MATEO
—Aléjate, puedo matarte —sus ojos se cristalizan.
Sé muy bien a qué se refiere, sé que se refiere a Valeria y sé que está aterrada, al igual que yo. Dirijo mi mirada a Liam y le hago seña de que se vaya; él lo capta al instante y hace caso.
Analizo el retrato que tengo en mis manos, el que acaba de regalarme Maya, y wow, pensó en cada detalle. Me aterra dejarla; no me aterra morir, me provoca miedo dejarla a ella y a mis seres queridos.
—Maya... —inicio—, no es tu culpa.
—No quiero perderte a ti también —solloza, pero sin soltar ni una sola lágrima.
Se hace la fuerte. Ella se acerca a mí y yo me alejo; creo que a ambos nos aterra algo, a mí lastimarla más y a ella perderme...
Trago grueso y voy a abrazarla, colocando su cabeza justo en mi corazón que late desenfrenadamente. Aun en estas circunstancias... me encuentro enamorado.
—Estaremos bien —trato de calmarla.
—Si supieras las veces que escuché eso —finalmente llora— y al final nada nunca estuvo bien.
Escucharla llorar me rompe el corazón y no puedo evitar hacerlo yo también. De pronto estábamos ambos llorando; no lloro porque tengo leucemia, lloro por la forma en que le afecta a ella...
—Aún no es muy grave —miento. Estoy en la última face.
—Ah, ¿no?
—No.
Quiero omitir el tema de que tomaré la quimioterapia cuanto antes. Mañana.
—Algún día me gustaría visitar Italia —me confiesa alzando su vista. Sus ojos se han tornado rojos al igual que su cara y su cabello. Me percato de que sus pecas son como estrellas en su rostro y no puedo evitar verla enamorado y decírselo.
—Le stelle più sono sul tuo viso.
—¿Qué dices?
—Que después de todo esto iré contigo a Italia.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo —vuelve a abrazarme aferrándose a mí, pero en el fondo sé que esto le duele.
Señor, no hagas que ella sufra más.
Maya se aparta y ambos nos sentamos en el pasto. Tomo el retrato y vuelvo a analizarlo.
—Pensaste en todo.
—¿Te gusta?
—Sí, me encantas —suelto y ella enarca una ceja—. Digo, el retrato, me encanta el retrato con 'a' al final.
Ella suelta una carcajada.
—Tú también me encantas —confiesa. Yo la observo mientras su rostro se torna rojo.
—¿Aunque quede pelón? —vacilo.
—Aunque quedes... —ella se detiene—. Espera, ¿qué? —suelta una carcajada.
Pero realmente no bromeaba, aunque le hice ver como que sí. El cabello se me iba a caer.
Sigue nevando y a nosotros no nos importa; estamos sentados disfrutando del momento. Solo ella y yo.
—¿Y el colegio?—pregunta.
—Dejaré de asistir, solo por un tiempo...
Debo cuidarme, no puedo hacer nada que ponga em riesgo mi salud más de lo que está, por lo que debo ir a quimioterapia. Mañana Liam me va a acompañar; supongo que será divertido y aterrador.
ESTÁS LEYENDO
EN OTRA VIDA
DuchoweMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...