Capitulo 16

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Elena

Después de salir de esa sala; decidí dormir en la habitación de la abuela, dormí en su nuevo sofá, no fue a buscarme, pero escuche una puerta que se cerró de golpe; no había tenido intimidad con nadie después de esa noche; nadie dijo nada del porque me mantenía alejada de los hombres, siempre me sentía mal cuando tenía que saludar al pueblo, me sentía fatal cuando eran hombres, no era culpa de ellos si no de mi mente, me costó mucho poder acercarme a un hombre y darle la mano sin sentirme sucia, lo que le dije a Luca era verdad ya no quedaba nada de mi para dar, estaba en pedazos y mi corazón murió hace mucho tiempo.

Una de las razones por las que me case de buena manera con él, era porque sabía que si pensaba que era una traidora o por el odio que podía ver en sus ojos, podría acabar con mi sufrimiento, matarme era algo que no se lo pensaría 2 veces.

Mis intentos de suicido no funcionaban; pero este si, no iba a darle motivos para sospechar de mi y  tampoco confiaría en ellos, Luca y yo no teníamos futuro, él estaba lleno de rencor y odio y yo estaba vacía por dentro, era lo mejor; eso decía mi cerebro, pero ese pequeño pedazo de corazón que aun latía me preguntaba ¿Por qué no podía confiar en él?  ¿por qué no me arriesgaba y le contaba toda la verdad?

Mi verdad era un cuento de terror; desde sufrir a manos de Sandro, las humillaciones constantes de mi madre por mi peso, mi cabello incluso mi forma de ser, el desprecio de mi hermana, el luchar sola... no tenía mucho, pero esa noche hace 2 años termino de acabar conmigo, la noche que conocí a Luca y me hizo suya, fue la noche más feliz de mi vida, podía sentir que la verdadera Elena estaba brincando de placer, pero como cenicienta todo termina al dar las 12.

Después de casi una semana evitando a Luca y a los demás tuve que salir de mi escondite; no tenía más ropa, abuela me había prestado unos cuantos vestidos. Me acerco a la habitación y veo que no hay nadie; bien, la cama estaba hecha perfectamente, era hermosa con tonos grises y unos toques de color hueso, se podía ver el toque de él en esta habitación, se sentía acogedora. 

Observo la gran ventana cerca de la cama, dejaba ver un mar que se extendía hasta llegar a su destino, tenía una vista prefecta, en el baño estaban todas mis cosas junto a las suyas, había una tina a la mitad de la habitación con una ventana de suelo al techo, me doy la vuelta para ir al vestidor de 2 puertas, puedo ver mi ropa en un lado, mis zapatos y mis carteras en otro.

Todo estaba impecablemente ordenado por colores y comodidad, en medio del ropero estaba una gran mesa donde se encontraba en los cajones mis accesorios al igual que las corbatas y gemelos de mi esposo; me acerco a su lado del ropero y paso las manos en sus camisas perfectamente planchadas; toda la habitación olía a él, se podía sentir su esencia en este lugar iba a darme la vuelta, cuando unas manos se cerraron en mis caderas dejándome inmóvil.

-Sabes esposa te he echado de menos - pasa su nariz por mi cuello, involuntariamente mi cuerpo se congela intente apartarme, cuando dejo besos a su paso - dime has terminado de esconderte ¿hmmm? 

- No me ocultaba - era una mentirosa, ambos sabíamos que estaba escondiéndome de él.

- Bueno... se acabó el juego Elena, llego tu momento de cumplir tu deber como esposa - no puedo replicar, cuando me da la vuelta y me tira a su hombro como costal de papa.

- ¡Pero que haces! Bájame – le golpeo en su espalda, pero lo único que consigo es una carcajada llena de maldad y una dolorosa nalgada - no sabes cuanto te odio, bájame maldito demente.

- Pues ya somo dos y que mejor una follada de odio para reconciliarnos -  me arroja a la cama intento salir, pero se me tira encima.

- Suéltame, me estas lastimando - digo mientras me retorcía debajo de él, podía sentir su erección, pero no estaba segura de que sentir, no podía sentirme incomoda al contrario me sentía exitadisima...

THE MAFIA QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora