4 - Dolce

105 7 0
                                    

Eran las 3:00 A.M cuando Ludwig escuchó una voz susurrando a su lado mientras alguien subía a su cama.


-Doitsu ¿Puedo dormir contigo?


Alemania estaba tan somnoliento que sin siquiera abrir los ojos asintió balbuceando un sonido de afirmación antes de quedarse dormido nuevamente.

Horas más tarde, despertó viendo que el sol ya había salido.


-Italia... -se quejó al no poder moverse.


Italia le tenía fuertemente abrazado. Alemania sentía como un brazo inmovilizaba la parte superior de su cuerpo, mientras que una pierna se sujetaba a la parte inferior.

Comenzaba a sudar al sentir el calor de sus cuerpos tan juntos bajo la sábana, pero permaneció quieto un momento apreciando lo suave que se sentía Italia.

Nunca antes había sentido el cuerpo de Italia tan suave. Siempre había sido suave, pero ahora que había ganado peso lo era mucho más.

Sentía sus mejillas, sus brazos, su pecho, su barriga, sus piernas y...


-¡ITALIA! -gritó sobresaltado saliendo de la cama.

-¿Qué sucede? -preguntó Italia frotando sus ojos al despertar.

-¡¿P-P-POR QUÉ ESTÁS DESNUDO?!

-¿Eh? Pero si no es la primera vez que duermo así contigo...

-P-Pero... ¿Y tu ropa interior? ¿Qué le sucedió a tu ropa interior? Usualmente por lo menos vistes tus calzoncillos al dormir.

-Se rompieron...


Italia comenzó a explicarle que despertó de madrugada sintiéndose hambriento, así que fue a comer algo en la cocina. En algún momento perdió el control un poco y, cuando cayó en cuenta, no quedaba nada más por comer y su trasero estaba totalmente expuesto.


-De acuerdo, asumiendo todo lo que me has dicho, significa que no hay nada en la cocina para el desayuno.

-¿Eh? N-No había pensado en ello... -dijo Italia preocupado mirando a su barriga con tristeza- No pude contenerme y ahora ninguno de los dos desayunará por mi culpa... y lo peor es que ahora tengo hambre de nuevo...

-Esta bien. No tienes por qué llorar. Ya me encargaré del desayuno, así que mientras tanto busca algo para cubrirte.


Con el rostro sonrojado, Alemania apartó la mirada al recordar que Italia seguía desnudo.

Sabiendo que nada de su ropa le quedaría, tomó la sábana y la envolvió alrededor de su cuerpo improvisando una túnica.


-¿Qué opinas de esto? -dijo orgulloso- Hace siglos, en los tiempos del Abuelo Roma, las personas vestían algo similar a esto.

-Ya veo. Ahora que lo dices, recuerdo haberlo visto en los libros y los museos...

-Ve~ Quizás deba vestir así por ahora. Es cómodo y mi barriga podrá expandirse con libertad. ¿Qué opinas, Doitsu? ¿Es una gran idea, cierto?

-Sí, Sí -suspiró frotando el cabello de Italia- Es una gran idea y es preferible a que te pasees desnudo por la casa todo el día.


Motivado por aquellas palabras, Italia decidió hacerle unas mejoras a su atuendo mientras que Alemania se dispusó a tomar una ducha antes de alistarse para salir a buscar algo que desayunar.

Para suerte de ambos, esa mañana llegó a la puerta una enorme caja con una nota pegada en ella.

"Oye Alemania,

Lo estuve pensando y, si los efectos de la crisis son iguales a los míos, entonces quizás les falte comida, pero no teman.

¡Un héroe les ayudará!

He enviado esta caja llena de cosas deliciosas como galletas, panecillos, golosinas, papas fritas y más.

Además, he pedido a las franquicias originarias de mi casa que están allá, que les envíen algo de comida hasta la puerta de su casa todos los días.

Soy increíble, ¿cierto?

No me lo agradezcan, solo hago mi trabajo como héroe.

Increíble como siempre,

América ☆

P.D: Planeo visitar a Inglaterra pronto, así que quizás después de ello iré a visitarlos. Nos vemos"


Alemania no se sentía del todo feliz con ello, pero debía admitir que en esta ocasión América realmente les había ayudado.  

DOLCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora