XIII

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Mark y Checo paseaban por el centro histórico de Guadalajara, no se tomaban de las manos, sin embargo, rozaban un poco sus manos, ese día Dietrich había decidido quedarse en el hotel, tenía una reunión de último minuto, Mark quería quedarse con su padre, pero los animo a salir sin él.

Caminaron por un buen rato, Sergio se detenía para tomarse fotos con Mark, le tomaba unas cuantas a él solo. 

Pecas, Guadalajarau es hermosa -. Intento decir en español y Sergio se sonrió.

Tu español va mejorando eh, que bueno que te gusta mi ciudad, siempre serás bien recibido, espero que vengas más seguido -. Mark sonrió cálidamente.

Créeme que lo haré, un hombre guapo me está convenciendo de estar más seguido aquí -. Sergio se sonrojo y tomo su mano rápidamente.

Después de caminar cierto rato, llegaron al Centro Magno Joyero, entraron y Mark se maravilló de ver todo lo que vendían ahí, se reía un poco de como los vendedores llamaban su atención con "amigo", "que te damos amigo", "pregunta sin compromiso amigo". Después de recorrer todo el lugar y tomarse algunas fotos con fans, llegaron a una isla donde vendían material para hacer pulseras, Sergio se quedó pensando un poco y vio a Mark.

¿Y si hacemos unas pulseras para nosotros? -. Sergio lo vio y Mark lo vio confundido.

¿Como? -. Sergio río un poco.

Si, yo te hago una pulsera y tú me haces una pulsera -. Sergio se acercó al lugar.

¿En qué te puedo ayudar guapo? -. Dijo la muchacha sonriendo coquetamente, acto que captó la atención de Mark, no quería encelarse, pero la chica se veía sospechosa con Sergio.

¿Que necesitamos para hacer pulseras? -. Sonrió amablemente Sergio.

Hilo, las cuentas, ¿cómo qué tipo de pulseras buscas hacer? -. Le guiñó el ojo, ignorando casi por completo a Mark.

Como las de -. Pensó un poco. - Como las de pareja -.  Mark se acercó y se puso atrás de Sergio tomando sus hombros.

Sergio se sonrojo un poco y la muchacha desvió un poco la mirada y les ofreció las opciones de cuentas, Mark y Sergio eligieron cuidadosamente, querían que fueran perfectas, llevaron material extra por si acaso.

Pasaron superficialmente por el mercado San Juan de Dios, era enorme, Sergio tomo la mano de Mark, pues no sabía andar por ahí, para ser sinceros, Checo tampoco sabía muy bien que era estar ahí, pero tenía un poco más de noción.

La gente los llamaba "güeritos", Mark veía todo, compraron unos recuerdos que le llevarían a su familia y unas cosas para su padre, Sergio compró dulces típicos para darles a probar en la noche después de cenar.

Al atardecer volvieron a donde Sergio se había estacionado, subieron lo que habían comprado en la cajuela y emprendieron su viaje de regreso al hotel, Mark le contaba lo que le había parecido estar ahí, lo afortunado que se sentía de conocer con Sergio, quien sonreía emocionado, Mark era increíble, a comparación de Max, no tenía miedo de salir en público con él, quería aprender de él, de su cultura, de donde venía, recordó las incontables veces que le rogo a Max para que salieran a conocer y este se negó, escuchar la emoción de Mark, lo hizo sentirse pleno, no quedaban rastros de tristeza en su corazón, quería estar con él, era él el verdadero amor de su vida.

Sin pensarlo, habían llegado al hotel, el tiempo con Mark se pasaba volando, bajaron las bolsas y tomaron el elevador, cuando llegaron a su piso, entraron a la suite, un olor peculiar les había llegado, dejaron las compras en la pequeña sala de estar y vieron a Dietrich preparando algo de cenar, que, si bien no era algo elaborado, olía delicioso.

Qué bueno que llegaron, les prepare algo con lo que había en el refrigerador -. Se acerco a abrazarlos, quienes respondieron gustosos el abrazo.

Papá, nos hubieras esperado para ayudarte -. Mark sonrió mientras se acercaba al sartén.

De que hablas hijo, tu viejo padre aún puede hacerlo -. Vio sonriente a Sergio quien le regreso la sonrisa.

Les ayudo a poner la mesa -. Sergio tomo platos y vasos.

Mark y Dietrich susurraban en alemán (idioma oficial de Austria).

¿Ya son novios? -. Dijo Didi viendo a Sergio.

Todavía no papá, no es el momento aún -. Dijo Mark viéndolo tímido.

¿Qué esperas?, Sergio es todo lo que buscas, quieres y necesitas -. Le dijo a regañadientes.

Ya basta -. Dijo apenado y sonrió.

Después de cenar, Sergio sacó los dulces que había comprado, los borrachitos, la cajeta de Sayula, dulce de Arrayán, entre muchos otros y los ofreció, explicándoles que era cada uno y de que estaban hechos, los Mateschitz comieron gustosos, les habían encantado, a Dietrich los borrachitos y a Mark la cajeta de Sayula.

Hijos me voy a dormir -. Se levantó Dietrich. - Las juntas de hoy me dejaron agotado mentalmente, gracias, Sergio por los dulces, antes de irnos debemos ir por más para llevarme a Austria -. Sonrió y Sergio se levantó riendo.

Claro que sí, una dotación de por vida -.  Río y Didi hizo pose ganadora.

El momento había llegado, Mark y Sergio deseaban hacer las pulseras.

¿Sabes cómo hacerlas? -. Dijo Mark viendo las cosas y luego viéndolo a él.

No, no lo sé -. Río apenado.

No importa, para eso existe YouTube -.  Río y saco su celular, buscando videos.

Pusieron música a un volumen discreto, dado que se encontraba Didi durmiendo, habían hecho una playlist juntos, querían conocerse hasta en los gustos musicales, así que ese era el momento de escucharla, siguieron el tutorial y después de muchas horas acabaron sus pulseras (ni ellos esperaban tantas complicaciones al hacerlas), les habían encantado, hasta le habían hecho una a Dietrich, con las letras R.B (Red Bull).

Somos unos maestros joyeros -. Dijo Sergio sintiéndose orgulloso.

Mark soltó una carcajada y asintió, Sergio vio a Mark riendo, se perdió en su sonrisa, sus labios, sus ojos achinándose por la risa, se acercó a él y tomo sus manos atrayendo la atención de Mark, ambos se vieron y juntaron sus labios, ambos estaban esperando el beso, como siempre, era lento y tierno, Mark tomó la cintura de Sergio y él puso sus manos en los hombros de Mark, cuando el beso termino, Mark le ayudó a Sergio a levantarse, había notado que su pecas había estado bostezando y lo acompañó a la habitación en donde ambos se despidieron, no querían hacerlo, sentían que no podrían pasar más tiempo separados el uno del otro.

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora