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GISELLE

TENGO QUE LARGARME DE AQUÍ. Miro nueva- mente alrededor de la habitación y corro hacia el sujeta libros de latón.

Podría esconderme detrás de la puerta e in- tentar golpearlo en la cabeza cuando vuelva. Me estremezco al pensarlo. Soy una pacifista. ¿Incluso en estas circunstancias?

Pero si tus principios no significan nada cuando los pones a prueba, ¿de qué sirven?

En cambio, levanto el sujeta libros de latón por encima de mi cabeza y lo dejo caer tan fuerte como puedo sobre las cadenas a mis pies. Vuelvo a hacerlo, apuntando al lugar específico donde se fundieron las cadenas.

Sin embargo, las cadenas no se rompen por arte de magia. Así que levanto el sujeta libros y lo dejo caer una y otra vez. Después de varios intentos debo tomar un descanso. Solo puedo soportar unas pocas sesiones más antes de es- cuchar el ruido en picada que ahora reconozco. Me apresuro a dejar el sujeta libros en el estante y me siento en el sofá, empujando la cadena al- rededor de mi cintura para que la parte que he estado golpeando toda la tarde quede escondida detrás de mi espalda.

El Primero irrumpe en la casa de nuevo, pero no mira hacia mi dirección. Simplemente se di- rige a la cocina. Me incorporo y lo miro por en- cima del respaldo del sofá, pero no puedo hacer nada a escondidas. Las cadenas suenan con cada uno de mis movimientos y él me dirige la mirada.

Sin embargo, solo lo hace por un momento antes de volverse para abrir una lata de algo... ¿quizá frijoles? Luego se la vacía en la boca. Él mira hacia otro lado y vuelve a ignorarme, sin ofrecerme comida.

¿Qué? Me ha robado, me cambió completamente la vida, me trajo aquí, ¿y ahora qué? ¿Solo va a ignorarme?

-¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué te escapaste, en primer lugar?

No conozco todos los detalles, solo sé que El Primero fue exiliado después de decir la verdad sobre que su madre mató a su padre y a la madre de Shak, el rey.

-No fue justo que te exiliaran por hacer lo correcto. Habla con tu hermano. Todavía podrías...

-Mi medio hermano es un bastardo y un falso rey-contesta. Yo soy el verdadero Rey. No me inclinaré ante él ni le pediré favores.

Hombres. Aparentemente no importa que sean de esta galaxia o de cualquier otra.

-¿Y qué? ¿Vas a matarlo? Sabes que él podría haberte hecho exactamente lo mismo por esta razón, porque representabas una amenaza para su corona. La mayoría de las personas en su lugar probablemente lo habrían hecho.

-Y habrían sido inteligentes-dice arro- jando la lata al fregadero. Fue un tonto sen- timental. Escapé porque sabía que tarde o tem- prano se daría cuenta de su error. Escuché que ahora está ejecutando a traidores, así que fui in- teligente al huir mientras pude.

Niego con la cabeza, frustrada.

-Solo a las personas que amenazan a su familia.

El Primero sale de la cocina y se dirige hacia mi.

-¿Y no crees que soy una amenaza para su familia?

Quedo boquiabierta.

-Él tiene una esposa. Un pequeño bebé. Se- guramente no les harías daño. No cuando los de tu raza no han podido...

-No. Nunca le haría daño al niño.

Un escalofrio me recorre la espalda.

-Y a Juliet no la lastimarías, ¿verdad?

El Primero se me queda mirando; su boca es solo una línea plana y sus ojos se estremecen. Ha pasado poco tiempo, pero verlo me molesta cada vez menos. Incluso la mitad extraterrestre parece, bueno... menos extraterrestre.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora