07. VIVIENDO EN EL DOLOR

11 1 0
                                    


Al despertar, por una extraña razón siento un fuerte ardor en mis ojos. Y mis nudillos duelen.

Esa extraña razón supongo que fue mi padre, no entiendo por qué él tenía que venir en este momento, mi vida nunca estuvo bien, pero al menos estaba mejor antes de que él viniese.

—May—una voz dulce dice mi nombre tras la puerta.

—¿Qué pasa Tito?—pregunto con la voz quebrada.

—¿Vas a ir al colegio?

—No, Tito, hoy es sábado.

Escucho como él suspira.

—Al menos, déjame entrar—suplica.

Admito que Tito es muy maduro para su edad y estoy consciente de que él no tiene que sufrir por lo sucedido, ya que nada de esto es su culpa.

Me incorporo dirigiéndome a abrir la puerta para no solo encontrarme con Tito, sino también con Liam. Lo miro poco interesada con sus excusas.

—Maya, hablemos...—pide.

—No—trato de cerrar la puerta, pero Tito la detiene.

—Hermana, debes aprender a perdonar—Tito hace un puchero—Si David perdonó a Saúl aún cuando Saúl quería matarle, ¿por qué no puedes perdonar a tu hermano que está clamando por tu perdón?

Escuchar a Tito hablar de esa forma me deja algo atónita. Nunca lo había escuchado hablar así, es extraño.

—¿Quién eres y qué hiciste con mi hermanito?—enarco una ceja.

—Tito tiene razón—dice Liam.

—Agendaste una cita con la psicóloga, llévame, pero no hablaré contigo por ahora—le sugiero cerrando la puerta con furia.

—Al menos lo intenté—escucho decir a Tito para luego escuchar sus pasos alejarse.

Me analizo en el espejo percatándome de lo rojos que se han tornado mis ojos y lo hinchada que está mi cara debido a todo lo que lloré sin haber podido dormir.

Oh, Valeria, te necesito tanto...

Luego de ducharme me visto con una ropa bastante cómoda. Suéter grande, pantalones de algodón, no quiero esforzarme mucho para vestirme hoy.

Bajo las escaleras para encontrarme con mis hermanos y mi madre que yacían desayunando panqueques.

—Buenos días, mi amor, ¿por qué no vas al colegio?—pregunta.

¿Que nadie sabe que hoy es Sábado?

—Es sábado y tengo cita con la psicóloga—informo.

—Muy bien, cuídate—se despide mientras toma su taza de café.

Mi hermano mayor sale yendo al carro para esperarme en él, pero como sé que posiblemente vayamos a discutir por lo de ayer, decido llevar a un pequeño y pacífico chico que come sus panqueques con mucha necesidad.

—Tito, ¿quieres venir con nosotros?

Tito me mira con mucha ilusión, creyendo que lo que digo es mentira.

—Por supuesto—sus ojos brillan.

Tito ama ayudar a los demás y ama cuidarlos. Sé que Tito apenas tiene unos diez años, pero es más maduro que cualquiera de nosotros.

Él y yo vamos hacia el auto. Yo me siento en el asiento del copiloto y Tito en el de atrás mientras Liam pone el auto en marcha.

—Trajiste a Tito...

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora