A raíz de la noticia, muchas reflexiones fueron hilándose y tejiendo un mismo relato entre sí. Un sueño movido por el pulso de dos, pero que en el espacio se convertían en uno, un sueño que podían cumplir.
Quizás, según lo que ellos creían, como un modo de festejar una etapa que se concluye, y adentrarse en un nuevo capítulo de sus vidas, con otra energía. Era un impulso muy grande, y también era una actitud totalmente imprevista en ambos, para quienes los conocían de siempre.
Nadie se lo esperaba. Tampoco querían que los esperen. Por que no iban a llegar.Todo se había decidido en un domingo de locura y filosofía para nada barata, en el departamento de ella. Con la computadora abierta, y mientras compartían una merienda que habían compuesto por dulce y salado, como le gusta a él, y a ella.
Nico: - Creo que nunca en mi vida me imaginé estar en esta situación, con vos. Si me lo decían hace 6 años, me cagaba de risa.
Ella se rió y se estiró sobre la espalda de él, que boca abajo y apoyado sobre sus codos usaba la computadora. Su torso desnudo le parecía el lugar más suave del mundo, y mientras Nico reflexionaba y le alcanzaba un chipá, ella apoyaba la cabeza sobre su espalda, le acariciaba la piel con un dedo, le daba un beso.
Flor: - Pero acá estamos, ya nos ves.
Cada tanto se incorporaba sobre su cuerpo para asomarse detrás de su novio, y ver lo que él le indicaba en la pantalla. Debatían y opinaban, intercambiaban suposiciones, e incluso se quedaban varios minutos mirándose, mirando el piso, el techo, haciendo pasos hacia atrás en sus cabezas o decidiendo de forma frenética que sí.
Cuando aclaraban y ponían en frío los cerebros, el corazón los dominaba. Sabían que la respuesta era un sí. De todos modos se lo merecían, él se lo merecía, ella se lo merecía. Iba a ser una gran anécdota para contarle al retoño que ahora crecía dentro de su vientre. Era algo que no iban a olvidar jamás, ni en miles de años.
Como quien debe cumplir una misión álmica, se estaban dejando llevar por el sentimiento, por la intuición. Por la sabiduría que no sabían que tenían, y ahora se representaba en lo bien que estaban haciendo.
Él no se reconocía a sí mismo en semejante frenesí, o mejor dicho, se estaba conociendo por primera vez. Nunca en su vida había tenido tantas certezas, como en ese entonces. Por primera vez, no le importaba ni el trabajo, ni las burocracias, ni los deberes de autoridad, ni el sistema. Esto era algo que trascendía sus creencias, era un reseteo.
Ella estaba emocionada, y codo a codo con él, hacían una ruleta de opciones, mientras tomaban mate y cada tanto se preguntaban el uno al otro sobre qué tan seguros estaban, o bien, afirmaban la euforia del acto.
Mañana lunes Nico se organizaba, mañana se volvía loco un último día y ya estaba. Repito, esto era algo más grande.
No sabían ni qué los impulsaba a hacerlo, no sabían quién se los pedía, o qué. Dios, el hecho de que sus vidas iban a cambiar por completo, el Universo, el más Allá. Era una duda perfecta.
Flor conectó su celular, y buscó una banda que no escuchaba hace mucho tiempo. Era Manu Chao, y el botón de aleatorio la tentó para comenzar un repertorio de estrofas y sonidos que los acompañaron por la tarde. Desaparecido empezó a sonar, mientras ella se incorporaba para llevar los platos a la cocina, y volver con yerba para el mate.
Abrió la ventana, y una brisa de aire dulce entró abriéndose paso en su hogar. Cerró los ojos, y respiró profundo.
Nico: - ya está.
Dicho esto, se levantó de donde estaba con la computadora, y fue caminando con una medialuna en la mano, hasta donde estaba ella parada, apoyada contra la ventana.
La abrazó, y con sus labios buscó la piel de su cuello, que siempre estaba alegre de recibirlo. Ya se le había hecho una adicción.
Nico seguía nombrando algunos puntos en particular sobre el plan, pero ya casi en voz baja, en su oído. Ella no lo miraba, y con los ojos fijos en el árbol de la esquina, le contaba todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
Suspiraban al unísono en una corazonada extraña y dulce, que jamás se habrían imaginado.
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A LA PAR | OCCHIAMIN
FanfictionFlor Jazmin Peña - Nico Occhiato (NDN LUZU) Dedicado a los protagonistas, con mucho amor ❤️. Ella se cansa de correr. Él se anima a tambalear. Juntos deciden jugar, quizás en broma, quizás en serio.