Semen - Up 🔞

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*+18*

Nicolás se había vuelto a rapar.

Sabía que a Flor le gustaba, y como un astuto jugador que sabe bien cómo y cuándo servir al ajedrez, combinó su nuevo look con la camisa blanca que tenia su perfume ya instalado. Le mandó una foto a ella, desde su oficina, como quien quiere dar los buenos días y seducir a la vez.

Flor: - me estás jodiendo - enviado

Flor: - Quién es ese pelado tan hot? - enviado

Charlaron histeriqueándose como hacían hace algunos meses atrás. Sí, subía el tono, y los comentarios fuera de lugar no tardaban en aparecer.

El agite los divertía, como si tuviesen 15 años y un caudal de hormonas joviales que no encuentran sosiego.

Era sábado, pero igual él estaba en su empresa, teniendo reuniones y ajustando tornillos para la nueva temporada del 2024.

En toda la semana quizás habían dormido una sola vez juntos, y el extrañarse acumulaba energías en ambos.

Llegada la noche, ella lo llamó, a lo que él respondió yendo a buscarla a su departamento.

En el momento en que Florencia subió al auto, lo miró de arriba hacia abajo.

Nico: - hola mi amor

Ella subió al auto y lo recibió sobre su peso, y rodeándolo con sus manos, lo atrajo hacia ella, para darle un beso que compensara el tiempo separados. Sus respiraciones automáticamente se entrecortaban por la emoción, y las manos de él hacían presión en su cintura.

Nico: - estás muy linda

Se separaron por razones de vía pública, es decir, no podían hacer una escena en la calle, en el auto, a las 8 de la noche. Ya de vuelta cada uno en su asiento luego de ese efusivo saludo, emprendieron viaje.

Flor: - estoy robando fuerte con este pelado che

Nico se rió, y con su mano derecha buscó su rodilla, mientras manejaba.

En la radio sonaban Patricio Rey y los Redondos, y mientras a alguien quizás le emocionaba, a ellos los calentaba.

Flor sacó de una caja de metal pequeña, una sorpresa que le había prometido, y mostrándole unas flores sin picar causó en él una alegría. Mientras picaba el motín, y armaba un par de porros, cantaba algunas canciones.

En un momento tomó la mano que estaba sobre su rodilla, y la guió unos centímetros hasta quedar en su muslo, acción a la que él respondió haciendo presión con sus dedos . Ella estaba como si nada, y él no emitía sonido alguno, mirando al frente.

Flor: - qué concentrado Occhiato, pasa algo?

Nicolás ya conocía el juego perverso de provocación y tire y afloje que ella causaba, y mordiéndose el labio inferior agitó la cabeza, sin dejar de manejar. Si se desconcentraba iban a terminar estacionando en cualquier espacio para cumplir la escena.

Ella emitió una pequeña risa casi inaudible en tono de burla, y luego de armar los porros se estiró sobre su asiento, desperezándose. Juntó las piernas, todavía estaba la mano de él en una de ellas, y aprovechó el estiramiento para buscar su cuello con su mano.

Ya adentro del estacionamiento, él bajó serio, sin expresión alguna, y ella también. Aunque quizás a ella le salía mejor. Y esa indiferencia actuada a él lo mataba.

Ya sabían el juego.

El ascensor tenía la tarea de escalar hasta el piso 20.

Él aprovechó, y cortando la distancia de forma brusca, arrinconó a Florencia contra una esquina. El murmullo de "vení para acá" la hizo reír, y entretenida con la cantidad de espejos que los reflejaba en un estado animal, le dió el espacio para ser él la energía masculina que tomara las riendas del beso. 20 pisos, no puede ser tan rápido el ascensor de mierda. Él se estaba desesperando y los besos cada vez eran más agresivos. Ella buscaba respirar mejor pero no podía concentrarse en tomar aire y sacarse el calor al mismo tiempo, era imposible. En el ascensor hacía muchísimo calor. Piso 20.

Abrieron la puerta y automáticamente el Bluetooth se conectó al parlante de la sala; y Semen- Up comenzó a retumbar en la inmensidad del departamento de Nicolás.

El la veía casi como un demonio, como la canción decía.

Ella tardó menos que nada en sacarse los zapatos, y comenzó a tironear de su novio para ir a cualquier lugar de los miles de metros cuadrados que tenían para ellos dos solos. En el agarre de él alzándola para estar más cerca, terminaron de una forma confusa sobre el sillón, y ella se encargó de sacarle la camisa que tanto le encantaba, entre palabras desubicadas y besos en el pecho.

Él no tardó en desabrochar su pantalón y el cinto reventó contra algún lugar del piso, haciendo un estallido. Los zapatos también.  Puteaba mientras estaba prendido a su boca y desataba las ligas del vestido que ella se había puesto horas atrás, mientras la presión que tenían entre el cuerpo de los dos se hacía insoportable. Ya estaba arriba de él.

Semen - Up ahora era La Bestia Pop.

Los jadeos se convertían en malas palabras, y también en besos que ahogaban gritos, que ya dentro del trance lograban salir. Cuando ella era quien mandaba, el juego cambiaba, y disfrutaba de tomar las riendas para verlo a su merced. El calor que los recorría los hacía transpirar, y una gota de agua caía por la espalda desnuda de ella, que en su cintura tenía dos brazos que buscaban mantenerla firme.

Su chico por momentos parecía estallar, y buscaba en el medio de su estómago morderle la piel, o lo que está más allá de los cuerpos y no se puede tocar, del calor del otro. A ella le encantaba escucharlo, y había logrado que él aprenda a liberarse. Eso la calentaba, y la fuerza que combinaba con su instinto por envolverla en su abrazo la hacían subir de temperatura. Él siempre quería probar de ella en el sentido más explícito posible, y cada vez que podía bajar lo lograba, llevándose la corriente eléctrica que salía de su cuerpo. Sus piernas ejercían el matriarcado, y sin otro sentido más que disfrutar, dejaba sus manos libres, que estiraba para buscar el porro y prenderlo. Ya sabía cuando estaba por llegar, y guiaba una mano de él a su centro, retorciéndose una vez más contra el cuero del sillón, que transpiraba con ella. Los gritos no tardaban en salir, y él buscaba en los últimos metros llegar a su lado, sentir el olor de su cabello, que sentía como nunca todas las veces que se acurrucaban juntos, entre el sudor y el humo del porro, y alguna playlist que había arrancado y no sabían por qué.

Nico: - te amo

Ella le decía que lo amaba más, dándole un beso dulce en los labios, con lentitud, con amor.


Tenían un buen ritmo, lo habían construido juntos.


El frío los acorralaba en el sillón, y riéndose por la calentura que los había divertido un buen rato y por lo buenas que estaban esas flores, mudaron sus cuerpos a la cama, que los recibió para dormir juntos sin ropa, en la crudeza y en lo vulnerable. Era el destino que hacía de las suyas y logró su cometido con ellos dos, que ahora dormían enredando los pies, escuchando el ruido de la ciudad de la furia, que cada vez estaba más lejos. Estaban en el mejor lugar de la Tierra.

A LA PAR | OCCHIAMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora