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EL PRIMERO

COJEO Y SIENTO un dolor extremo cuando llego a la cima. El sol estuvo sobre mí todo el día, quemándome los débiles parches de piel humana. En mi rostro, por ejemplo, así como los brazos y la espalda. La mitad humana está cubierta de ampollas y quemada por el sol. No es de extrañar que estas débiles criaturas se cubran con ropa.

Las escamas Draci son mucho más resistentes. Somos una especie más duradera y resistente en todos los sentidos.

Sin embargo, debo admitir que las alas rotas son un obstáculo cuando intento hacer la caminata por la casi escarpada pared rocosa de la cima.

Estoy acostumbrado a la hábil y reflexiva agilidad que me brindan las alas. Verme obligado a utilizar las manos y los incómodos pies de esta híbrida forma humana, es exasperante. Al menos conservo garras en las manos y puedo sujetarme mejor de las grietas y hendiduras de lo que me imagino que lo haría un humano normal.

Cuando estoy a medio camino, casi me caigo hacia la muerte, pero en el último segundo, puedo trepar y sujetarme a la pared de roca escarpada con las garras en los pies.

Me muevo con más lentitud después de eso, pero es exasperante.

¿Qué tan lejos está ella de mí? Una vez que se comunicó con sus amigos, ¿voló hacia ellos o aún está en la cima de la colina esperando a que la rescaten?

Gruño. Una vez que le ponga las manos encima, voy a...

Algunas de las mordidas me han dejado con gestos de dolor. La furia me ha llevado hasta aquí, pero qué haré una vez que vuelva a encontrar a Giselle. Mi aspirante a pareja de lengua venenosa.

Tendré a mi hijo. Es un hecho. Es mío por derecho.

En cuanto a ella...

Gruño de nuevo, enfurecido. El proceder obvio sería decapitarla por la traición y criar a mi hijo a la antigua.

El hecho de que esta no sea la primera solución me enfurece. Me he vuelto tan suave como esta piel humana que se quema fácilmente.

Ser Draci es ser despiadado. El fin justifica los medios. Quería un hijo y tendré al mío. Ella es simplemente el recipiente en el que crece, nada más.

Me digo esto una y otra vez, con cada doloroso agarre mientras me arrastro por la pared. Casi me convencí a mí mismo de lo que creo cuando llegué a la cima. Resoplo de cansancio y dolor... todos los músculos gritan, sin mencionar las heridas. Por la sangre que se filtra por mi pecho, sé que la herida del cuello se ha abierto de nuevo y las articulaciones rotas de mis alas me provocan dolor con cada movimiento.

Aun así, me arrastro sobre la cima de la colina, primero con la mitad superior y luego paso una pierna. Finalmente gateo hasta colapsar exhausto, el sol de la tarde todavía resplandece sobre mí.

No quiero moverme nunca más.

Una parte enferma de mí solo quiere quedarse aquí hasta que los buitres que he visto volar por encima comiencen a picotear mi cadáver caído.

¿Cuál es el punto?

La idea de levantarme y buscar venganza...

Estoy tan cansado, exhausto desde los huesos hasta el alma. La única razón para no morir es que luego me llevarían con los ancestros y allí me reuniría con mi madre.

Si pudiera seguir creyendo tal cosa. Todo lo que antes parecía tan claro, ha sido cubierto de barro. ¿Sería siquiera bienvenido en el reino de los antepasados como la criatura híbrida que soy ahora? ¿Debería apelar a los dioses humanos ahora? ¿O ellos también me evitarían?

—Thraxahenashuash —susurro con los labios resecos y llenos de ampollas—. El Primero.

¿De qué me sirve ser El Primero cuando al final estoy tan solo?

Pero luego parpadeo para alejar los sensibles pensamientos humanos. Por lo que sé, Giselle está sentada allí, a menos de veinte coronas de distancia en el transbordador, esperando a ser rescatada.

La posibilidad por si misma me es suficiente para ignorar el dolor y las molestias, me pongo de pie.

Me tambaleo varios pasos hacia donde debería estar el transbordador cuando hago una pausa y frunzo el ceño. El bolso que le di a Giselle está tirado en el suelo. Avanzo más rápido, arrastrando los pies hacia adelante y me agacho. El aparato médico se sale a medias del bolso y lo saco por completo.

¿Qué significa esto?

Sosteniendo el aparato con una mano, camino hacia adelante, extendiendo la otra mano para sentir el transbordador.

Pero donde mi mano debería tocar la fría capa de pyrthithium, solo encuentro aire vacío. Me precipito hacia adelante, pensando que seguramente estoy equivocado. Espero a chocar de cabezas contra la cubierta del transbordador. Pero no encuentro alguna resistencia, solo más aire.

Pisoteo con furia todo el espacio abierto de la cima, me regresa la energía con la ira, pero después de cinco minutos, ya no puedo negarlo Mi transbordador se ha ido.

Giselle no solo pidió refuerzos; cuando llegó Shak o cualquiera que él enviara, jse llevaron el transbordador con ellos!

Gruño y el fuego me brota de la garganta. Sin embargo, me detengo rápidamente, recordando el incidente con el puma cuando estúpidamente gasté todo el fuego por mi ira. No volveré a cometer el mismo error.

No sé por qué Giselle, tontamente, dejó atrás el aparato médico. ¿Quizás algún lapsus sentimental de su parte? Haré que se arrepienta de cualquier dulzura en su corazón como ella lo ha hecho conmigo. Por haberme dado razones para perseguirle y recuperar lo que me pertenece por derecho.

Dando una última respiración pro- funda, abro las alas por completo.

Inmediatamente caigo sobre una rodilla cuando los espasmos de dolor me recorren el cuerpo. Aprieto los dientes por la insoportable agonía y busco detrás de mí el ala izquierda, la más deformada. Palpo el ala donde se rompieron las articulaciones y sé que han vuelto a fusionarse nuevamente deformes.

Sujeto el ala sin piedad... y luego vuelvo a romper la articulación.

Doy un grito que resuena por todo el desierto, pero tengo la energía suficiente como para para sujetarme del aparato curativo que me escanea de la cabeza a los pies. Detecta la fractura y luego, a medida que la luz de exploración avanza, realiza una cirugía a láser correctiva en las articulaciones para corregir el daño.

Por lo general me daría un sedante, pero como no tengo acceso a ninguno, aprieto los dientes y soporto el dolor.

Y luego continúo con el procedimiento, fractura por fractura, hasta que las alas y la herida en el cuello sanan por completo.

Tirando el maldito aparato de vuelta al bolso y poniéndome este sobre el hombro, salgo disparado hacia el cielo. Estoy débil, deshidratado y agotado, pero la furia me aviva de nuevo mientras vuelo hacia el oeste, hacia la luz de un atardecer rosa y naranja abrasador.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora