XXV

11.3K 1.2K 257
                                    

-¿Estás así de aburrida?- Pregunta con una sonrisa. A unos pasos de él, su madre permanece sentada en el amplio sillón de su oficina, con toda su atención sumergida en el techo. No puede evitar dejar ir una risita cuando la escucha suspirar.

-¿Estás insinuando que no puedo visitarte?- Su madre le pregunta, con una ceja alzada en un gesto elegante. -Si te molesta que venga a verte a tu oficina, entonces no vengo más. Sé darme cuenta cuando mi presencia no es valorada.- Max rueda los ojos.

-Eres tan dramática.- Le dice y
su madre le hace mala cara. -No me molesta que vengas a verme, es solo que a tu edad deberías tener otras formas de entretenimiento que no sean acosar a tus hijos.- Ella jadea ofendida ante sus palabras y Max se apresura a decir. -¿Quieres un nieto?- Pregunta, y desde su lugar en el sillón, su madre lo mira con grandes ojos abiertos.

-¿Sergio está...?- Ella inicia mostrándose sorprendida ante la idea y él niega. -Entonces, ¿están pensando tenerlos?- Él asintió.

-Lo hablamos ayer.- Confesó con las mejillas un poco rosadas. -Tengo la idea en la cabeza desde mi último celo y anoche hablé de eso con Checo. Terminó mucho más emocionado que yo a pesar de que durante un embarazo, él es quien se llevará la peor parte.- Su madre asintió, entendiendo sus palabras.

-Entiendo todo pero, ¿por qué me dices eso? Es tu vida. Si quieres tener hijos con él, entonces tenlos.- La mujer le dice, luciendo tranquila ante sus ojos.

-Sólo quería hablarlo contigo, ¿sabes? Contártelo.- Se encogió de hombros, volviendo la mirada a los papeles en su escritorio. -Supongo que solo estoy un poco aterrado, quiero formar una familia con Checo pero me da miedo no estar preparado o no ser suficiente.- Su madre resopló.

-Nunca se está totalmente preparado para un hijo, mi cielo. Ni cuando llegan de sopresa, ni cuando los planificas. Es normal tener miedo, pero ya diste el primer paso, ¿no? Hablaste con tu pareja del asunto y ambos estuvieron de acuerdo. Eso es lo principal, el resto puedes aprenderlo en la marcha.- Max sonrió aliviado ante las palabras de su madre, sintiéndose tranquilo.

-Gracias, mamá. Necesitaba
mucho oír eso.- Ella asintió, regresando a mirar el techo de su oficina. Emilian apretó los labios, pensando cuáles serían sus próximas palabras, pero el sonido de una llamada entrante lo interrumpió. Observó el contacto que se mostraba en la pantalla, un "Kelly Kvyat" con letras blancas y uniformes. Frunció sus cejas, no esperaba una llamada de la hermana de su Omega.

-¿Kelly?- Inició algo dudoso, y todo lo que escuchó fue un suspiro de alivio al otro lado de la línea. Observó de reojo como su mamá se removía en el sillón.

-Hola, Max. ¿Cómo has estado?- La voz suave de su cuñada murmuró al otro lado y Max la escuchó sorber la nariz. Algo no estaba bien con la Omega.

-Bien, estoy bien. ¿Y tú?- Un silencio se apoderó de la línea antes de que ella respondiera con la voz algo estrangulada.

-No tan bien, la verdad.- Admitió con la voz llorosa. -Llegué hoy a Mónaco.- Le contó y el primer pensamiento del neerlandés fue de que su Omega se alegraría mucho de ver a su hermana. -Perdón si estoy interrumpiendo tu trabajo, pero quería pedirte que nos viéramos cuando tengas algo de tiempo libre, necesito tu ayuda con algo, pero nadie de mi familia puede enterarse de esto. Ni siquiera Checo.-

-¿No te estás quedando con tus padres?- Preguntó curioso y ella no tardó en responder.

-No.- Respondió. -Y no pueden saber que estoy en Mónaco tampoco. Necesito que mantengas el secreto.- Max suspiró.

-Hoy estoy un poco ocupado y quedé en salir a cenar con Checo, pero mañana podemos ir a almorzar juntos y hablamos. Envíame la dirección del hotel en el que te estás quedando, pasaré por ti.- Kelly suspira aliviada.

▍║Pusilánime║▍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora