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GISELLE

PASO las siguientes tres horas intentando zafarme de la cadena. No lo vi hacerlo, pero derritió la cerradura para trabarla. Hacer palanca para liberar la cadena del radiador también es imposible.

Con el tiempo debí quedarme dormida, pues la próxima vez que abro los ojos, la luz del sol se filtra por la pequeña casa. Motas de polvo flotan sobre los rayos de luz. ¿Cuándo fue la última vez que alguien vivió decentemente aquí? De todos modos, ¿dónde es aquí? Tenemos que estar en el noroeste de California o en Nevada para que el paisaje sea tan desértico, pero, ¿qué tan lejos estamos de la civilización? ¿Qué tan lejos está Sacramento?

Me incorporo y la cadena es lo bastante larga como para llegar al pequeño cuarto de baño que hay junto a la cocina y la sala de estar. Pero es tan pesada que cada paso requiere un esfuerzo.

Aun así, puedo ocuparme de las necesidades matutinas e incluso hay un cepillo de dientes en un paquete nuevo.

Así que él ha estado planeado esto. Pero, ¿por cuánto tiempo?

El rugir de mi estómago me hace ir a la cocina. No hay mucho por allí. No hay refrigerador, y hay una estufa tan antigua que dudo funcione. Pero hay una barra de pan en la mesa y algunos platos en uno de los armarios.

El pan está rancio, pero tengo tanta hambre

que no soy quisquillosa. Al menos el agua continúa saliendo del grifo, parece pura y limpia. Aun así, la dejo correr durante varios minutos para asegurarme de que salga limpia, luego lleno una taza y bebo un trago largo.

Miro a mi alrededor, pero como lo sospechaba, un café es demasiado pedir.

¿Dónde diablos está mi captor? Quizás he sido una estúpida al permanecer aquí por tanto tiempo cuando debería estar tratando de escapar. Me apresuro en volver al radiador en donde pasé tanto tiempo anoche.

Ahora puedo ver a plena luz del día lo que solo pude adivinar anoche. Pero sí, al igual que el candado alrededor de mi cintura, el lugar donde se anudan las cadenas se ha derretido para que todo el metal se funda una misma pieza.

No hay forma de separarlo. ¿Pero quizás volver a derretirlo de esta forma lo haya hecho más quebradizo? Es una posibilidad, ¿no es así?

Miro a mi alrededor y agarro el objeto más pesado que encuentro, un sujeta libros de latón pesado, y lo hago chocar contra el metal fundido. El chasquido irritante del metal contra metal me recorre el cuerpo, pero cuando dejo el sujeta libros a un lado, las cadenas siguen intactas. Lo único que dañaré si sigo haciendo esto es a mí misma.

Gruño frustrada y arrojo el sujeta libros lejos de mí.

La única forma en la que saldré de aquí es si encuentro alguna debilidad, eslabón por eslabón; pero hay muchas cadenas. En serio, ¿de dónde sacó esto este tipo lo de encadenarnos?

¿Y en dónde está? Pensé que quería descendencia. Pero él no... no me obligó anoche y ¿a dónde ha ido esta mañana? No es que me esté quejando. Planeo marcharme mucho antes de poder ver esos penes dobles desplegarse una vez más. ¡Cielos! Pensaba que Juliet y Ana me lo estaban contando todo. Tendré una conversación muy larga con mis mejores amigas la próxima vez que las vea. Si es que las vuelvo a ver.

Cierro los ojos y rezo mientras me abro camino por el eslabón de la cadena.

—Por favor, déjame salir de aquí y juro que haré buenas obras sin tomar crédito por ellas.

Si hay alguien allí arriba, no está escuchando. Entonces, pensar en alguien que esté allí me hace recordar las tres naves extraterrestres que flotan sobre la Tierra en el espacio exterior. Me estremezco y desearía tener algo más que este estúpido vestido de seda que usé para el banquete. Perdí mis zapatos mientras volábamos por los aires. Es lo que pasa cuando llevas tacones sin tirantes y empiezas a gritar y patalear.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora