MATEO
Son las tres de la madrugada y no he podido pegar ni un solo ojo; es estresante. He sentido todo mi cuerpo bastante débil aunque no sé por qué sucede esto. Por un lado, lo que pasa es que me preocupa Maya; no ha estado nada bien, aunque lo intente ocultar, sé que está sufriendo.
En clase de arte, estuve componiendo una melodía pensando en ella, pero de forma linda. También estuve realizando algún plan para poder pasar más tiempo con ella. Aunque ahora nos llevamos mejor que antes, porque antes ni siquiera nos llevábamos bien.
Me incorporo de la cama y me dirijo a la ventana. Con el foco de mi celular empiezo a alumbrar la ventana de Maya. Rápidamente, Maya reacciona a la luz y, bostezando, abre la ventana.
-¿Qué? -pregunta, parece exhausta.
Recuerdo que Liam me había dado su número telefónico hace unos días, así que, por primera vez, decido escribirle. Le hago una seña para que vea su celular.
MATEO: ABRÍGATE Y SALGAMOS.
Maya alza su vista y me mira confundida.
MAYA: PRIMERAMENTE, BUENAS NOCHES.
MATEO: BUENAS NOCHES, MAYA. ABRÍGATE Y SALGAMOS.
MAYA: ¿A DÓNDE?
MATEO: CONFÍA EN MÍ.
Maya alza la vista y asiente, cerrando la ventana. Yo busco unos cuantos chalecos y unos tenis, me los pongo y tomo mi guitarra y mi Biblia conmigo, también algo de comer.
Planeo llevar a Maya al parque más cercano, quizás sentarnos en el pasto y enseñarle sobre Dios. Simplemente, el hablarle de Dios era algo que me salía del corazón y sentía que ese era el propósito de Dios; Él quería usarme como instrumento y yo me dejaré usar.
Salgo de la casa en puntillas tratando de no hacer nada de ruido para encontrarme con Maya afuera de su casa. Maya sale y realmente luce hermosa; su cabello rojo cae por sus hombros perfectamente, su cara está un poco rojiza aunque esté bastante abrigada, simplemente es hermosa y me gusta su pijama de mariposas.
-¿Y bien? -me observa.
-Sígueme -le ordeno y ella obedece.
-Oh, traes tu Biblia -baja la mirada a mi Biblia.
-Sí, y aperitivos.
-Genial.
Seguimos caminando bajo la luz de la luna con el abrazador viento pegándonos en la cara.
Mientras caminamos, siento mucha fatiga y mi corazón latir rápidamente. Agradezco a Dios que en ese momento encuentro una banca para sentarme, y así lo hago.
-¿Estás bien? -se preocupa Maya.
-Sí, solo algo cansado -trato de calmarla. Mañana voy al médico y no quiero preocuparla, pero también me asusta lo que me puedan decir.
Me incorporo y Maya me toma de la mano. Yo me detengo y ambos sonreímos. Sus ojos verdes se tornan más claros y sus pupilas se dilatan un poco.
Seguimos caminando y rápidamente llegamos al parque. Las luces siguen encendidas y, por ser tan tarde, agradezco que no haya nadie. Aún tomado de la mano de Maya, la dirijo al pasto ignorando su cara de confusión.
Ambos nos sentamos en el pasto. Maya enarca una ceja mientras yo saco la guitarra y la observo.
En ese momento, siento mariposas aletear en mi estómago y no quiero que se calmen; quiero que sigan aleteando. Esto sucede cada vez que la veo, y sé que Dios tiene un gran propósito para ella.
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EN OTRA VIDA
SpiritualMaya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier otro cristiano y es a su vecino Mateo... Ese chico que no para de hablar. Para ella, tener que soporta...