15: NOTICIA INESPERADA

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MAYA

Hoy me siento más emocionada que nunca por ir al colegio, pero que no se note que es por Mateo. Lo de anoche fue algo del otro mundo, literalmente, la nieve le dio ese toque especial. Posiblemente me cause un resfriado, pero no me arrepiento de nada, aunque mi rostro está bastante rojo, le hace competencia a mi cabello.

Cambiando de tema, gracias a Mateo he podido comer sin culpa y he dejado de sentirme mal por Valeria, aunque debo admitir que la extraño. Anoche también entregué mi vida a Cristo. No sé por qué hice eso, pero se sintió bien. Sé que Valeria estaría orgullosa de mí.

Me veo en el espejo y bajo las escaleras, pero antes me encuentro con mi madre.

—Qué linda la nieve, ¿no?

—Sí, madre, es linda, pero ya debo irme.

—Cuídate —deposita un beso en mi frente.

Al salir, me emociono creyendo que Mateo estará ahí, pero no, el carro de sus padres tampoco está en el estacionamiento y eso me preocupa un poco. No me avisó que iba a salir ni nada. Opto por enviarle un mensaje.

MAYA: ¿NO VAS A IR AL COLEGIO? ¿ESTÁ TODO BIEN?

Me detengo un minuto a esperar respuestas, pero nada... así que simplemente decido caminar al colegio sin nadie de compañía. Admito que Mateo habla bastante, pero su compañía me agrada, ahora me siento sola caminando por aquí.

Cuando llego al colegio, me siento muy pequeña ante todo este grupo de personas, pero Lucas se acerca.

—Hola —saluda.

—Déjame en paz—espeto.

—Ay, qué mala onda, solo quería saber si sabes cómo le va a Mateo en el médico.

—No, no sé porque... —me detengo— ¿Al médico?

—¿Que no te dijo?

—No...

—Pues, olvídalo, es que como son tan cercanos pensé que...

—¿Qué le pasa? —le interrumpo.

—No lo sé, iba a averiguarlo.

En ese momento dejé de escuchar a todo el mundo para solo escuchar los latidos desenfrenados de mi corazón, como si hubiera un tambor. Trago grueso.

—Pues, no lo sabía —digo finalmente, entrando todo en mi casillero.

—Bueno... lo siento —Lucas se marcha.

Saco mi celular y le escribo a Mateo.

MAYA: ¿ESTÁS EN EL HOSPITAL? ¿QUÉ PASA?

MAYA: RESPÓNDEME, POR FAVOR.

Cuando tocan el timbre para entrar a clases, decido no hacerlo y voy hacia el jardín donde Mateo da sus clases bíblicas. Me siento en el pasto y cierro los ojos fuertemente.

Siento la presencia de una chica acercarse a mí y abro los ojos. Es la misma chica que había visto ese día en el baño...

—Hola, Maya, ¿no? —saluda amablemente.

—Hola, Luz, ¿cierto?

—Sí, ¿qué pasa? —toma asiento a mi lado.

—Nada —miento.

—Oye, déjale todo a Dios, Él se encargará. A veces entender su voluntad es difícil, pero es lo mejor.

—¿De qué hablas?

—De Mateo.

—¿Y tú cómo...?

—Debes ir a clases, ve —se incorpora marchandose.

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora