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MARTIN

Aunque el día había comenzado con turbulencias, el desayuno había sido la peor parte y luego solo había hecho que mejorar. Bueno, si obvio el buñuelo que hicimos de primer pase de micros Paul y yo... ¿Cómo pretenden que yo hoy esté concentrado por dios? Juanjo está onfire, después de comer me dejó que cogiera una camiseta suya y todo.

- Ostras Juanjo, en serio, tienes el pelo rarísimo- dijo Alex tocándole el pelo al muchacho con el ceño fruncido

- Creo que Juanjo es mejor peluquero que Martin- dijo Paul entre risas desde el puf.

Después de la cena nos aburríamos bastante y habíamos decidido hacer una sesión de peluquería, supuestamente yo le hacía a Juanjo mi peinado y él a mí el suyo. Pero le puse una laca fijadora que es bastante pastosa y se le había quedado el pelo muy tieso, la verdad es que estaba bastante raro.

- ¿Tú de que te ríes Urrutia?- me dijo Juanjo con cara de pocos amigos.

Vi como iba hacía el toallero, cogía una toalla y me la lanzaba a la cara.

- O nos duchamos ya o vamos a terminar acostándonos a las tantas, y sabéis que llevo muy mal últimamente el no dormir. Las chicas ya están saliendo.

Justo en ese momento kiki, denna y suzete salían de las duchas. Parecía que habían decidido ducharse todos a la misma hora. Violeta, rus y bea estaban en las otras duchas de al lado. Y los chicos habían estado aseándose mientras Martin y Juanjo jugaban a ser peluqueros.

- Buaf que pereza- dije estirazándome en el sillón del taquillón de maquillaje.

- Venga chiquillo que tienes los pelos que parecen un cristo, no te fíes tu tampoco mucho del Juanjo- dijo Alex.

- Oye que te he escuchado listillo- dijo Juanjo mirándolo de reojo mientras entraba a las duchas.

Fui hacía mi armario para coger una camiseta y unos calzoncillos limpios, y de vuelta cogí la toalla de la cabeza y me dirigí para las duchas donde había entrado Juanjo. Cerré la puerta tras de mí y me quedé petrificado mirándolo de arriba a abajo, estaba en calzoncillos y justo en ese momento se estaba quitando la camiseta.

Verle el torso sin camiseta...no le había visto demasiadas veces así, y era algo que me estaba haciendo perder la razón. Mi cabeza me decía que fuera con cuidado , seguía siendo Juanjo el que estaba perdido detrás de las capas. Pero en mi cabeza solo estaba el deseo que sentí en el beso aquella misma mañana.

Juanjo notaría que le estaba haciendo un repaso ya que se giró en ese momento y me sonrió, una sonrisa pícara y socarrona que aun no le había visto al muchacho. Se dió la vuelta, cogió mis toallas y mi ropa para dejarlas a un lado y metió una mano por debajo de mi camiseta agarrándome de la cintura.

Ya está, a la mierda todo, estaba totalmente perdido. ¿Juanjo metiéndome mano? No iba a poder controlarme ni aunque quisiera, el maño estaba despertando a mí bestia interior .

Me empujó con cuidado hasta la puerta y se apoyó con la otra en la pared (justo lo q yo le había hecho a él), y sin darme tiempo a más nada nuestros labios se unieron, de nuevo sentí el deseo y la desesperación del beso de esta mañana en el baño. Nos faltaba el aire a ambos cuando nos separamos.

- Yo también sé jugar- me dijo al oído, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

- Ya lo veo- dije sonriendo- pero gana quien ríe último.

Juanjo ladeó un poco la cabeza mientras fruncía el ceño, como preguntando que a que me refería. Yo di un paso adelante, obligando a que Juanjo diera algún paso hacía atrás, y me quité la camiseta con agilidad. Vi como Juanjo era el que ahora se había quedado un poco paralizado. Sonreí de nuevo mientras desabrochaba la hebilla del pantalón y dejaba que cayeran al suelo, mientras aprovechaba para quitarme el reloj de la muñeca y dejarlo en un sitio que no se rompiera.

Me estaba poniendo bastante cachondo la situación, no puedo negarlo, y notaba como en mis calzoncillos empezaba a faltar un poco de espacio, cogí a Juanjo de la mano y tiré de él hacía dentro de una de las duchas, abrí el grifo y en nada comenzó a salir el agua templada. Agarré a Juanjo de la cintura y tiré de él para llevarlo bajo el chorro de agua y que no tuviera frio.

- Martin, los calzoncillos- dijo pasándose una mano por el pelo.

- ¿Te los quieres quitar?

la mano que tenía en su cintura la metí en los calzoncillos para agarrarle una nalga, mientras mis labios comenzaron a recorrer su cuello desde la clavícula hasta llegar a sus labios.

Pero en ese momento fue justo cuando me di cuenta que algo no iba bien. Juanjo estaba totalmente paralizado, muy recto, recto como un palo. Sus manos ya no me acariciaban, y mantenía el mentón alto con los ojos cerrados y apretados.

Me aparté rápidamente de él, dándole espacio, pasaron al menos 2 min hasta que Juanjo se dio cuenta de donde estaba y lo que estaba pasando.

JUANJO

De pronto al abrir los ojos me encontré a Martin pegado a la puerta de cristal de la ducha, agarrándose las manos y mirándome con cara de preocupación. Lo último que recordaba era sentir un escalofrío con el contacto de los labios del vasco en mi cuello mientras me agarraba la nalga.

No recuerdo nada más, me bloqueé, de pronto me entró el pánico, nunca había estado con un chico, no había tenido relaciones íntimas con ningún chico en mi vida. ¿estaba seguro de poder cruzar esta línea? ¿y si lo hacía fatal? ¿y si le decepcionaba? La culpa era mía, solo y únicamente mía, le había provocado, le había metido mano, le había dado pie a que esto sucediera.

Martin estaba temblando de frío, como un perrillo abandonado en medio de una carretera en una tarde lluviosa de frío invierno. Alargué mi brazo, lo agarré y tiré de él para que se metiera debajo del agua caliente que caía de la ducha. Lo abracé, lo abracé para que desapareciera su cara de preocupación.

- Lo...lo siento Juanjo, quizás fui demasiado lejos...perdona si te hice sentir mal.

Me separé un momento de Martin para poder mirarle a los ojos. Seguía con esa expresión de culpabilidad, tristeza y preocupación. Y él no había hecho nada malo. No pasaba nada, era más de mi problema de inseguridad.

- Oye qué cojones? El que te tiene que pedir perdón soy yo- dije un poco avergonzado- me he venido arriba y luego me ha entrado el pánico.

- ¿y si ninguno de los dos nos pedimos perdón y lo dejamos en empate? -dijo el vasco haciendo una mueca- No pensé en cómo te ibas a sentir.

A Martin se le escaparon los ojos por un segundo a mis labios antes de volver a mirarme. Reconocía esa expresión porque yo la había tenido hace un momento, estaba asustado, no sabía si volver a dejarse llevar o no. Esto iba a ser más complicado de lo que creía. Le di un beso corto y tierno en los labios y volví a abrazarlo con fuerza.

- No quiero confundirte ni hacerte sentir mal Martin. Soy demasiado complicado

- Quedamos esta mañana en que no iba a irme a ninguna parte y que irías a tu ritmo. Te conozco, sé como eres, no me pilla de nuevas.

Martin se separó sonriendo, volvía a ser él, o eso me parecía. Agarró la puerta de la ducha para salir de allí, pero antes se giró para mirarme una vez más.

- Me doy una ducha rápida y salgo, tómate tu tiempo.

Miré hacia abajo y vi los calzoncillos empapados aún puestos. Será cabrito este chico. Si no fuera por el Gay pánic que me dio habría sido la experiencia más loca que habría vivido hasta el momento.

Escuché como la puerta de la ducha se abría y se cerraba. Martín ya habría terminado y habría salido fuera para que los demás no sospecharan. ¿En qué momento me había enganchado a aquel chico que se portaba tan bien conmigo?

Tras ducharme recogí las cosas para sacarlas fuera y vi que Martín se había dejado allí el reloj. El muchacho estaba fuera en calzoncillos y camiseta con la toalla en la cabeza imitando a kiki delante de ella misma, Suzete, Alex y dena. Cuando pasé por su lado le dejé el reloj en su hombro sin pararme y fui directo a mi armario a dejar mis cosas. 

El destino, tras las cámaras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora