[2]
Humildad" Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes."
1 Pedro 5:5
Hadasa.
Me considero una persona afortunada por el hecho de tener un hogar, estable además, ambos padres, con un maravilloso matrimonio, más sin embargo por tener la dicha que que Cristo se haya fijado en mi. Aún cuando no merezco su gracia y misericordia, me aceptó desde el vientre de mi madre y me formó para su propósito eterno.
Maravilloso ¿No?
Que aún cuando lo crusificamos y lo acusamos de falso y mentiroso, nos acepta a todos con brazos de amor y bondad. Nos ama infinitamente y cuida de nosotros.
Cómo lo amo.
Hoy, sábado, tengo reunión de célula. Las células, son reuniones semanales que se hacen en un hogar que este dispuesto a abrirle las puertas de su casa al Señor. Soy lider de célula. Y tengo una de adultos mayores. Cinco abuelitos a los cuales les tengo mucho cariño y pareciera que tuviera cinco abuelos. Los visito semanalmente. En la casa de Margaret, los demás son vecinos cercanos. Una pareja, José y Lilith. Y dos ancianitas más que son vecinas, Juana y Claudia. Claudia aún ora por su esposo, quien no ha querido darle su corazón a Dios, pero ella sigue firme. Margaret es vuida y Juana divorciada desde hace más de diez años.
—Buenas tardes—digo al entrar en la casa de Margaret y conseguirlos a todos en la sala—¿Cómo están?
—Buenas tardes—responden formando un eco.
—Bien hija—responde Juana.
Están situados en círculos, igual que todas las semanas. Tomo asiento en la silla predispuesta para mí, cerrando que círculo que ya habían creado.
—¿Que tal si comenzamos orando y dando gracias?
—Yo quisiera orar—se ofrece José con algo de temor. Es la primera vez que lo hace. Su esposa se aprieta el hombro en señal de apoyo.
—Me parece maravilloso —lo aliento.
José hace una pequeña, pero poderosa oración. La reunión termina y me quedo un rato más hablando con mis abuelos adoptivos mientras tomamos el chocolate más rico, delicioso, exquisito que he probado en la vida. Hecho por Margaret.
Llego a casa y voy a la cocina, dónde se encuentran mis padres. Mamá cocinando y papá en la laptop, seguramente trabajando.
—Hola —digo la entrar
—Hola, cariño—responde mamá. Papá está muy concentrado en lo que hace. Seguramente ni siquiera se ha dado cuenta que he llegado.—¿Cómo te fue?
—Maravilloso, José se ofreció para orar —le cuento.
Papá aún no se ha dado cuenta de mi presencia.
—Eso es grandioso hija,—adula mamá—que bendición.
—Si, lo es.
ESTÁS LEYENDO
RADIANTES
DuchoweS. Juan 1:9-12 RVR1960 [9] Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. [10] En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. [11] A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. [12] Mas a to...