☪┃ᴄᴏʟʟᴇɢᴇ ɢɪʀʟs ᴘᴀʀᴛʏ «𝗞𝗦𝗝»²

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—Entonces, ¿está casado? —inquirió con desánimo al ver la alianza en su mano izquierda

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—Entonces, ¿está casado? —inquirió con desánimo al ver la alianza en su mano izquierda.

—Tres veces.

Yeimy sonrió, claro. Y eso pareció agradar a aquel George Clooney reconvertido en trabajador autónomo, pintor, para ser exactos.

—¿Cuántos años tienes? —pregunta entonces, tuteándole por primera vez y por instinto.

—Cin-cuen-ta y tres… —lo dice así, sílaba a sílaba para que quede bien claro.

—Nadie lo diría. —afirma la universitaria con honestidad— Se ve muy en forma, la verdad.

—Sí. —y Jin, que así se llama, deja escapar una risita boba que se parecía mucho a la que una Park Yeimy de veinte años habría esperado del propietario de un cuerpo como aquél— Bueno… En mi profesión, no queda más remedio.

Ya, pensó ella, aunque se limitara a asentir con la cabeza. Ya que en el fondo lo sabía, lo habría sabido incluso desde el primer momento si hubiera querido pararse a pensar en vez de flirtear, de entablar una conversación, de hacerse la simpática mientras aquel Hércules movía los muebles de su casa con cotidiana facilidad.

«¿Qué otra cosa podría ser un hombre de su edad y robusta constitución en un pueblo?». Panadero, herrero, mecánico, pintor, todas ellas profesiones eminentemente físicas. «Da gusto mirarle». Celebra la chica. A partir de aquel momento, como si la presencia de una mujer joven y bonita le hubiera impuesto una cierta obligación de custodia, Seokjin dejó de resistirse al cortejo de aquella señorita tan del Sur y tan linda. Su fingida ingenuidad y actitud inofensiva le inquietaba más que una jauría de perros de presa. Sobre todo porque ella siguió haciéndose la encontradiza por el piso sin otra aparente ambición que la de ofrecerle ayuda, café, conversación.

Siempre era igual, las mujeres le acompañaban, le contaban cosas, le hacían confidencias, insistían en que se tomara este café ecológico, recién molido, buenísimo. Mujeres casadas y solteras, más o menos maduras, pero desde luego no tan jóvenes como esa universitaria. Seokjin ya procuraba alternar equitativamente los rechazos con las concesiones, después de rechazar una proposición más o menos decente, siempre se dejaba convencer para ir a tomar algo y, mientras le hablaban de su trabajo, de su infancia feliz, de sus perros, de sus hijos independizados, él les contaba de sus tres matrimonios fracasados y levantaba sus defensas. Siempre se preparaba, Jin nunca llegaba al sexo sin saber como escapar.

A Yeimy le apetecía un hombre como él, no él de forma exclusiva, y sin embargo, Jin sería su primer hombre maduro, completo. La chica lo supo desde la tarde en que lo vio de uniforme de trabajo, blanco deslumbrante, irritante de puro favorecedor. Y tal vez no hubiera más, tal vez él fuese el último, o no, quién sabe. Hacía mucho tiempo que Yeimy no era tan consciente de su edad, y hacía aún más que aquel dato no le disgustaba tanto. Estaba acostumbrada a la vida emancipada, costumbre que no pensaba cambiar, pues no iba a desbaratar esa oportunidad que con tanto esfuerzo sus padres le estaban proporcionando, estudiar y forjarse un futuro paralelo al matrimonio y la maternidad.

«𝗕𝗧𝗦» 𝐃𝐈𝐑𝐓𝐘 & 𝐇𝐎𝐓 𝐒𝐇𝐎𝐓'𝐒 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora