¡¿Qué Está Pasando?! • XVI

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— Por favor, quiero hablar, necesitamos hablar

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— Por favor, quiero hablar, necesitamos hablar...

— ¡Ya te dije que no quiero hablar!

Colgué mi teléfono. Gonzalo ha estado llamándome los últimos cuatro días, desde que peleamos decidí quedarme en casa de mi madre al menos hasta que me sienta más relajado.

Acaricié mi vientre mientras me sentaba en el sofá, pronto mi madre se acercó a mí al notarme estresado.

Trato de calmarme y relajarme, pero el sentir que Micaela deja de moverse y que todo mi progreso se fue a la basura me estresa aún más.

— Cálmate, no te estreses, sabes que es malo.

— Lo siento, pero no puedo evitarlo, mamá...

Me dejó una taza con té de manzanilla. Escuchamos el timbre de la puerta, cuando iba a levantarme ella me indicó no hacerlo, pues abriría la puerta por su cuenta, al hacerlo Estrella estaba esperando por entrar.

— Hola, hija.

Me saludó con la mano, dejó un beso en la mejilla de su abuela y luego tomó asiento a mi lado dejándome un pequeño beso en la mejilla.

— ¿Cómo han estado?

— Terrible, por favor dile a tu papá que deje de estresarse, me está preocupando, su panza está poniéndose dura y aún así no entiende que debe de calmarse.

— Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, solo que Ari no deja de llamarme.

— Sí, sobre eso...

— Te pidió que vinieras, ¿no?

Asintió lentamente, una mueca de molestia comenzó a formarse en mi rostro.

Gonzalo sabe que necesito mi espacio cada que peleamos y que esta vez esté sobre mí en todo momento me enoja aún más, ¡solo quiero olvidarme de todo!

— ¿Qué quiere?

— Vine a explicarte que la decisión de cancelar la fiesta fue mía, no suya. Él en serio lamenta haberte gritado, fue porque estaba estresado por cancelar todo y que muy probablemente muchos no le devuelvan el dinero, no sabía por donde comenzar y eso aumentó su estrés. Él... Él realmente está mal, no ha salido de su habitación desde el sábado, sus ojos están rojos e hinchados y ha llorado todas las noches, Adrián y yo no podemos dormir bien por sus llantos.

— Pues dile que si quiere que entienda él tendrá que venir y decírmelo en la cara.

— ¡Oh, no, claro que no! Te estresarás más y eso le hace daño a ella.

XV • RaptorGamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora