7 Permiso

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Papá tenía el rostro impertérrito, eso podía ser una buena señal, pero también podría dar paso a una guerra si no lo dejaban en paz

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Papá tenía el rostro impertérrito, eso podía ser una buena señal, pero también podría dar paso a una guerra si no lo dejaban en paz.

—Tengo territorio italiano poderoso, soy el jefe en Italia hasta ahora, nadie ha podido ganar en mi mandato —mi padre se sentó y unió sus dedos—. Rusia no me interesa, pero podrías hablar con los Lombardi.

—No lo entiende —el chico me miró y después a mi padre—. Me han enviado específicamente por usted y si no accede, me temo que podría haber problemas.

—Puedes hacerte cargo tú —papá lo señalo—. Tienes las capacidades, estás entrenado y eres Ruso.

—Eso mismo dijo él, pero... no es algo que quiera en mi vida.

— ¿Y por qué has cortejado a mi hija?

Sentí el calor en mi rostro, mire de uno a otro confundida, pero nada se le escapaba a mi padre.

—No lleva su ropa entallada habitual, su cabello está despeinado y supongo que le has dado una buena noche —sonrió—, o estaría de un genio de los mil demonios por haberse desvelado dos días seguidos y no haber desayunado.

— ¡Papá! —Me puse de pie.

—Tiene razón —Alexei cruzo una pierna encima de la otra me miró y después a mi padre—. No voy a negar que su hija es una mujer maravillosa, sabe lo que quiere y es decidida, sabe cuidarse sola y... no entraré en detalles por respeto a ambos, pero, quiero pedirle permiso para salir con su hija, que me deje cortejarla y que sea mi novia.

—Bueno, eso no es decisión mía, pero tengo entendido que sale con alguien.

— ¡No! —Me sentía como un cero a la izquierda en ese instante, como si fuese un trofeo—. El idiota de Franco es historia.

— ¿Lo ve? Creo que puedo con eso —me señaló.

Tomé el libro con ambas manos e iba a golpearlo en la cabeza, pero fue rápido y lo detuvo.

—Bien —papá se puso de pie y subió las mangas de su camisa de vestir hasta los codos—, lamento decir que esta reunión no llegará a ningún lado, joven Volkova. Mi hija es difícil de conquistar y no puedo acceder al asunto de Rusia, pero puedo darte otros contactos.

—Hay otro asunto papá —Alexei supo a que me refería y papá me miró, entonces supo que algo no estaba bien—. Es sobre Sacra Corona.

—Te dije que ese asunto...

—Han vuelto, aparecieron a la fiesta de ayer —Alexei me apoyó.

—Mamá tiene que...

—No ahora, Lu.

Mire a Alexei, tenía que irse o papá podría perder los estribos, ya lo había estresado demasiado.

—Pueden asistir esta noche a cenar —soltó de pronto—. Mi hija Leah me ha dicho que invitó a tu amigo Nikolai a cenar esta noche, así que, está bien eso.

Dulce explosiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora