XXIII

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Un delicioso aroma inundo sus fosas nasales que haciendo que sus ojos se abrieran, estirar su brazo y no sentir a su esposo, hizo que se levantara de la cama.

Buenos días, mi amor -. Sonrió Sergio desde la cocina, preparaba unos huevos motuleños.

Buenos días, mi precioso esposo -. Dijo Mark recargándose en el marco de la puerta, solo traía una pantalonera (imagínenselo jajsj). - ¿Necesitas ayuda? -.

Sergio mordió un poco su labio.

¿Y si dejamos de lado el desayuno? -. Se acercó a él acariciando su abdomen.

Te propongo algo -. Mark quitó la camisa de Sergio. - Desayunamos la delicia que preparaste, y luego, hacemos lo que tú quieras -. Besó sus clavículas.

Mmmmm, ¿lo que yo quiera? -. Cerró sus ojos.

Lo que tú quieras -. Afirmó y lo beso.

El desayuno transcurrió entre risas, realmente disfrutaban de su compañía.

Entonces, la boda religiosa en México -. Dijo Mark masticando.

Si así lo quieres, las fiestas son magnificas allá -. Dijo Checo tomando jugo.

Lo sé, con muuuuuucho alcohol -. Río.

Aparte, necesito que tengas un anillo mi amor, así verán que ya estas casado -. Dijo Sergio viéndolo. - No quiero que ninguna lagartona o lagartón anden detrás de ti -. 

Amor, yo creo que, a estas alturas, todos saben que estoy contigo -. Lo vio Mark sonriendo.

Si, claro, como John Will (un mecánico random de Red Bull), que cada vez que te ve te coquetea -. Dijo Sergio levantando sus hombros.

Estas, ¿celoso? -. Sonrió Mark divertido.

No, no lo estoy, solo quiero que sepan que eres mi esposo -. Dijo Sergio levantándose y poniendo los platos sobre el zinc para lavarlos.

A mí me parece que si estas celoso -. Lo ayudo Mark poniendo los vasos y limpiando la mesa.

No lo estoy, solo, debes de observar cómo te ve, él te coquetea, se endereza cuando estas con él, sonríe bobamente -. Dijo Sergio lavando los platos con molestia.

Mark solo lo escuchaba sonriendo, su marido estaba celoso, le gustaba escucharlo así, su voz era más grave.

Además, ese imbécil cree que puede conseguir algo contigo, en algún momento me dijo -. Cambio el tono de voz. - Cuida a Mark porque hay muchos que lo podemos provocar para que te deje, o sea, quien se cree -. Seco sus manos y volteo a ver a Mark quien reía un poco.

¿Te estas riendo Mark Mateschitz? -. Le lanzó el trapo levemente.

No no mi amor -. Se acercó a él y lo tomo de la cintura. - Yo solo quiero estar contigo, tú eres mi esposo, eres tú el que me provoca, eres tú el que me terminar -. Lo besó y lo cargo subiéndolo a la barra de la cocina.

Checo mordió su labio y sonrió sensual.

Y espero hacerlo siempre -. Besó su cuello.

Mark lo cargó y lo llevó a la habitación, lo dejo caer en la cama y se besaron, el beso era más salvaje, se rasguñaban levemente.

Me encantas demasiado Checo, eres perfecto -. Jadeo mientras Checo bajaba su pantalonera.

Mark, mi Mark -. Metió su miembro a la boca y Mark gimió un poco.

Sergio, como siempre, marcaba el ritmo, Mark no lo presionaba, lo ayudaba un poco con sus manos, instintivamente Mark jalo levemente el cabello de Checo y termino en la boca de su esposo.

Mi turno mi amor -. Levantó a Checo y beso su cuello.

Mark besaba su cuello mientras tocaba el miembro de Sergio por encima de la pantalonera, se iba arrodillando poco a poco, dejando besos y caricias en casi todo el cuerpo de Sergio, bajó su pantalonera y boxers mientras besaba su abdomen, Checo tenía sus ojos cerrados, las caricias de Mark, se sentía en la gloria, sintió un pequeño espasmo, abrió sus ojos y vio a Mark, con su miembro en la boca, soltó gemidos fuertes, su esposo lo hacía sentir tan bien, terminó y recostó a Mark, subiéndose en él, montándolo.

Mi amor -. Gimió Mark tomando su cintura.

Sergio se apoyó en el pecho de Mark, y saltaba, ambos jadeaban y gemían, sentían sus cuerpos tan calientes.

Eres increíble -. Mark gemía y Sergio besaba su cuello.

Al cabo de un rato, ambos soltaron un gemido fuerte, Sergio sintió que las manos de Mark en su cintura lo apretaban con fuerza, ambos habían llegado a su clímax, Sergio se bajó y se puso a su lado, ambos respiraron agitados.

Había escuchado que los mañaneros eran increíble pero no sabía que si lo fueran -. Sergio tomo aire y tomo la mano de Mark.

¿Nunca habías tenido uno? -. Lo vio Mark agitado.

No, ¿tu sí? -. Lo vio también.

No -. Rio un poco.


Las semanas transcurrieron, convirtiéndose en meses, Sergio le hacía compañía a su ahora esposo, lo motivaba a hacer sus hobbies, mismos que había dejado por su aislamiento, lo acompañó a terapia, tomaba su mano en cada paso que daba, si Mark recaía, estaba con él, escuchándolo llorar, múltiples noches lo escuchaba llorar por su padre, esas noches lo consolaba, lo abrazaba y le daba lo que Mark tanto había buscado, paz.

Los primeros 6 meses de casados, una verdadera experiencia, Sergio aprendía de Mark y Mark aprendía de Sergio, claro que, aún no había peleas, seguían en la luna de miel, misma que no habían tenido.

Amor -. Dijo Mark entrando a la sala.

Mhm? -. Sergio dejó de ver su computadora y lo vio.

¿A dónde quieres ir de luna de miel? -. Dijo Mark recargándose en el marco de la puerta.

¿Por qué? -. Sonrió.

Bueno, es que no tuvimos una -. Dijo Mark viéndolo.

Es que aún no es la boda religiosa -. Dijo Checo viéndolo.

Pues tenemos dos, ¿cuál es el problema? -. Mark levantó sus hombros sonriendo.

El pudiente -. Dijo Checo en español, causando la risa de Mark.

Vamos, mi esposo puede presumir que tuvo dos lunas de miel -. Se sentó enseguida de él, claro, respondiendo en español.

No sé, me gustaría un lugar frío -. Lo vio y pensó.

Un pequeño silencio se instaló en la sala, mismo que rompió Mark.

Amor, tu, ¿no extrañas volver a las carreras? -. Dijo Mark tomando su mano.

Sergio lo vio y asintió.

Lo hago, pero, el equipo, ya sabes -. Vio la televisión. - Es difícil con Max ahí.

Mark asintió, escuchar el nombre de Max hizo que se tensara.

Sabes, estoy listo, para nuestra boda religiosa -. Dijo Mark sonriendo.

¿En serio bebé? -. Sergio lo vio emocionado.

Si mi amor, quiero que seas mi esposo también por la religión, sé que para ti y tu familia es importante -. Sonrió. - Eso implica volver a la vida pública.

Sergio lo vio orgulloso, ese era su Mark, su valiente y precioso esposo, ansiaba que el mundo supiera que estaban casados y claro que lo harían, esa fecha, sería el siguiente GP.

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora