Enamorado Tuyo ♡ MINSUNG

031

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No recordaba la última vez que había tenido una sección de cariños tan íntima con Minho.

Caricias iban y besos venían.

La forma en que sus cuerpos se daban el calor que necesitaban sin siquiera preguntar en donde tocar porque cualquier lugar era correcto y se sentía bien.

El como sus mentes se nublaban y ya no existía nada más en el mundo salvo ellos dos encontrandose con sectores descubiertos de sus pieles, de sus latidos acelerados que incluso se podían sentir en la corriente sanguínea de sus cuellos, brazos y pechos.

Sin embargo, Lee seguía herido y cuando una horrible punzada se dió en su abdomen cayó rendido al lado de su amante.

— ¿Cariño, estás bien? -Jisung se sentó para poder apreciar bien el gesto adolorido del mayor. Puso una mano en su brazo, preocupado-

— Si, si solo... -Cerró los ojos concentrándose en su dolor- Solo fue una punzada. Voy a estar bien.

— ¿Llamo a alguien?

— No hace falta, ya pasó.

El pelirojo negó mientras acariciaba la zona de su cirugía, no se había dado cuenta la forma en que su novio lo miraba con algo de miedo. Sintió la necesidad de sonreírle para tranquilizarlo.

Terminó tirando del brazo del castaño para obligarlo a abrazarse a su cuerpo, lo envolvió por los hombros y besó su frente con cariño.

— Perdón...

— ¿Por qué pides perdón, hyung? -Alzo un poco la vista para ver como el mayor tenía la mirada perdida en el techo y una sonrisa apenada-

— No lo sé, estabamos tan bien... Si no fuera porque me operaron quién sabe...

— No importa, tendremos tiempo cuando te recuperes... El sexo no lo es todo, ninfomano.

— ¡Hey! No soy ningún ninfomano, si lo fuera no estaría contigo.

— ¿Qué quieres decir?

Aquellas palabras de Minho habían sonado terribles en su cabeza que tendía a sobre pensar absolutamente todo.

Pero es que no tenía sentido, osea, si el mayor quisiera solo sexo estaría con cualquier otra persona, eso lo entendía. La parte que le hacía daño era saber que quizas se estaba aguantando tantas cosas de él con la esperanza de que algún día pase eso... 

— No pongas esa carita -El tono de voz  de Lee fue mucho más dulce que siempre, incluso tomó el mentón de su novio y le dejó un tierno beso en ese puchero- Sabes que te quiero, no me importa esperarte.

— Pero tu quieres...

— Yo quiero cuanto tú quieras.

Y entonces la culpa lo invadió.

¿Cómo pudo pensar algo tan feo de la persona que lo amaba como si su alma dependiera de ello? Y quién más encima, se lo demostraba día a día con todas laa formas humanas posibles.