XVIII

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(Años atrás...)

Sergio observó con detenimiento su reflejo en el espejo. El maquillaje delicado que acentuaba sus rasgos de forma bonita, el cabello castaño perfectamente peinado y adornado con pequeñas perlas blancas. Su ropa lucía impecable, de un blanco puro y sedoso.

-¿Cómo te sientes?- Quiso reírse de la pregunta. Miró a su lado a Charles. -Joder, ¿qué pregunta es esa? Debes estar nervioso.- El mexicano asintió, pero una sonrisa amplia adornaba su rostro.

-Estoy feliz. Muy feliz.- Admitió con mejillas rojas y el monegasco se contuvo de pellizcar sus mejillas rosadas. -Es uno de los mejores dias de mi vida.- Charles rodó los ojos.

-Supongo que ese es uno de los efectos de Verstappen en ti.- Murmuró con una sonrisa maliciosa formándose en sus labios cuando añadió. -Y eso que aún no has llegado a la luna de miel. Esa sí que es la mejor parte.- Carcajeó ante la expresión de Sergio, el sonrojo evidenciándose hasta en la punta de sus orejas. -No me mires así, estoy seguro de que has fantaseado aunque sea un poco con el cuerpo que se carga tu prometido, porque Dios el hombre esta divino. Amo a Carlos y nadie lo iguala, pero no soy ciego.- El Omega menor no dijo nada, se mantuvo jugando con su anillo de compromiso. -El que calla otorga, lo tomaré como un sí.-

-¡Charles Leclerc de Sainz!-

-Charles, deja de molestar a mi bebé.- Las manos de su madre terminaron a ambos lados de su rostro. -Mi tesorito, vas a casarte y no sé si llorar o estar feliz por ti.- Besó sus mejillas varias veces, repartiendo besos en toda su cara. -No te preocupes, me quité el labial para darte muchos besitos.-

-Mamá...- Llamó su atención y ella se apartó con los ojos llorosos.

-Perdón, perdón. Las bodas me ponen emocional.- Charles alzó una de sus cejas, mirándola ofendido.

-No lloraste en mi boda.- Le reclamó, luciendo traicionado y la mujer se encogió de hombros, limpiando las pequeñas lagrimitas en los ojos de Checo.

-Perdón, pero tú no saliste de mi vagina. No te mereces mis lágrimas.- Ambos chicos jadearon.

-¡Mamá!-

-¡Señora Marilú!

Dijeron ambos a la vez, mirando a la mujer con una visible mueca de perturbación en sus rostros. Ella carcajeó, despidiéndose de ambos antes de darle un beso en la frente a Checo y desearle buena suerte. El monegasco se retiró unos minutos después cuando su padre apareció, ofreciéndole su brazo para caminar juntos.

Le temblaron las piernas todo el camino al altar. Frente a él, la expresión de Max se congeló por unos segundos mientras miraba detalladamente su rostro. Sergio se sonrojó efusivamente y el Alfa arrugó sus cejas, para volver a su rostro de indiferencia usual. Miró al cura frente a ellos y luego a la persona a su lado, Checo tragó en seco cuando el hombre empezó a hablar.

Y fueron siete minutos, siete malditos minutos en los que el Alfa se mantuvo en silencio cuando tenía que dar el "Sí".

Los murmullos en la iglesia se hicieron mayores, el mexicano sintió un nudo formarse en su estómago y subir a su garganta cuando el Alfa no dijo nada. Miró de reojo a Charles, quien le devolvió la mirada afligida y asustada. Miró sus labios, incapaz de sostener su mirada por más tiempo. Agachó la cabeza, sintiendo su aroma dispararse por los nervios y sus ojos fueron al anillo de compromiso en su dedo, sintiendo ganas de comenzar a jugar con él.

-Sí.- Por fin dijo y Sergio sintió como el alma regresaba a su cuerpo. Dejó ir el aire que no sabía que estaba reteniendo y se giró a mirar al Alfa, pero este tenía la vista hacia el frente. -Acepto.-

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