9.

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El frío no hace ruido, pero en aquel baño helado, Hyunjin pudo sentir un extraño sonido, aunque no sabría describirlo. El frío no hace ruido, pero sentía la nariz fría, las manos heladas y el cuerpo se le enfría poco a poco por la ropa mojada, entonces no hace ruidos, pero algo hace.

—todavía eres joven—atinó a decir.

Felix lo miró con esos bonitos ojos marrones, hizo un pucherito—cumpliré la mayoría de edad, Hyunjin, es la edad perfecta ¿No quieres?

—no es que no quiera—él respondió de manera sensata—pero eres un príncipe y yo solo soy un guardia ¿Está realmente bien? No quiero lastimarte.

El rubiecito se hundió en el agua de mala gana, pero acabó por incorporarse de nuevo y le miró con tristeza—a nadie le importa que seas un guardia, no me casaré con el hijo de nadie más, te amo solo a ti y quiero estar solo contigo ¿No es suficiente? La opinión del rey ni siquiera importa.

—lo dices como si fuera tan fácil—admitió Hyunjin, se acomodó nuevamente junto a la tina y deslizó su mano por el agua fría, tomó la mano más pequeña de su príncipe y se la llevó a la boca para dejarle un suave beso—no me importa salir herido, pero no quiero que amarme pueda ser una dificultad para ti, mi mayor deseo es estar contigo y nunca podría tener un hijo que no fuera tuyo.

—¿Te hará sentir más cómodo si lo hablo con mi padre?—se rindió el príncipe.

—sí—lamentó Hyunjin.

No dejó de pensar en las palabras de Felix, por supuesto que quería dejar su semilla en el príncipe y ver día a día como su tierno vientre crecía para darle vida a su hijo.

Pero conocía su lugar y conocía el lugar de su príncipe.

Necesitaba ser más que un simple guardia, pero no podía ser más que un guardia.

Hyunjin estuvo inmerso en su pensamientos por los siguientes días, acompañaba a Felix como habitualmente lo hacía y temía que su confesión y la declaración hubieran quedado enterradas por su indecisión.

Pero Felix continuaba siendo el mismo, corriendo hacia él, mirándolo con esos bonitos marrones llenos de dulzura, tocándole suavemente los dedos cuando estaban lo suficiente cerca que ni siquiera podían soportar no mantener contacto físico.

—bien, hoy finalmente lo haré—determinó cuando entraron al patio en dónde los dragones descansaban.

—no te presiones demasiado—le pidió el príncipe mientras iba a revisar los bebederos.

—no me presiono—aseguró Hyunjin cuando se encontró con Daewi.

El dragón le miró a los ojos y en ese momento supo que hubo algo distinto en él, pero no lo entendió.

Felix se acercó a él y le tomó de la mano, llamando su atención—buena suerte, Hyunjin—dijo luego de ponerse de puntillas para dejarle un beso en la mejilla.

Tal vez Daewi lo sintió, los dragones eran especiales y mágicos.

Quizás él vio el vínculo que su adorado príncipe y el persistente guardia habían desarrollado en los últimos días o quizás en los últimos años, tal vez desde el momento en que se conocieron.

De cualquier manera, Daewi lo dejó montarlo ese día, Hyunjin hizo lo mismo de siempre; su ritual de acercamiento y de pronto empezó a treparlo, esperaba que el dragón lo tirará con violencia, pero no lo hizo.

Hyunjin se subió hasta su lomo y tragó saliva cuando el dragón empezó a caminar alrededor para tomar vuelo.

No podía creerlo.

Can't catch me now hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora