Hoy mi hermano me ha obligado a venir a una psicóloga, que estresante es esto. Me hizó faltar al colegio solo para esto.
No me agrada la idea de faltar a clases simplemente porqué mi hermano quiere que yo vaya al psicólogo. Mis calificaciones siempre han sido perfectas, el hecho de ver una "A" en asistencia me provoca ansiedad, no puedo, simplemente no. Pero aquí estamos, hablando con la secretaria que nos va a dirigir con la psicóloga. Me conforta saber que es una mujer.
La secretaria nos conlleva por un largo pasillo blanco. Ver tanto el blanco me causa miedo, es cómo si estuviese en una Manicomio. Una frase adorna una de las blancas paredes; "Para correr, debes aprender a caminar". La frase me llama mucho la atención, tiene colores vibrantes e iluminosos. Prontamente llegamos a una habitación de la cuál sale una mujer. La secretaria se marcha.
—Maya y Liam Smith ¿cierto?—una mujer alta, de ojo claros y cabello castaño llama a nuestros nombres, supongo que es la psicóloga por la tarjeta en su bata.
—Los mismos, Psicóloga Jiménez—sonrie mi hermano.
La psicóloga Jiménez y mi hermano empiezan a hablar de algo que no presto atención porqué estoy muy enfocada viendo algunos rectratos que adorna la pared. Me pregunto si eso está permitido, aunque da igual, son lindos. Me dirijo a las sillas afuera de la oficina, cada una de ellas con algo especial, cojines de distintos colores, las paredes blancas, el sol dando de lleno en los rectratos, siento que esté lugar tiene algo que lo hace especial.
—Puedes pasar Maya Smith—sugiere Jiménez.
Yo miro a mi hermano con cara de que no estoy dispuesta a ir allá y hablar con una complecta extraña. Y tomo asiento en una de las sillas.
—¿Nos da un momento?—le pide a la psicóloga.
—Si, claro—ella se entra a su oficina.
—Por favor, Maya—se arrodilla Liam para estar a mi altura.
—No—digo secamente.
—Te prometo que si no quieres la primera vez, no tendrás que volver a hacerlo.
Eso me hace considerarlos unos momentos. Es verdad que quiero hablar con alguién que no sea mi familiar para desahogarme, por otro lado, si quiero estudiar psicología, debo experimentar esté trabajo, así que, respiro ondo y asiento.
—Esta bien, lo hare.
Mi hermano se levanta y chocamos los cinco.
—¡Esa es mi nena!—rie.
Antes de abrir la puerta de esa habitación volteo a ver a mi hermano sentado.
—Prometeme que para cuando salga estarás aquí—pido.
—Lo prometo.
—¿Pinky promise?
—Pinky promise.
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EN OTRA VIDA
SpiritualMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...