- ¿¡Lo sabías!?
- Claro que lo sabía Yoongi, soy el príncipe, literalmente es mi deber leerle todos esos libros polvorientos si quiero ascender al trono
- Y tú, aun así ...
- Sí, aun así lo hice
Yoongi se dejó caer pesadamente en la silla de la habitación de Jungkook, dejando escapar un suspiro de frustración. Observó a su alrededor, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que Jungkook estaba al tanto de las estrictas prohibiciones del reino, pero parecía ignorarlas, arriesgando todo cada día por su amor por Taehyung.
La mirada de Yoongi se posó en el libro abierto sobre la mesa, donde las leyes del reino estaban escritas con letras antiguas y formales. Cada palabra parecía ahora un recordatorio amargo de las normas que Jungkook había desafiado por amor.
El consejero cerró los ojos un momento, sintiendo la fatiga acumulada. Había intentado advertir a Jungkook sobre los peligros de sus acciones, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos. Ahora, con la situación llegando a un punto crítico, la preocupación y la impotencia lo abrumaban.
Se pasó una mano por el cabello, pensando en cómo resolver esta situación complicada. Necesitaba encontrar una manera de proteger a Jungkook y a Taehyung sin comprometer la estabilidad del reino, pero el desafío parecía cada vez más difícil de superar.
- Supongo que aun no le dices ¿no es así? - niega - Perfecto
- Ya te dije que encontraría el momento perfecto para decírselo, ahora es ... complicado
- Y cuando es el mejor momento para ti ¿mañana? la otra semana ¿tal vez?, no mejor que tal el mismo día que te presenten al pueblo, una bella sorpresa - hablaba con un visible sarcasmo en sus labios
- Pienso decírselo antes de eso, solo, que aun necesito tiempo
- Cada vez hay menos tiempo Jungkook, y ahora lo único que tienes son dos opciones; o le dices la verdad y acuerdan no verse nunca más por el bien de ambos, o desapareces de su vida sin remordimiento alguno
- En ambos me alejaría de él
- Ese es el punto
Jungkook se paseaba de un lado a otro en su habitación, sintiendo el peso de la culpa y la frustración. Sabía que sus encuentros secretos con Taehyung estaban mal y eran completamente prohibidos por las leyes del reino. Cada día que pasaba sin revelar la verdad sobre su identidad real lo atormentaba más.
Se detuvo frente a un espejo antiguo y se observó a sí mismo con expresión sombría. Sabía que no podía seguir escondiendo su verdadera identidad de Taehyung, ni tampoco podía ignorar las responsabilidades que le esperaban como príncipe heredero. La ceremonia de presentación al pueblo se acercaba rápidamente, y sabía que tenía que hablar con Taehyung antes de que fuera demasiado tarde.
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UN REY Y UN PRINCIPE
Teen FictionLo único que sabían era que se amaban con todo su corazón, aun cuando el mundo los condenara por eso. Un amor puro y sincero en medio de tanta oscuridad, en una ciudad en donde amarse era pecado ... donde era su propia destrucción. El tendrá que el...