Un fuerte estruendo proveniente de la cocina me hace despertar; voces inaudibles discuten, y la voz entrecortada de Tito llama mi nombre. Rápidamente reacciono y salgo de la habitación. Bajo a la cocina y me encuentro con toda una escena.Papá gritándole a mamá mientras sus ojos se cristalizan. Tito cubriéndose los oídos mientras llora. Yo toco a Tito, quien se espanta.
-Ve a mi habitación y escucha música con mis audífonos -ordeno, y él me obedece.
Me acerco a mi padre, que sigue gritándole a mi madre, pero cuando se percata de mi presencia, se detiene para observarme. Sus ojos están rojos y tiene furia en ellos.
-Amor, sube -me ordena mi madre, pero yo hago caso omiso.
-¿Qué haces aquí? -le pregunto a mi padre.
-Vine a matar, como tú mataste a Valeria -me echa en cara.
-¡Yo no la maté!-le espeto.-No es mi culpa que la hayan confundido conmigo.
-¡Tú debiste morir!-me grita.
Mis ojos se cristalizan, pero me mantengo firme y respiro profundo. Sus palabras son como cuchillos a mi alma.
-¡No le digas eso a la niña! -le grita mi madre.
-¡Cállate! -le grita de vuelta mi padre.
-¡Lárgate! -espeta mi madre.
Tantos gritos hacen que en mi garganta se cree un gran nudo, pero soy fuerte por Tito, porque él me necesita más que nadie.
-Papá... -pronuncio.
-Yo no soy tu padre -espeta.
Eso me deja anonadada y ni siquiera puedo sacar palabras. Finalmente, de mis ojos brotan lágrimas, pero él ni siquiera se inmuta o suaviza sus palabras.
-¡Te odio! -me grita.
Mis manos empiezan a temblar y mi voz se quiebra. Mi madre está a punto de decir algo, pero yo hablo antes.
-Y si me odias, ¿qué haces aquí? -le pregunto.
-Solo vine para recordártelo -tambalea riéndose.
Mi pecho duele como nunca antes me había dolido.
-Tito está arriba, asustado; solo vete -le pido amablemente.
-¿Tú me vas a decir qué hacer a mí?
-Oye, vete -le ordena mi madre.
-No, tú cállate; yo no soy padre de una asesina -espeta.
En ese momento, yo sentí la necesidad de hablar y contarle todo.
-Esa noche, Valeria estaba conmigo y estaba abrigada de pies a cabeza; ambas lo estábamos...
-No quiero oírte.
-¡:inieron unos hombres armados; estábamos saliendo de la escuela y pensaban que ella era tu hija! -le grito-, así que le dispararon y yo lo vi todo. ¿Quién es el culpable ahora?
Mi padre y mi madre se quedan en silencio, observándome, y en ese momento mi padre sale de casa sin decir una sola palabra.
Yo me siento tan aliviada al ya no sentir su presencia en la casa... Mamá me observa con los ojos cristalizados y viene a abrazarme mientras caigo al suelo.
-¿Por qué no me dijiste eso? -pregunta.
-No me iban a creer.
-Pero, mi amor, yo siempre te creería -limpia mis lágrimas.
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EN OTRA VIDA
EspiritualMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...