EL PRIMEROLA TENGO ENTRE MIS BRAZOS. Es pequeña, frá- gil, y como si se tratara de un sueño, recuerdo cuando anoche se subió a la cama.
Pero cuando parpadeo despierto, ella todavía está aquí. Extiendo la lengua para saborear el aire y se me relaja todo el cuerpo al olerla. Es dulce, como las flores silvestres en las montañas Zizek durante la primavera. He tenido tan poca dulzura y delicadeza en mi vida, y ella es ambas. Esta mujer dulce, delicada y frágil.
Necesito vaciar mi vejiga, pero no quiero empujarla cuando aún duerme tranquila y relajada por primera vez en lugar de gritarme enojada.
Estas mujeres humanas tienen un aspecto extraño; están desnudas como ratones y no tienen escamas que les cubran la piel. Me horrorizó todo el pelaje que les brota de la cabeza cuando capturamos imágenes de estas criaturas por primera vez. Pero ahora... Acaricio experimentalmente el cabello de Giselle y debo admitir que su pelaje es realmente suave.
De repente, abre los brillantes ojos azules de golpe y me mira desde en medio de mis brazos.
Hemos cambiado a lo largo de la noche. Ella terminó acunada entre mis brazos, apoyando la cabeza en mi pecho.
Al principio tiene una mirada alarmada,
como si estuviera confundida acerca de dónde
está, pero luego se aclara y se aparta de mí. Lamento perder el contacto de tenerla junto al pecho.
-Primero-dice, luego se inclina hacia mí, tocándome la frente con la palma de la mano. Arruga la frente concentrada y luego se le di- buja una sonrisa en el rostro. ¡Creo que te ha bajado la fiebre!
-¿Fiebre?
-Si. Se rie. Llevas días enfermos. Casi una semana. Temía que fueras a...
Pero luego hace una pausa, como si se cor- tara y continúa:
-De todos modos, es bueno que te sientas mejor. Deberías intentar darte una ducha hoy. Veré si puedo conseguir algo para el desayuno.
Ella se mueve para irse, pero la sujeto por la muñeca para evitar que lo haga.
Pone los ojos en blanco.
-No otra vez, Primero. Si no te he abandonado mientras delirabas enfermo, ciertamente no me iré a ningún lado ahora que estás mejor.
Eso me hace parpadear y luego frunzo el ceño. No me dejó mientras estaba enfermo. Le suelto la muñeca y se levanta de la cama; luego, la escucho haciendo ruidos en la otra habitación. Pero no son ruidos como si intentara escapar, porque como me acabo de dar cuenta, ella pudo haber huido fácilmente mientras yo estaba enfermo.
Frunzo el ceño con más fuerza y tiro de las sábanas. No soy del tipo de los que se quedan en cama cuando están enfermos. Cuando lo hago, miro hacia abajo y me veo los vendajes sobre el hombro y el cuello, del lado opuesto sobre el que ella estaba durmiendo.
Me dirijo al baño junto al dormitorio, me quito el vendaje y observo el cristal reflectante.
En ese momento es cuando recuerdo el tonto escape de mi pequeña prisionera y como la salvé del felino de la montaña. Pude haber asado a ese gato grande con una sola ráfaga de fuego si no lo hubiera gastado todo en la noche anterior, tratando de proveer de alimentos a mi pareja. Pero tal y como estaba, no me quedaba nada para gastar.
Hago una mueca al ver la herida. Los intentos de la humana por limpiarla fueron torpes, pero valieron la pena. Afortunadamente, fuimos vacunados contra gran parte de las bacte- rias de este planeta. Entre eso y mi inmunidad Draci naturalmente superior, he luchado contra la enfermedad. La herida se está cerrando.
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mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)
Science FictionQue las dos mejores amigas de Giselle se hayan enamorado de dos extraterrestres híbridos y estén viviendo su felices por siempre en las instalaciones del Rey no significa que Giselle se sienta excluida. Ambas dieron a luz a sus bebés con alas mitad...