capitulo 1 ( un nuevo comienzo)

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Apartir de este punto la historia tendrá otra protagonista

Capitulo 1
Gillese
ESTOY feliz por mis mejores amigas. Realmente lo estoy. De verdad que sí.

Pero las echo mucho de menos. Especialmente en días como hoy.

—Te dije que la señora Hofstetter no podía sentarse junto a la señora Martínez bajo ninguna circunstancia me sisea Patricia. ¡Y mira lo que has hecho!

—No están sentadas una al lado de la otra —me defiendo observando el elaborado banquete.

No lo están. Demoré cerca de tres horas en los arreglos de los asientos. Pero cuando hay batallas internas y un millón de otras pequeñas intrigas entre todas estas mujeres de la sociedad, es como tratar de trazar un mapa alrededor de un campo minado.

—Pero están en la misma mesa.

Por el tono de Patricia, pensarías que he asesinado a alguien. Justo por esto es que extraño a mis amigas. A mis verdaderas amigas.

—Es una mesa de dos metros y medio, y están lo más lejos posible entre sí.

-Es una cuestión de principios. Puedes apostar a que el lunes recibiremos tarjetas de quejas. Y te las mandaré todas a ti.

Alzo las manos al aire.

—Bien. Está bien. Yo me haré cargo.

Una frase común por aquí.

Se supone que esto se trata de recaudar dinero para obras de caridad. De esa forma, los niños de las escuelas del centro de la ciudad pueden obtener becas para programas de verano, los cuales han demostrado tener un impacto enormemente positivo para evitar que se vean involucrados en el crimen y las pandillas.

Pero ¿acaso alguna de estas mujeres se preocupa por eso?

Todo lo que les importa es si Peggy llevó el mismo vestido que ellas y si se veía mejor con él. O sobre quién tiene una aventura con quién.

Si no fuera por todo el dinero que podría sacarles para buenas causas, tiraría la toalla.

Piensa en los niños, Giselle. Piensa en los niños.

Sonrio.

—¿Hay algo más que pueda hacer por ti, Patricia?

Atrapar más abejas con miel y todo eso... Patricia alza la nariz y olfatea.

—Por ahora no. Solo asegúrate de que esos perezosos sirvan los postres a tiempo. En la gala a beneficio del cáncer de mama tuvimos que es- perar casi veinte minutos para el último plato. ¡Veinte minutos!

—Estoy en ello—sonrio tranquilamente. Patricia solo me mira.

—Más te vale. Sabes que hay muchas personas en el comité compitiendo por tu trabajo.

¿Qué diablos?

—¿Qué se supone que significa eso?

Por lo general, soy muy buena en no involucrarme en tonterías como esta, pero hoy no puedo. Normalmente me río de las brujas como Patricia porque luego puedo pasar un rato con Ana y Juliet y sentirme cuerda otra vez.

Pero ahora están tan ocupadas con sus nuevas vidas y sus bebés y yo solo sigo siendo... yo. Atrapada en este aburrido mundo normal con Patricias y Peggys. Porque esta es mi vida. Y siempre lo será.

—¿Te crees mucho mejor que nosotras solo porque tu padre es senador?

—Padrastro—la corrijo apretando los dientes, pero ella me ignora.

—Bueno, mi marido es uno de los banqueros de inversión más importantes de la ciudad. Yo merezco ser la jefa de este comité.

Solo puedo mirarla boquiabierta.

—Pero te importan una mierda los niños del centro de la ciudad.

Jadea.

—Mide tus palabras. He estado conversando con las otras mujeres y realmente creemos que ya no eres la mejor opción para este cargo. Tu comportamiento de hoy lo demuestra.

—¿Me estás tomando el pelo? ¿Me estás echando?

Se inclina y puedo ver la maldad en sus diminutos ojos de cerdito.

—Y tampoco vayas llorando con tu papi. Si lo haces, solo te convertirás en un hazmerreír. Intenta tenerte un poco más de respeto y retírate con dignidad.

Solo hace esto porque sabe que no soy como ella. No haré un drama. Pero, aun así, desde lo más profundo de mí quiero darle un puñetazo. Tengo tantas ganas de darle un puñetazo.

Cierro los puños y los músculos se tensan con el deseo.

Pero soy la hija de mi madre, así que, en lugar de ceder a mi deseo, me pongo en marcha y me retiro de la sala.

Salgo por la puerta trasera y no me detengo hasta llegar a la puerta del auto. La abro de un tirón y me siento dentro, cerrando la puerta de golpe detrás de mí. Solo ahí me dejo llevar por la ira y golpeo el volante con toda mi furia.

—¡Estúpida bruja horrible! Hundirás esta organización benéfica y luego ¿qué pasará con los niños?

Cierro los ojos y dejo salir a gritos toda mi frustración.

Y luego, la puerta del auto se abre desde afuera.

¿Qué demon...?

Abro los ojos de par en par esperando ver a

Patricia o alguna de las otras brujas de sociedad,

pero luego dejo escapar un chillido sorprendida.

Porque no es Patricia.

Es un extraterrestre, uno que no conozco.

Es alto, mide unos dos metro y medio y su piel es una combinación moteada entre piel humana pálida y extensiones de escamas de color púrpura desteñido, como si hubiesen intentado la transformación en él, pero no la hubieran acabado. Lo digo en serio, realmente no la acabaron.

Su rostro es como la máscara del fantasma de la ópera; mitad humano, mitad extraterrestre, y con una nariz que no puede decidir si está a medio camino entre la nuestra, o la de ellos.

—¿Quién eres? susurro. ¿Te envió Shak?

Él se burla.

—No. Mi medio hermano bastardo no me envió. Yo soy El Primero y tú vienes conmigo. Me aparearé contigo, tendré descendencia y re- cuperaré mi lugar como Rey.

Oh, mierd...

Pero antes de que pueda escapar corriendo, El Primero me sujeta por la cintura, extiende unas enormes alas púrpuras y sale volando junto a mí.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora