🄲🄰🄿🄸🅃🅄🄻🄾 20

221 31 5
                                    

GISELLE

ESTOY jodida y encerrada en la celda de una nave espacial extraterrestre en el espacio. Traté de correr de la gran extraterrestre cuando estaba... ya sabes, en el planeta Tierra, pero apenas llegué hasta la puerta del transbordador antes de que la extraterrestre tirara de mis alas hacia atrás.

Me dolió muchísimo, por cierto. Me las arreglé para lanzar el bolso con el aparato por la puerta antes de que me zarandeara, lo cual fue bueno porque lo siguiente que recuerdo, es que la perra me ponía algo contra el cuello y me desmayé.

Cuando desperté, estaba aquí.

Me llevo las rodillas al pecho y miro a través de las barras deterioradas en la celda. Estoy en una habitación grande que se parece al interior del transbordador. Paredes de un metal ondulado que alguna vez pudieron haber brillado con un plateado reluciente, pero ahora son de un gris opaco y desconchado, encierran el espacio. Las consolas de plasma se iluminan en toda la sala y enormes Draci de diferentes tonalidades manejas las estaciones de un lugar a otro.

Nadie me habla y, además de las miradas o las risas ocasionales que señalan en mi dirección, todos me ignoran.

Un gran panel de la puerta se desliza hacia un lado cuando la extraterrestre que me secuestró entra al lugar, y aprieto los puños. En este momento, debería estar más asustada que enojada, pero no puedo evitarlo. Justo cuando todo empezaba a marchar bien por primera vez en mi vida, ella se abalanzó e hizo todo lo que hacen los agresores. Pensaba que su agenda era mucho más importante... sin importar el daño que causara a los demás... incluso al mundo entero.

—Oh cielos. Está despierta -dice al acercarse.

Se agacha para mirarme en la celda.

—Espero que estés cómoda allí. Íbamos a colocar jaulas a la moda para los de tu clase, pero luego descubrimos que ya tienen edificios llenos de jaulas en los que se encierran en tu planeta. Vaya especie extraña. Las usaremos al empezar y luego construiremos más, tantas como sean necesarias para que los de tu especie aprendan quienes son sus verdaderos maestros.

—Eres un monstruo —gruño. Y una tonta. Somos miles de millones y ustedes son solo unos miles. Eres una idiota si crees que te verán como algo más que una amenaza a ser exterminada si nos atacas.

Ella inclina la cabeza hacia mí.

—Los insectos superan en número a los humanos y han encontrado una elegante solución a ese problema. Exterminio. Te aseguro que tu pálida piel humana no es nada contra el fuego de un Draci.

Le sonrío.

—También tenemos formas de hacer fuego. Fuego que podemos disparar como nunca antes lo has visto.

Pero tan pronto como las palabras sedientas de sangre me salen de la boca, me aparto de los barrotes de la jaula. ¿Realmente estoy sugiriendo que espero que la humanidad se involucre en una batalla con los Draci que seguramente acabaría en un derramamiento masivo de sangre en ambos bandos? ¿Es esta sed de sangre parte de mi transformación?

Me llevo una mano al vientre.

¿O es algo mucho más primitivo que esto? Tengo personas que podría perder si esta Draci atacara a la Tierra. Juliet, Ana y sus parejas. Y El Primero. Por no hablar de nuestros... nuestros bebés. Porque no me he olvidado de lo que me enteré justo antes de que ella apareciera y me dejara inconsciente.

Mellizos. Estoy embarazada de mellizos.

Y El Primero no tiene idea de dónde estoy.

—Como sea dice la Draci mientras se coloca de pie, aparentemente ha terminado conmigo. Ningún Draci ha escapado de un conflicto, y hemos esperado durante siglos para encontrar nuestro nuevo hogar. No huiremos de una pelea.

Sujeto los barrotes y me aferro a ellos mientras me tambaleo de nuevo.

—¿Y si no tuvieras que hacerlo? ¿Por qué no lo intentas a la manera de Shak? Él intenta encontrar una solución pacífica con el gobierno para permitirles aterrizar. Solo tienes que darle tiempo...

—¡He esperado un tercio de mi vida! sisea golpeando la celda con el pie.

Retrocedo y toda la celda retumba por el golpe.

—No esperaremos más. Empiecen los preparativos para el aterrizaje —le dice a la sala con un lenguaje áspero.

El corazón me late con fuerza. Oh cielos, ¿quiere decir que nos invadirá en este momento? Es decir... ¿ahora, ahora?

¡Necesito más tiempo! Necesito intentar escapar y advertirle a alguien. Necesito llegar al Primero y decirle que tendremos mellizos. Necesito decirle a Shak que...

—Enciendan las pantallas —dice la Draci que me secuestró y en la parte delantera de la habitación una enorme pantalla se despliega y de repente, puedo ver las estrellas y la Tierra asomarse en la distancia.

—¿Hemos desacoplado los sistemas de comunicación y el camuflaje está en su lugar? —pregunta.

—Sí, Soberana —le responde uno de los Draci desde el frente de la sala.

—Empiece el descenso.

Tras su orden, comenzamos a acercarnos. La Tierra, que antes parecía grande, crece cada vez más hasta abarcar toda la pantalla a medida que nos acercamos. Apenas puedo sentir algún movimiento, lo que tiene que significar que la nave espacial en la que estamos es enorme.

Pero cuando llegamos a la atmósfera, ciertamente puedo sentirlo. Toda la nave se estremece cuando la pantalla se ilumina con fuego al entrar en la atmósfera superior. No nos detenemos.

Me sujeto de los barrotes de la celda, aunque sé que es una falsa sensación de estabilidad y seguridad. Estoy embarazada de un híbrido humano-extraterrestre, me salieron alas y estoy en una nave espacial extraterrestre que se dirige a esclavizar a la raza humana.

Realmente no logro entender cuán malo es todo esto. Y por el momento, no puedo hacer otra cosa que aferrarme patéticamente a los barrotes mientras nos precipitamos por la atmósfera superior de la Tierra. Ni siquiera sé por qué rezar. ¿Por un aterrizaje seguro? ¿Porque nos estrellemos y salgamos disparados por el cielo para que todos a los que amo estén a salvo?

En cambio, cierro los ojos con fuerza y pienso en El Primero. Deseo tanto que el pudiera haber sabido que no estoy embarazada de uno, sino de dos de sus hijos.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora