MATEO
—Mateo, Liam... —pronuncia Maya con una voz débil.
Liam y yo nos acercamos a Maya y ella cae en mis brazos. Me empiezo a preocupar demasiado, pero trato de guardar la calma. Verla tan débil me provoca nervios.
Logro sostenerla con ayuda de Liam, el cual está muy alterado, y la llevamos al auto.
—Vamos al médico —se apresura a decir.
—Buena idea.
—Hay uno cerca de aquí —dice, poniendo el GPS—. Aguarda, Maya.
—¿Seguro que puedes condu...? —intento preguntarle, obteniendo un fuerte acelerón de su parte—. Sí, sí que puedes.
Liam va a la mayor velocidad posible. Me asusta que la policía nos detenga, pero gracias a Dios no sucedió.
Voy atrás con Maya acostada en mis piernas mientras la agarro fuertemente. Internamente estoy orando por ella, para que, sea cual sea la causa de su desmayo, no vuelva a aparecer.
En unos minutos hemos llegado al hospital. Unos doctores llevan a Maya a una habitación en una camilla. Liam trata de decirle a Maya que estará bien, pero sé lo asustado que está. Una vez mi madre se enfermó de esta forma, también se desmayó; por suerte no fue nada muy grave, pero el terror que sentí no quería volver a sentirlo nunca más.
Con Liam nos sentamos en la sala de espera viendo cómo sus pies y manos tiemblan.
—Oremos —sugiero. Ambos cerramos los ojos y, como él está muy nervioso como para dirigir la oración, lo hago yo.
—Padre, Dios. Mira a Maya, por favor, no la desampares. Cuídala y que sea lo que tenga se esfume, ayúdala a seguir y manifiéstate en su vida. Ella te necesita más que nunca, así que por favor, haz tu voluntad en ella y no la dejes. En el nombre de Jesús, amén...
—Gracias —me sonríe Liam y yo solo asiento.
Admito que hoy me agradó bastante Maya. Bueno, siempre me agrada, pero hoy fue algo increíble. Cuando ella dijo que no le desagrado por completo, enarqué una sonrisa que traté de esconder. Ella me agrada, se podría decir que hasta me gusta. Maya es una buena chica, solo necesita alguien que le dé un pequeño empujón y yo no pienso rendirme con ella, no ahora, porque sé que ella saldrá ilesa de aquí.
Poco después el doctor se dirige hacia nosotros.
—¿Familiares de Maya Smith? —llama el doctor. Liam y yo nos levantamos.
—¿Qué le pasa doctor? —pregunta Liam.
—Ella estará bien, fue un desmayo por deshidratación y no alimentarse —informa—. ¿Ella ha comido hoy?
—Sí, pues, sí —confirma Liam, algo confuso.
Pero yo realmente no lo creo, no quiso helado y cuando desayunamos no dejaba de limpiarse con las servilletas y luego fue al baño. ¿No es algo confuso?
—Liam, ella no comía si no tenía muchas servilletas, luego fue al baño y no comió nada más...
—No puede ser —Liam alborota su cabello.
—¿Qué sucede? —se interesa el doctor.
—Tiene algunos trastornos alimenticios los cuales están siendo tratados —informa Liam.
—Aún no tiene anemia, tiene mucha suerte. Pero le estamos poniendo unos sueros alimenticios.
—¿Y podemos ir a verla? —me angustio.
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EN OTRA VIDA
SpiritualMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...