MATEO
Una fuerte música proveniente de mi casa me despierta. Los domingos mis padres tienen la costumbre de hacer eso. Yo lo acepto, pero pobre de Maya y su familia, lo que deben de sufrir...
El hermano de Maya, Liam, nos recomendó una buena iglesia para asistir, la del pastor Josué. No queda muy lejos de aquí, así que me incorporo de la cama y, primero que nada, doy gracias a Dios.
He estado orando mucho por Maya. Dios quiere hacer algo grande con ella sin importar cuánto se rehúse, y sé que Dios me usará como instrumento para ganar su alma.
Me visto con mis mejores ropas, porque si voy a la casa de Dios, debo verme bien para habitar en su presencia.
Al bajar a la sala, mi madre está preparando el desayuno.
—¿Chocolate caliente? —pregunto.
Cabe destacar que en Canadá hace muchísimo frío.
—Sí —me da una ojeada mi madre.
—Mi piace —tomo asiento en el comedor junto a mi padre.
—Lo so —responde mi madre.
La música sigue reproduciéndose, creando una maravillosa atmósfera por la casa.
—¡Buongiorno! —saluda mi padre.
—Ciao —saludo de vuelta.
Nos hemos mudado a Canadá por temas de trabajo de mi padre. Él trabaja en una empresa que tuvo que mudarse a Canadá y no me desagrada mucho la idea, aunque extraño un poco mi país.
Mamá llega a donde estamos nosotros con tazas de chocolate.
—Buon appetito —deja el chocolate en la mesa.
—Grazie —decimos a una sola voz mi padre y yo.
—Mateo... —inicia mi madre.
—¿Sí?
—¿Te llevas bien con Maya? —pregunta.
—Io non lo so.
—¿Cómo que no lo sabes?
—Es que, a veces siento que le caigo bien y a veces no, ¿capisci?
—Sí, entiendo...
—È così confuso —susurro.
—Ora mucho por ella —sugiere mi padre.
—Estoy en eso.
—Bravo ragazzo —alborota mi cabello.
Minutos después de acabar de desayunar, nos dirigimos al auto para ir a la iglesia.
Al salir, en el patio delantero me topo con una radiante sonrisa que Maya le dedica a su hermanito Tito. Liam me había contado un poco sobre todo el lío de Maya, sobre sus problemas alimenticios y su padre.
Qué triste debió ser que él la dejara solo porque no quería una chica y culpaba a Maya por la muerte de Valeria, así que eso le dio motivos para dejarla.
Los ojos verdes de Maya conectan con los míos.
—Buongiorno —saludo, ganándome una mueca de su parte.
Bien, lo intenté.
Realmente entiendo por qué no quiere tener amigos, creo que le da miedo perderlos, así que por eso intento hacerle ver que podemos ser amigos sin que nadie salga lastimado.
Subo al auto mientras mi padre lo pone en marcha y nos dirigimos a la iglesia.
¿Alguna vez Maya pudo disfrutar de un tiempo con Dios? Valeria, su mejor amiga, era cristiana. Liam dice que siempre iban a la iglesia juntas y que, después de su muerte, perdió contacto con toda la familia de Valeria.
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EN OTRA VIDA
SpiritualeMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...