II

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-Dijiste que ibas a venir.- Sergio sonríe, imaginándose a Charles hacer pucheros al otro lado de la línea. -Incluso le puse a Arthur la ropita que le regalaste cuando cumplió su último mes para que lo vieras, y no vas a venir. Mi hijo y yo estamos indignados contigo.- Le reclamaron y el Omega dejó de cortar las verduras, sus ojos fijos en el celular en altavoz antes de decir.

-Max llega hoy de Tokio. Le estoy preparando su comida favorita.- Un resoplido por parte de Charles se escucha y Sergio deja ir una risita. -No seas celoso. Siempre nos vemos en ocasiones más de una vez en el día. No veo a Maxie desde hace tres semanas, yo...-

-Si, sí. Extrañas a tu Alfa, lo sé.- Su amigo lo interrumpe y Sergio siente sus mejillas arder en verguenza por sus palabras. -¿Le estás preparando sopa de tortilla? ¿Cuándo me vas a pasar la receta? Carlos no deja de molestarme para que te la pida.- Charles se queja y Sergio se ríe del ser quejumbroso y consentido en el que se convirtió el Omega después de su embarazo.

-Te enviaré un mensaje con la receta luego, ¿Está bien?- Le pregunta y escucha un sonido afirmativo por parte del otro Omega. -¿Tienes a mi bolita de ternura por ahí? Quiero saludarlo.- Le preguntó, refiriéndose al cachorro y escuchó a su amigo moverse por su casa.

-Está aquí con Carlos. Anoche hizo de las suyas y arruinó mi noche de pasión con su padre.- Sergio rió. -Habla con él, estás en altavoz.- Le dijo y los ojos de Sergio brillaron en ilusión.

-Arthur, tesoro de tu tío. Me dijeron que te portaste mal anoche y no dejaste que tus papis se diviertieran.- Le dijo con voz melosa y escuchó un par de gorgeos en repuesta. -Muy bien, hiciste muy bien. El tío Checo está orgulloso de ti y te comprará ese peluche gigante para tu próximo cumple-mes.- Escuchó a la pareja al otro lado jadear en molestia.

-Sergio Verstappen voy a colgarte si sigues alentando de esa forma a mi cachorro.- Le advirtió Charles y el Omega mexicano carcajeó.

-¡Dile a Max que no sea vago y que te haga un cachorro, a ver si sigues pensando lo mismo!- La voz de Carlos se escuchó diciendo eso y Sergio perdió la sonrisa.

-Carlos no seas bestia.- Charles lo regañó. -Perdón checo, sabes como es él. No te lo tomes a pecho.-

-No pasa nada, Charles.- Le restó importancia, sus ojos en las tiras de tortilla. -Tengo que colgar, te escribiré la receta cuando tenga un poco de tiempo y te la envío. Dale besitos a Arthur de mi parte.

-Ya se los estoy dando. Adiós.- Colgó la llamada, dejando ir un suspiro. Se apoyo en la encimera, revisando el caldo que había puesto a hervir. Bien, le daba tiempo preparar los condimentos y...

Una llamada entrante se apoderó de su atención. Sus ojos se abrieron amplios y sintió el corazón subirsele a la garganta cuando leyó un amplio "MAXIE♡" en la pantalla. Se apresuró a aceptar la llamada, unos segundos de silencio se escucharon antes de que el Alfa hablara.

-¿Sergio?- Le llamó y la garganta del Omega se cerró. -¿Estás ahí?

-Sí, sí. Perdón. Estaba entretenido.- Se disculpó, con la emoción saltando en el pecho. -¿Ya llegaste a Mónaco?- Le preguntó y escuchó un sonido afirmativo al otro lado de la llamada. -¿Llegaste bien?- Murmuró curioso, buscando alargar la conversación.

-Llegué bien, hace unas tres horas.- Sergio asintió, no preguntando el por qué le llamaba tres horas tarde. -Era para avisarte que no iré a casa hoy, tengo que atender unas cosas en la oficina.- La sonrisa del Omega desapareció, sus ojos fueron a los aguacates que estaba picando y luego a la llamada del Alfa en su celular. -No me esperes despierto.- Y le colgó.

El Omega se quedó con las palabras en la boca y la intención de decirle que estaba preparando su comida favorita, que quería pasar unas horas con él después de tres semanas de no verse, quería decirle que le extrañaba.

Pero en el orden de prioridades de Max Verstappen, él no va liderando la lista exactamente. Es más, no cree estar dentro de sus prioridades. Apagó la estufa, dejando las cosas a medio picar sobre la encimera y tomó su celular, alejándose de la cocina.

Caminó hacia la segunda planta de la casa con los pasos pesados. Le escribiría la receta a Charles en una hoja para que el Omega la guardara y luego pasaría lo que quedaba de día en la casa de su amigo. No tenía muchos ánimos de permanecer en una casa sola.

Fue hasta la habitación que compartía con Max, el aroma a lluvia del Alfa siendo casi imperceptible en el lugar. Se hacía una idea del por qué, hacía semanas que el Alfa no ponía un pie en la habitación. Rebuscó por el lugar, buscando un bolígrafo y una hoja en la cuál escribir la receta y arrugó las cejas cuando no encontró algo que le sirviera.

-Quizás en el estudio de Max.- Murmuró, yendo hasta el estudio que mantenía el Alfa en la casa. Dudó unos segundos con la mano en el pomo de la puerta, apretó los labios decidiéndose a entrar y cuando lo hizo el aroma a lluvia lo golpeó de frente. Inhaló con fuerza, sintiendo el aroma relajar su cuerpo. Fue hasta su escritorio, abriendo uno de los cajones al no encontrar alguna hoja disponible a la vista. Una carpeta blanca con su nombre escrito llamó su atención y se sentó en el asiento, sacando los papeles que había dentro y colocándolos encima de la mesa de caoba.

¿Qué eran esos papeles y por qué su nombre estaba en ellos? El sonido de su celular lo hizo dar un pequeño salto en el asiento, suspiró buscando calmarse al ver de quien se trataba. Respondió la llamada llevando el celular a su oído mientras comenzaba a leer.

-Checo, soy yo de nuevo. Perdón por molestar.- Le dijo que no importaba, restándole importancia a su interrupción mientras avanzaba en la lectura del papel. -Es que quería preguntarte algo y es que le estaba haciendo un puré de calabaza a Arthur y Carlos me dijo que si le daba muchas calabazas el cachorro se iba a poner amarillo. Y yo le dije que no fuera imbécil, que la calabaza era saludable y que a él no le gustaran no significaba que iban a poner a Arthur amarillo. Entonces, él me dijo que...- Charles detuvo su parloteo al escuchar un sollozo. -¿Checo? ¿Estás bien? Dime, ¿Estás llorando? ¿Sucedió algo con...?-

-Me va a pedir el divorcio.- La voz rota de Sergio al otro lado de la línea le apretó el corazón a Charles. Sintió sus ojos aguarse junto a los de su amigo, apretando los labios cuando lo escuchó sollozar. -Él se quiere separar de mí, Charles.-

Max será un pendejo sí, pero es justo la trama de la historia.

Ya después veremos si Sergio se anima a dejarlo o el pendejon de Max cambia.

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