DOLCE

17

Un día después de la reunión de naciones, Inglaterra se vio obligado por su jefe a ir a casa de Francia para tratar unos negocios pendientes.

Como de costumbre se recibieron el uno al otro con insultos y burlas antes de proceder a atender el trabajo. Pasadas largas y fatigantes horas, finalmente dieron por concluido todo. Estaban tan cansados como para seguir discutiendo, así que haciendo una tregua decidieron ir a beber juntos en un bar cercano.

Conversaban de diferentes temas sin importancia haciendo comentarios sarcásticos para molestarse mutuamente, cuando de pronto Francia guardó silencio y observó detenidamente a Inglaterra.

-Oye, cejas grandes...

-¿Qué quieres, rana barbuda?

-Últimamente me he estado preguntando... ¿Cuál es tu relación con América?

Arthur se ahogó un poco con el vino al escuchar tan inesperada pregunta.

-¿A-A que te refieres? -respondió limpiando sus labios con un pañuelo- Tengo la misma relación que tengo todos.

-¿Ehhh? No creo que eso sea cierto...

-Bueno... quizás no exactamente, pero no hay mucha diferencia entre...

-Arthur

Un escalofrío recorrió su espalda cuando escuchó a Francia llamarlo así.

-Lo ves -dijo Francia- A eso me refiero. Es raro que nos llamemos entre nuestros nombres humanos, pero tú usualmente le llamas "Alfred".

-¿Q-Qué tiene de raro? ¡Tú también le llamas Alfred!

-Escucha cejas grandes te lo explicaré puesto que pareces demasiado tonto para comprenderlo. Aun cuando todos conocemos nuestros nombres humanos, no es común llamarnos por ellos entre naciones.

-Bueno, supongo que es cierto...

-Es común únicamente en tres casos. Uno: hermanos, como América y Canadá o Prusia y Alemania. Aun cuando casi siempre se refieren el uno al otro como "hermano", también se les escucha llamarse por sus nombres humanos. El segundo caso es similar: Cuando se ven como familia, por ejemplo a América usualmente le llamó "Pequeño Alfred o "Pequeño Al" porque lo veo como un hermano menor.

-Eso lo sé, por eso yo...

-No tan rápido, mon ami. Permíteme terminar. Como habrá quedado en claro, las naciones únicamente nos referimos a otro con el nombre humano cuando la relación entre ambos es buena y cercana.

-Por eso es tan raro que me llames "Arthur"...

-Oui~ Ç'est correct -asintió Francia- Así llegamos a la tercera ocasión. Cuando dos naciones tienen una relación buena y cercana, pero no se ven como familia. Tomemos como ejemplo a Alemania. Para alguien como él, llamar a otra nación por su nombre humano sería equivalente a expresar el aprecio o amor que siente. Así no llamará a Italia por su nombre humano, a pesar de estar obviamente enamorado de él, hasta que no sienta que sus sentimientos son completamente mutuos.

-Y-Ya veo...

-Aunque por otro lado, también está el caso de España. Él dice que únicamente usará el nombre humano cuando sea un momento apasionado e íntimo. Hon hon~ Es todo un romántico ¿No lo crees?

Sonrojándose, Inglaterra observó la copa de vino en su mano, comenzaba a comprender el punto al que Francia quería llegar.

El conoció a América cuando era un niño y decidió asumir el rol del hermano mayor, para cuidarlo, guiarlo y educarlo, pero... eso había sido hace tantos años.

Además, tras aquella pelea en que América declaró su independencia, aquella relación de "hermanos" llegó a su fin.

-Sé que a pesar de todo lo que sucedió entre ustedes, con el paso del tiempo volvieron a forjar una relación, pero... aun no comprendo de qué tipo.

-Bueno, pues... yo... creo que...

-Dime, cejas grandes, ¿aun lo ves como tu hermano?

-N-No... No lo sé...

-Creo que deberías dejar de llamarle "Alfred", hasta que decidas por qué le llamas así.

Siendo sincero, no tenía idea cómo se sentía respecto a América.

No creía que su relación fuera del tipo romántica, pero durante el tiempo que cuido de él a causa de la crisis, muchas de las cosas que sucedieron entonces definitivamente no fueron cosas muy de "hermanos".

Así, aquel día sin poder responder nada, Inglaterra aceptó aquel consejo de Francia.

Regresó a casa decidido a pensar las cosas y a dejar de referirse a América por su nombre humano... aunque semanas después se encontraba seriamente considerando olvidar aquella decisión para que este dejara de forzar comida en su boca.

"Alfred"

Era todo lo que tenía que decir y América dejaría de hacerle comer más a pesar de sentir que su barriga estaba por explotar.

-A... América... -jadeo en un suplica.

-¡Dilo! ¡Dí mi nombre y terminaremos con esto!

Inglaterra sacudió la cabeza negándose de nuevo.

-¡Bien! ¡Ya no hay más pastelillos, pero no siempre tiene que comer el postre luego de la comida! ¡Sí quieres continuar, adelante! ¡Hay un banquete esperando!

Abrazando su barriga, Inglaterra cerró los ojos tratando de convencerse de que no debía rendirse y podía continuar.