En los días siguientes, Yoongi y Taehyung se encontraron inmersos en una vorágine de actividades para preparar la feria anual del reino. Desde el amanecer hasta bien entrada la noche, ambos trabajaban incansablemente, organizando cada detalle, contratando al personal necesario y asegurándose de que cada aspecto del evento estuviera cubierto. La magnitud de la tarea los obligó a contratar más personal del inicialmente acordado, anticipando cualquier imprevisto que pudiera surgir.
El bullicio del castillo se había incrementado notablemente. Carros cargados con materiales iban y venían, artesanos montaban puestos, y el sonido de los martillos y serruchos llenaba el aire. Mientras supervisaban cada paso, revisando listas, distribuyendo tareas y resolviendo problemas sobre la marcha. El cansancio se reflejaba en sus rostros, pero la determinación y el deseo de que todo saliera perfecto los impulsaban a seguir adelante.
Hubo días en los que, a pesar de su apretada agenda, lograban robarse unos minutos de descanso. En esos momentos, se sentaban en algún rincón apartado del bullicio, compartían una comida rápida y conversaban. Era en esos instantes cuando ambos se conocían más profundamente. Yoongi le hablaba a Taehyung de su infancia, de sus sueños y aspiraciones, mientras que Taehyung, por su parte, le contaba sobre su familia y los recuerdos que atesoraba. Estas charlas, aunque breves, fortalecían el vínculo entre ellos, haciendo que la confianza y la camaradería crecieran día a día.
El trabajo constante y la falta de sueño empezaron a pasar factura. Había noches en las que, después de jornadas extenuantes, ambos caían rendidos en cualquier rincón del castillo. Pero incluso en esos momentos de agotamiento extremo, la presencia del otro les daba fuerza. Una sonrisa, una palabra de aliento, eran suficientes para reavivar su determinación. La feria debía ser un éxito, y no permitirían que nada los detuviera.
A medida que el evento se acercaba, la presión aumentaba. Las expectativas de la corte y del pueblo eran altas, y cualquier error podría tener graves consecuencias. Ambos revisaban cada detalle una y otra vez, asegurándose de que no hubiera cabos sueltos. Las noches sin dormir se volvieron más frecuentes, y las ojeras bajo sus ojos eran testimonio del esfuerzo titánico que estaban realizando.
Mientras tanto, Jungkook se dedicaba con fervor a sus lecciones, ansioso por terminar sus deberes y poder reunirse con Taehyung. Cada día se esforzaba más, acelerando el ritmo de su aprendizaje, con la esperanza de liberar su agenda lo antes posible. La paciencia era su mayor aliada, aunque a veces le resultaba difícil mantenerla. Sabía que debía esperar el momento adecuado.
Jackson se mantenía fiel a su promesa, entregando informes diarios sobre el estado de Taehyung. Cada reporte detallaba cómo el castaño se encontraba bien y cómo Yoongi lo cuidaba, lo cual tranquilizaba el corazón de Jungkook. Saber que Taehyung estaba a salvo le daba la fuerza para seguir adelante con sus deberes, aunque la ansiedad por verlo se hacía cada vez más difícil de contener.
Por otro lado, la reina no perdía detalle de sus actividades. Su supervisión era constante, buscando cualquier mínimo error que pudiera usar en su contra ante el consejo. Sin embargo, hasta el momento, no había encontrado ninguna razón para actuar. Su intuición le decía que Taehyung ocultaba algo, y estaba decidida a descubrir qué era. Cada día observaba pacientemente, segura de que eventualmente cometerían un desliz que revelaría la verdad.
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UN REY Y UN PRINCIPE
Teen FictionLo único que sabían era que se amaban con todo su corazón, aun cuando el mundo los condenara por eso. Un amor puro y sincero en medio de tanta oscuridad, en una ciudad en donde amarse era pecado ... donde era su propia destrucción. El tendrá que el...