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Desvié la mirada hacia el vaso de agua que Nolan me había traido antes de darle un largo sorbo, tratando de calmar el dolor que me martilleaba la cabeza.

Todo lo que me había contado sobre Nathaniel, Madeline, el Proyecto Mindwave... Era como si mi vida estuviera construida sobre un lecho de mentiras y manipulaciones, creando una red de engaños que me llevaron hasta aquí.

Me apoyé en la mesa, como si la verdad fuese una entidad tangible y no pudisese soportar su peso. Sabía que aún quedaba mucho por descubrir, pero ahora que conocía la verdad detrás de todas las muertes del pueblo, tenía que hacer algo. No podía quedarme de brazos cruzados.

Porque, si se habían salido con la suya hasta ahora, podrían seguir haciéndolo. Quién sabe, quizás Madeline y su equipo se habían instalado en otro psiquiátrico y estaban causando estragos en otro poblado.

—¿Por qué no vamos a la policía? —pregunté, alzando la mirada hacia Nolan—. Eres inocente, todos merecen saberlo.

—No es tan sencillo.

—¿Por qué no? Podríamos acabar con todo esto de una vez.

—Esto solo acaba de empezar, Jules.

La manera en que lo dijo hizo que todo mi vello se erizara, estremeciéndome.

—¿A qué te refieres? —pregunté, confusa.

Nolan apretó un poco los labios.

—Lo que te acabo de contar es solo la punta del iceberg —dijo con una seriedad que me heló—. Nathaniel y Madeline no son los únicos involucrados en todo esto. Hay más personas detrás de ellos, personas poderosas que harán lo que sea para proteger sus intereses.

Seguía sin entender qué tenía que ver la policía en todo esto. Nunca comprendí por qué desde el principio se había empeñado tanto en mantener a las autoridades al margen. Precisamente por eso había estado sospechando durante todo este tiempo de él.

A no ser que...

—Espera. Con personas poderosas, ¿te refieres al inspector Foster?

La mirada de Nolan indicó que había dado justo en el clavo, lo que me dejó aún más perpleja.

—Pero, ¿qué tendría que ver él con todo esto?

Nolan se quedó en silencio durante un par de segundos, hasta que reveló:

—Foster es el hermano de Nathaniel.

Sentí como si el suelo se abriera bajo mis pies. Inhalé una bocanada de aire abrupta y mis labios se entreabrieron sin poder controlarlo.

—¿El hermano de Nathaniel? —repetí en un susurro, como si al hacerlo pudiese procesarlo mejor. Pero no sirvió de nada, estaba igual o incluso más aturdida que antes.

—Todo está conectado de formas que ni siquiera puedes imaginar.

La sola idea de que el inspector Foster estuviera implicado de alguna manera en todo esto me resultaba totalmente desconcertante, pero que fuera el hermano de ese hombre que había cometido tantas atrocidades... Eso sí que no me lo hubiese imaginado jamás.

Porque, de ser así, sabría entonces desde el principio que los verdaderos responsables de esos crímenes estaban dentro de las paredes de ese psiquiátrico. Y, por supuesto, no me habría enviado allí para investigar a un inocente.

Durante los dos años que había trabajado con él, siempre lo había visto como un hombre dispuesto a sacrificar su trabajo por la justicia, aunque a veces fuera un poco áspero con los demás. Pero jamás pensé que apoyaría ese tipo de experimentos.

En la línea de fuego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora