IX

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Max Verstappen nunca había salido a comer con Sergio antes.

Ni cuando se comprometieron, menos cuando sus padres insistieron en que tuvieran citas para conocerse mejor antes del matrimonio. Después de que se casaron, sus salidas siempre se limitaban a eventos de la alta sociedad en los que solo tenían que interactuar unos momentos.

Sin embargo, a pesar de que es la primera vez que comparte con el Omega este tipo de actividades, Max siente que está resultando demasiado bien. Pensó que seria incómodo, pero él mexicano hizo ameno el camino hacía ese pequeño restaurante de comida mexicana en el que el neerlandés nunca pensó poner un pie en su vida.

No estaba acostumbrado a asistir a ese tipo de lugares, suponía que el Omega tampoco a pesar de que era comida tradicional de su país, así que le resultaba extraño que le ofreciera ir allí.

-Charles y yo descubrimos este lugar una vez que salimos a comprar un regalo para Carlos.- Sergio le contó, como si leyera sus pensamientos. -El dueño hace la mejor sopa de tortilla y la mejor birria de todo Mónaco. Créeme, te va a encantar.- Le dice emocionado. -Siempre quise traerte pero estabas ocupado o me decías que no así que.- Se encogió de hombros. como si el hecho de que su esposo no le hubiera estado prestando atención en todos sus años de matrimonio no fuera importante. -Supongo que solo quedaba esperar a que me dijeras que sí.- Sonrió. -No te arrepentirás de haber venido.- El ojiazul asintió, sintiéndose un poco culpable.

El restaurante era pequeño pero cálido. Checo había elegido una de las mesas en una de las esquinas del lugar para más privacidad y se había movido como un pez en el agua. Era obvio que no era la primera vez que iba allí, y Max no pensó mucho en ello, sintiéndose un poco raro al ver al Omega actuar tan seguro de sí mismo cuando él estaba acostumbrado a ver a uno que agacha la cabeza, jugaba con su anillo y esperaba que los demás decidan por él.

-¿Y cómo va el yoga?- Le preguntó, buscando establecer una conversación. Sergio arrugó las cejas, luciendo visiblemente afectado por sus palabras.

-Me duele todo.- Confesó con una mueca que hizo a Max apretar los labios para evitar sonreír. -Hemos aprendido posturas fáciles pero mi cuerpo no está acostumbrado al ejercicio y me canso rápido y después de un baño todo me duele.- Se quejó.

-En unas semanas el dolor desaparecerá, solo deja que tu cuerpo se acostumbre.- El Alfa aconsejó, más su esposo negó hacía él con una sonrisa.

-No creo durar una semana.- Murmuró divertido. Por alguna razón le era más fácil soportar el dolor emocional que el físico. -Charles dijo que sería bueno que comenzara a usar tiempo para mí, para no aburrirme y tener otras cosas en las que concentrarme, pero no me dijo que en menos de cinco clases el yoga acabaría conmigo.- El rubio rió.

-Entonces deberías intentar otra cosa si el yoga no es lo tuyo.- El Alfa dijo, luciendo divertido. -¿Qué tal la fotografía?- Le dijo y el castaño se sorprendió, mirándolo con ojos brillantes. -Si mal no recuerdo, solías decir que te gustaba mucho, ¿no? Puedes tomar clases en línea o asistir a algunas presenciales, tal vez hacer algún curso. Puedo darte dinero para que compres alguna cámara que te guste si quieres.-

-Nunca pensé que recordarías eso.- El mexicano le dijo sincero, jugando con los pétalos de las flores frente a ellos, acomodadas en un arreglo floral en el centro de la mesa. Emilian asintió, dándole la razón al Omega.

Era cierto la mayor parte del tiempo, no le prestaba atención a lo que Sergio quería o no. Pero cuando lo hacía, siempre recordaba lo que le gustaba al Omega.

-No soy tan ajeno a ti, ¿sabes?- El castaño sonrió.

-Supongo que no lo eres del todo, Maxie.- El aludido detectó cierto tono de burla en sus palabras. Frunció las cejas, uscando refutar al respecto cuando una figura interrumpió en el campo visual de ambos.

▍║Pusilánime║▍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora