-¡P-Por supuesto que puedes confiar en mí! -exclamó Inglaterra orgulloso- ¡Cuidaré de tí mil veces mejor que antes! ¿Quieres una hamburguesa? ¿O prefieres algo dulce como pastel? ¡Oh, debes comer el heraldo antes de que se derrita! ¿Qué? ¿Quieres comer helado mientras comes hamburguesas? Bueno... Es algo extraño, pero supongo que puedes hacerlo...


Así comenzaron los días de esta nueva "crisis" de América, quien aceptó darle a su papel de héroe unas vacaciones y disfrutar de ser consentido durante algunas semanas.

DOLCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora