Dulces Recuerdos • XIII

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Había pasado una semana desde lo ocurrido con la canción, no he dejado de pensar en eso y no puedo quitarme aquello de la cabeza

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Había pasado una semana desde lo ocurrido con la canción, no he dejado de pensar en eso y no puedo quitarme aquello de la cabeza. Por alguna extraña razón mis pensamientos me hicieron vagar muy profundamente entre mis memorias, llegando a un recuerdo muy especial para mí.

Tenía ocho años, papá me enseñaba a preparar algunos postres, él sabía hacerlos y siempre le quedaban deliciosos, es un completo experto, sobre todo haciendo sus famosos macarrones franceses.

Seguía bien cada paso, pero por alguna razón cada que trataba de hacerlos terminaban por joderse en el horno, nunca supe el porqué.

Oh...

Dije llena de decepción cuando vi como mis macarrones quedaron quebrados y algunos con burbujas que habían explotado.

Papá los sacó con delicadeza del horno,siempre terminaba por hacer cosas como esta.

— Es la tercera vez...

— Linda, no hay problema, aún podemos...

— ¡No quiero cocinar nunca más!

Dejé a papá solo, me escondí debajo de la mesa como solía hacer desde siempre, así que no era un secreto donde estaba.

Papá llegó minutos después, con mis macarrones mal hechos con su relleno dulce en el centro, se escondió conmigo para hablar.

— Dejando de lado el aspecto, tienen un muy buen sabor, ¿quieres probar?

Solo volteé a verlo, con mi desastre en sus manos y con migas

— Anda, hazlo, papá nunca te ha mentido.

Creí en él, tomé uno en mis manos y lo probé. Papá nunca mentía y está no era una excepción, tenían un suave sabor a fresa, mi favorito.

Me sonrió, dejó en beso en mi cabello y me abrazó. Estaba acostada en su pecho, escuchando sus suaves y relajantes latidos.

— No tienes que rendirte tan fácil, Estrellita de mis ojos. Cada persona comete errores, nadie es perfecto, ni siquiera yo, pero lo bueno de cada error es que podemos ver en qué mejorar, para que al volverlo a intentar todo sea mucho mejor.

Alcé la mirada, teniendo sus ojos chocando en mí, pero no era intimidante, daba una sensación de paz, me hacía sentir como una bebé de nuevo.

XV • RaptorGamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora