17 Casi perfecto

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BONITO DÍA ESTEN TENIENDO MIS QUERIDOS LECTORES.

HE TENIDO UNOS DIAS UN POCO OCUPADOS, PERO LES DEJO UN CAPITULO TEMPRANO.

EL DÍA DE HOY LE TOCA HA JeannetteLeon8 QUE ME LEE DESDE CHILE, UN SALUDO Y GRACIAS POR EL APOYO.

MISMA DINAMICA, PRIMER COMENTARIO VA DEDICADO EL SIGUIENTE CAPÍTULO.

DEJEN EN LOS COMENTARIOS QUE LES PARECE HASTA AHORA LA HISTORIA Y NO OLVIDEN VOTAR, AYUDENME A LLEGAR A MAS GENTE Y QUE CONOZCA MI TRABAJO.

LOS LEO SIEMPRE CON AMOR 💋

No sabía dónde empezaba ella y donde terminaba yo, pues al estar en su interior me perdía completamente

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No sabía dónde empezaba ella y donde terminaba yo, pues al estar en su interior me perdía completamente. La ropa estaba esparcida entre nuestros cuerpos y las sábanas, una fina capa de sudor cubría su tersa piel y verla sucumbir ante mis caricias y mimos hinchaba más mi pecho (y también mi ego).

—Eres una hechicera, Lucrezia Farina —dije y sonrió mientras movía sus caderas en círculos sobre mí—. Me has hechizado completamente y no quiero soltarte nunca más.

—Entonces, quédate bajo mi hechizo, Alex —acarició mi pecho.

—Cásate conmigo —susurré y abrió grande los ojos—. Sé mía de todos los modos posibles.

Se aferró de mis hombros y aceleró los movimientos adelante y atrás, mis dedos recorrieron su espalda con algo de presión hasta llegar a sus nalgas, sucumbiendo en un orgasmo unísono más que placentero.

Hicimos el amor con calma y sin prisas, no la forcé a contestar mi propuesta, quería fundirme una y otra vez con ella, quería hacerla mía desde la última vez que la vi, no quería dejarla ir. Se había incrustado debajo de mi piel ya, su sabor estaba impregnado en mi lengua y ahora mismo, llevaba una parte de mí en su interior.

— ¿Qué hora es? —dije mirando la ventana y la luz del sol muy naranja.

—Las seis, casi hora de la cena.

—Wow, ¿tanto tiempo dormimos?

—Dormimos más de dos horas —sonrió aun sobre mí y colocó su cabello detrás de su oreja—. Ahora debemos levantarnos o papá se molestará ahora sí.

Nos levantamos y busqué toda mi ropa, pero mi camisa era un caso perdido llena de arrugas.

—Tu maleta está aquí —señaló la entrada de la habitación—. La trajeron hace rato, por eso me desperté y quise despertarte.

Se acercó al armario y observé su cuerpo desnudo, sus curvas eran perfectas, su cuerpo era delgado y sus nalgas bien marcadas y redondas, sus piernas estaban demasiado marcadas. Cuando comenzó a colocar sus bragas, vi su estómago, tan plano aun, que no podía creer que ahí estuviese creciendo una pequeña criatura que pronto gritaría, lloraría y me llamaría papá.

Dulce explosiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora