XI

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-¿Ese es el bebé de Charles?- La voz de Marilu murmura y él asiente con una sonrisa, jugando con la mano pequeña del bebé. -¿Cuánto tiempo tiene ya?- Su madre le pregunta curiosa, dejando una taza de té y galletas frente a Sergio.

-Siete meses.- Responde feliz, meciendo el bebé en sus piernas. -Es muy lindo ¿verdad?- la Omega sonríe.

-Lo es.- Admite, llevando su taza de té hasta sus labios. Le da un corto sorbo antes de decir. -Me gustaria ver cómo serían tus hijos con Max.- Checo se tensa en el lugar, desviando la mirada de su madre hasta el jardín que trasluce en la ventana de cristal. -¿No has pensando en darnos nietos a tu padre y a mí?- El Omega aprieta los labios.

-Ya tienes nietos, mamá.- Le recuerda, el tema de los hijos siempre es una conservación constante cada vez que visita a sus padres, uno que siempre busca evitar. -Kelly se enojará si te escucha.-

-Adoro a los hijos de tu hermana. Pero no vive en Mónaco, nunca he podido convivir con mis nietos por mucho tiempo y me encantaría verte con un cachorro.- Admite, llevando la mirada al bebé en los brazos de su hijo. -¿Max y tú no han pensado en tener hijos?- El pecoso arruga las cejas.

-No, la verdad es que no.- Masculla bajito, mirando a los ojos de su mamá. -Estamos bien así.- Ella suspira, tomando la mano de su hijo que no sosteniene al bebé.

-Llevan cuatro años de casados, Michel. Y ni siquiera te ha dado una marca.- El pecho del Omega se oprime ante las palabras de su madre. -Cuando tu hermana se casó.- Ella inició y el castaño sintió su control quebrarse.

-Yo no soy Kelly, mamá.- Le reclama, haciendo que la mujer se quede en silencio -Y sí, mi hermana cuando se casó ya tenía una marca, un año después tuvo su primer cachorro. Pero esa es su vida, su decisión, su tiempo, su manera de ver las cosas. Yo llevo cuatro años con Max y no me interesa tener un cachorro por el momento. Deja de compararme con ella, no la voy a tomar como si fuera un modelo a seguir. Iré a mi ritmo y haré las cosas a mi manera.- Su madre parpadeó estupefacta.

-Es la primera vez que me hablas de esa forma.- Ella le dice, luciendo sorprendida. -No tienes que molestarte conmigo. No lo decía con malas intenciones. Es solo que buscaba adelantar algo que tarde o temprano va a suceder. Max necesita un heredero, su familia también se lo va a exigir así que no veo por qué han aplazado por tantos años ese asunto.- El Omega suspiró resignado, sintiéndose un poco culpable. -Eres mi hijo y me preocupo por ti.-

-Y te lo agradezco, pero es mi matrimonio y mi vida. Yo decidiré cuando quiera o no las cosas.- Ella asiente, sin añadir nada más y Checo se siente aliviado de haberse sacado aquello del pecho.

-Lo siento.- La Omega le dice, mirando al bebé en sus brazos. -Casi nunca vienes y cuando lo haces es que veo la posibilidad de hablar de estas cosas contigo. Siempre ignoras mis llamadas y no te gusta quedar conmigo para salir.-

-Porque siempre sacas el mismo tema a colación cuando vengo a pasar tiempo contigo.- Dice con sinceridad. -Te visito porque quiero verte, no para que me cuestiones lo que deje de hacer o no con matrimonio.- Se levanta frente a los ojos sorprendidos de su madre, quien estira la mano buscando alcanzar la suya propia para detenerlo, más él es más rápido y la utiliza para sostener al cachorro en sus brazos. -Me tengo que ir, olvidé que tenía un compromiso importante en unas horas.-

-Checo, mi bebé. No te vayas.- Ella le pide, con la mirada brillosa.

-Fue bueno verte, mamá.- Le da un beso a su madre en la mejilla, quien suspira en resignación. -Dale mis saludos a papá.-

Se aleja con pasos rápidos deseando no toparse con nadie más de su familia en el camino hacía la salida de la casa y el destino siempre ha sido cruel con él, puesto que la imágen de su hermano mayor se muestra frente a él y el Omega se contiene las ganas de escupirle en la cara. Sí, así de tanto odia a ese imbécil.

▍║Pusilánime║▍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora