Cita a tres

45 4 7
                                    

Antes, las reuniones se hacían en el piso de Ace y Zoro, y antes de eso, en el sótano que había en la casa del abuelo de Luffy. Desde la niñez, ese espacio entre trastos había quedado para ellos, se había desarrollado con ellos, pasaban ahí horas y horas sin que nadie les molestara. Era un recuerdo cálido para el grupo.

¿Porqué sentía que le asfixiaba?

Hacía muy poco que Zoro y Sanji habían oficializado su relación. En general, cuando se supo, sus amigos se lo tomaron con sorpresa, aparte de porque el rubio siempre fuese el más hetero de los heteros, más porque la relación entre ambos nunca había dejado de ser conflictiva.

–Lo de que los que se pelean se desean lo habéis llevado al límite –comentó Usopp en su momento.

Como fuera, conforme más se acostumbraban a la situación, más relajados estaban, más afines, o eso creyó el peliverde.

–¿Quién lo diría? –comentó de nuevo el narizotas en ese sótano, unos meses después–. Los dos seguís de una pieza.

–Por ahora –se quejaron, tanto Zoro como Sanji, a la vez.

–A lo mejor habéis durado porque no habéis cambiado ni un ápice –pinchó Nami.

–Yo sólo cambiaría por ti, mi dulce pelirroja –el rubio fue a ella en una pirueta y atravesó su espacio personal con una dramatización de caballero andante.

–Pues cambia y deja de hacer el payaso –le espetó el peliverde.

–¿Qué pasa, cabeza de musgo, tan inseguro eres que no quieres ni que converse con una bella dama?

–Por mí como si te vas con ella.

–¿Ah, sí?

–Sí.

–¿Ah, sí?

–Sí.

–A esto me refiero –siguió la joven–. No sé cómo seréis en la intimidad, pero si Luffy no os hubiese pillado os aseguro que ni nos hubiésemos enterado.

–Nami tiene razón –secundó el narizotas–. Ni un beso, ni un abrazo, ni una palabra de cariño y las mismas peleas. Si alguien de fuera se preguntara quien está saliendo con quién, antes dirían que Nami con Sanji.

–Ni en broma –le rompió ella el corazón al rubio.

–O Zoro con Luffy.

–¿Eeeeeh? –el aludido levantó la cabeza de la pizza que habían pedido–. ¡Yo no estoy saliendo con nadie! ¡A mí no me gusta nadie!

Siguió zampando, entre engullidas y atragantos y más engullidas, sin que se entendiera a cuento de qué venía tanta alteración. Más tarde comprenderían que, por esa época, había conocido a Law.

Pero ese último comentario de Usopp no solo afectó a Luffy, también a Sanji, el peliverde lo vio, de repente el rubio se metió en sí mismo, no miraba a nadie. Pensó que era cierto que, delante de los demás no se comportaban como pareja; Zoro había guardado las formas para no agobiarle, quizás se hubiese pasado.

–Eh, cocinero degenerado –colocó la mano firme en su hombro.

Sanji le frunció el ceño, mientras que los otros tres prestaban atención. Zoro aprovechó y le plantó un beso en los labios. Tras una corta pausa, en la que todos se quedaron a cuadros, separó su boca de la de su pareja.

–Satisfechos todos ya, ¿no? –se apartó del rubio y dio otro trago a su cerveza.

–Creo que no estaba preparado para eso –comentó Usopp. Luffy asintió con la boca llena.

RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora