Capítulo 2: El consejo

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〘 Mayo de 1469 〙

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Mayo de 1469 〙

El sol despertaba en el horizonte, sus primeros rayos se deslizaban sigilosamente entre las cortinas de la habitación de Jungkook, acariciando con delicadeza su rostro. El príncipe abrió los ojos lentamente, permitiendo que la luz dorada inundara su ser. Los sonidos matutinos se filtraban a través de las paredes de su alcoba: el suave murmullo de los empleados del palacio que comenzaban sus labores, el crujir de las hojas de los árboles movidas por la brisa fresca de la mañana.

Con parsimonia, se estiró, sintiendo cada músculo despertar, cada articulación ceder a la flexibilidad del nuevo día. Observó a través de la ventana cómo el cielo se teñía de tonos rosados y naranjas, como si el universo mismo le diera la bienvenida a una jornada llena de promesas y posibilidades. Inspiró profundamente, impregnándose del aire matutino, lleno de fragancias de flores y hierbas recién regadas.

Justo cuando Jungkook se disponía a salir de su habitación, un suave golpeteo en la puerta anunció la llegada de un grupo de damas de la corte. Entraron en fila, encabezadas por la señora Chin, la nana del príncipe a quien él llamaba cariñosamente así. Las damas llevaban consigo una selección de ropajes exquisitos, dispuestas a vestirlo para el día que apenas comenzaba.

La señora Chin, con su rostro arrugado pero amable, se acercó a él con una reverencia respetuosa. Sus manos expertas seleccionaban con cuidado cada prenda, asegurándose de que el príncipe luciera impecable en todo momento. Las otras damas se ocupaban de desplegar los diferentes trajes y accesorios sobre la cama, creando un mar de telas y colores a su alrededor.

Jungkook se dejó vestir con paciencia, disfrutando del ritual matutino. Las damas conversaban entre ellas en voz baja, comentando sobre los eventos del día y las noticias del reino. Él las escuchaba con atención, agradecido por la compañía y el cuidado que le brindaban.

Una vez que estuvo completamente vestido, las damas de la corte salieron de la habitación en el mismo orden en el que habían entrado, dejando solo a la señora Chin. Esta última, lejos de seguir a las demás, se quedó en la habitación, observandolo mientras él se disponía a colocarse sus característicos anillos de oro puro.

Con una delicadeza especial, Jungkook seleccionó uno de los anillos de entre los que reposaban sobre una bandeja de plata. Entre ellos, un anillo en particular llevaba un pequeño rubí en su centro, un detalle que lo hacía destacar entre los demás. Lo colocó con cuidado en uno de sus dedos, recordando el momento en que un anillo parecido, tal cual al que estaba entre sus dedos, le había entregadoa su pequeño castaño en uno de sus encuentros más íntimos.

Le gustaba la forma en como lo reclamaba como suyo, ya sea en cada encuentro que tuvieran, o como ese pequeño detalle, haciendolo llevar algo suyo.

La señora Chin observaba cada movimiento con atención, como si quisiera capturar cada detalle en su memoria. Se sentó con descaro en la cama del príncipe, sin apartar la mirada de él. Había algo en su expresión que no era usual, algo que hacía que Jungkook se sintiera incómodo, aunque no podía precisar qué era exactamente.

UN REY Y UN PRINCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora