El hormigueo que experimentó mi piel fue completamente desconocido para mí. Pronto sentí su lengua pedir permiso para entrar a mi boca y se lo concedí, comenzando una pelea por explorar, conocer, deleitar. Solté un pequeño gemido y supe que era hora de alejarme de él.
—Eso fue —dijo cuándo me separé pero no solté su camiseta—... fue...
La sirena comenzó de nuevo y la burbuja donde estábamos se rompió. Pero fue delicioso mientras duró.
Me alejé de él sin darle la espalda, con una gran sonrisa en los labios. Nuestras miradas estaban conectadas y por un momento sentí que éramos solo los dos en el mundo otra vez.
¡Mierda!
¡Era solo un extraño! Era la segunda vez que lo veía en mi vida y estaba descontrolándome.
— ¡Corre conmigo! —Gritó sonriendo también—. ¡Corre conmigo, Lucrezia!
Me detuve cuando me llamó por mi nombre, no cualquiera lo hacía.
— ¿Has visto eso? —Leah llegó emocionada y me tomó del brazo, el chico se había perdido entre la multitud en cuanto me distraje—. ¡Hey aquí! —Alzó las manos y el chico de piel morena de hace rato se acercó.
—Buenas noches, señoritas —saludó sonriente.
De pronto mi hermano apareció con la rubia de hace rato y... todo se volvió confuso.
—Luan —habló el moreno—. ¿Has venido hoy también?
—Siempre estoy aquí.
Estaba pegada al brazo de mi hermano, sonreía como si estuviese demasiado feliz, algo estaba mal con esa chica. No era normal tanta naturalidad.
—Está mal —una voz susurró en mi oído y me giré para ver a Alex cerca de mí—. Ve bien su piel, ella está sufriendo realmente.
Entonces lo noté. Estaba drogada, pero a mi hermano no le importó. No era algo que quisiera para él, pero no quería arruinar su noche tampoco.
—Ella...
— ¿Correrás conmigo?
—Sí —lo miré sobre mi hombro, su proximidad me encantaba—. Vamos.
Asintió y me tomó por la cintura.
Les dije a mis hermanos que correría, pero tenía que salir de ahí de inmediato, Franco caminaba hacia mí, era imposible ocultarme de él con este cabello y mis pelirrojos cerca.
Fuimos directo al estacionamiento por la motocicleta y me dejó conducirla hasta la pista de carreras.
— ¡Las carreras en pares son las más sucias de todas! —Habló una chica con voz chillona por los altavoces—. ¡Aquí nadie tiene miedo de morir, perder un brazo o romperse una pierna! ¡Gana el más veloz y que llegue entero a la meta con su pareja a bordo! —Alex me miró y sonreí—. ¡Quedan prohibidas las pistolas, navajas y tesser!
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Dulce explosión
RomanceLucrezia Farina es una chica amada por sus padres y sus hermanos, pero goza de la vida nocturna en las calles. Alexei Volkova es un caballero romántico y tranquilo que es arrastrado por su mejor amigo a la vida nocturna. Un encuentro, conflictos de...