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EL PRIMERO

HA SUCEDIDO. Tengo una pareja y la he fecundado. Ella llevará a mi hijo. Y mientras la miro, exhausta y desmayada en la cama, con unas incipientes alas violetas iridiscentes que se extienden detrás de ella.... No me siento como imaginaba que lo haría.

Esto es todo lo que quería, ¿no es así?

Y, sin embargo, ahora que tengo lo que deseaba... ¿Qué voy a hacer? ¿Encontrar alguna manera de llegar al transbordador para poder decirles que he cumplido con la parte que me tocaba del trato? He fecundado a una mujer. Ellos me serían más leales que nunca si hacía algún movimiento contra el Rey. Mi medio hermano, el mismo que no honró la deuda de vida que tiene conmigo.

Quien es la pareja de una de esas a quien mi pareja llama familia.

Si mi madre estuviera viva, sé claramente lo que diría. Ella diría que soy un tonto. Sentimental como mi padre. O que debí reclamar una pareja que no tuviera lazos tan complicados con el Rey, o, ahora que la tengo, debería tomar el bebé cuando nazca y reclamar el trono que es legítima- mente mío.

Debería liderar una gloriosa revolución y tomar este planeta por la nación Draci, el cual nos ha tomado cientos de años en encontrar.

No será fácil, pero con las tecnologías y fuerzas superiores que tenemos, estos débiles humanos tendrán pocas posibilidades. Los convertiremos en nuestros esclavos y los criaremos para que nuestras cifras prosperen hasta que el planeta pueda llamarse legítimamente Nueva Draci.

Pero luego, poso la mirada otra vez en mi hermosa y valiente pareja. Ella se entregó por completo y sin vergüenzas a un monstruo como yo. Vi dentro de ella y no era... inferior de ninguna manera. En todo caso, la complejidad de su mente, de las emociones y del espíritu son un desafío para mí. Me hacen cuestionar lo que he dado por sentado.

Juntos, nos convertimos en más de lo que he podido ser por mi cuenta.

No la perderé, por nada.

Incluso a costa de mi propia vida.

Pero esta no es la forma de actuar de los Draci. No somos apasionados. O compasivos. Somos fríos, excepto cuando arde

el fuego y destruimos a cualquiera que se atreva a interponerse en nuestro camino.

¿Cómo es posible que dos especies tan diferentes compartan un mismo planeta?

Aun así... juntos encontramos una manera de compartir nuestros cuerpos y crear una nueva vida. Es asombroso. Tal vez mi medio hermano ingenioso no sea tan tonto como lo pensé en un principio. Quizás haya un camino a seguir que no he considerado.

¿Y si... y si pudiéramos coexistir con estas criaturas en lugar de dominarlas y ya?

El movimiento en la cama me distrae de los pensamientos.

Giselle parpadea y se mueve; sus alas se agitan, moviéndose con ella cuando se despierta. Ya son una parte inseparable de ella. Solo puedo mirarlas atónito y asombrado.

—¿Qué hora es? —pregunta aturdida. —Justo antes de que amanezca, compañera.

Ella parpadea y se sienta. Las alas se despliegan detrás de ella, casi barriendo las paredes... las estira inconscientemente al bostezar. Se mira por detrás del hombro y da un pequeño grito.

—Mierda, no fue un sueño.

Se pone de pie y se da la vuelta; las alas aún extendidas se mueven con ella y chocan con una vela aromática apagada y algunos libros sobre el tocador junto a la cama.

Ella intenta atajarlos, pero no antes de que caigan sobre el cobertor y luego en el suelo.

Se cubre la cara con las manos.

—Santo cielos, ¿qué he hecho?

Inmediatamente me levanto y me acerco a ella, llevándomela a los brazos.

—Has hecho que tu cuerpo sea el ambiente ideal para cargar con nuestro hijo.

Deja caer las manos y me mira con los ojos de par en par.

—Mierda —dice nuevamente. —Estoy embarazada. Quiero decir, sabía que era una posibilidad, pero todo era tan.... Ana y Ezo tardaron mucho en poder quedar embarazados, creo que reamente no pensé que sucedería...

Se le apaga la voz y se lleva las manos al vientre. Aún tiene los ojos muy abiertos. Con sorpresa o asombro, no puedo distinguirlo.

Frunzo el ceño.

—¿Acaso no estás feliz por estar embarazada con mi hijo?

Me hace un gesto con la mano.

—Solo dame un minuto, ¿quieres? Digo, siempre he deseado ser madre. Es solo que... nunca me lo imaginé de esta forma, ¿sabes?

Hace un gesto con la cabeza hacia atrás de los hombros, donde vuelve a levantar las alas experimentalmente.

Luego vuelve a sentarse con pesadez en la cama y mira a la pared. Me quedo de pie, mirándola incómodo. Ella no dice nada, solo permanece sentada mirando.

-¿Qué te sucede? —le pregunto, sacudiéndole la mano frente a la cara. ¿Estás herida?

Pero luego me mira, con una lenta sonrisa que le florece en el rostro y dice:

—Seré madre.

—Sí —le digo con incertidumbre.

Eso fue obvio desde el momento en el que las alas comenzaron a aparecer en su espalda ayer. ¿La transformación le habrá afectado las capacidades mentales?

Ella solo se ríe.

—No, quiero decir, realmente me está sucediendo. Voy a ser mamá. De un pequeño bebé. Nuestro bebé —dice acercándose y tomándome de la mano—. Seremos una familia.

—Sí. Una familia —intento decirlo con absoluta normalidad.

Con el estoicismo y la dignidad que mi madre siempre trabajó tan duro en inculcarme.

Aun así, ante la lenta y alegre sonrisa de Giselle mientras acepta la realidad, no puedo permanecer indiferente. Porque puedo verlo en sus ojos. Ella no solo acepta el hijo que le he implantado como su familia, sino también a mí. Nos ve a los tres como una misma unidad. Ahora me escoge a mí como su familia, a pesar de que yo la aparté de la suya. Ella me daría ese regalo, tal como me dio el regalo de su cuerpo por primera vez.

La alegría que siento en respuesta me es desconocida. Nueva. También aterradora. ¿Y si me traiciona? ¿No he aprendido a estas alturas a no confiar en nadie? ¿A no permitir que nadie entre a esos pasadizos secretos dentro de mi alma en donde podrían devastarme justo como mi madre lo hizo una y otra vez?

Pero demuestro que soy un idiota afortunado mientras sujeto las manos de mi amada entre las mías.

—Sí, somos familia, mi pareja. Para probar mi devoción, te daré la confianza. Ahora que tienes alas, puedes volar hasta el trasbordador. Te diré cómo llegar hasta allí. Una vez en el lugar, podrás encontrar el dispositivo que me curará las alas. Luego podremos hablar de hacia dónde iremos después de aquí. Quizás haya algún camino a seguir que forje una alianza de paz, como tú lo has dicho.

Los ojos azules se le iluminan aún más por la alegría, poniéndose de pie y abalan- zándose sobre mí.

-Oh, Primero.

Me acaricia el cuello y el hombro con el rostro y cierro los ojos mientras saco la lengua para olerla cuando la tengo tan cerca. Madreselva y flores silvestres.

Ella se aparta y me rodea el rostro con las manos. Los ojos azules le brillan incluso cuando frunce el ceño levemente.

—No sé cómo podría sentir tanto por alguien en tan poco tiempo. Todo esto es una locura... —dice sacudiendo la cabeza—. Pero se siente tan bien al mismo tiempo.

No puedo evitar besar a mi pareja al escucharla hablar. Necesito saborearla con la lengua. Saber que es real y poder experimentarla con todos los sentidos.

Hacemos el amor mientras el sol se asoma por el horizonte, bañándonos con la luz de la mañana.

mi bestia extraterrestre (extraterrestres darcy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora