No sé cuánto tiempo estuve callada contemplando aquella horrenda imagen en la pantalla. Mi marido tumbado sobre nuestra cama de matrimonio junto a sus dos compañeras de partido. Entonces noté la mano de Jin sobre mi hombro. Le dejé que me abrazara y sollocé sobre su pecho toda mi tristeza. Mi empleado me consoló en silencio. Era una mujer dolida, engañada. Si Jin no hubiese estado allí no sé lo que habría hecho en ese momento tan desolador.
―Lo siento mucho, señora. ―dijo al fin.
Por mi cabeza no dejaban de repetirse las escenas en las que «aquel otro Hoseok» se follaba a sus compañeras. No había parecido alguno entre aquel hombre, aquel formidable amante, y el soso con quien yo llevaba doce años casada.
―No lo entiendo. ―me preguntaba entre sollozos.
―Deje de darle vueltas, no vale la pena. ―dijo el muchacho sabiamente, mientras mis lágrimas diluían poco a poco toda mi rabia y frustración.
Me sentía engañada, traicionada, humillada, pero sobre todo furiosa, tremendamente furiosa. Tanto que, si mi esposo hubiera estado delante en ese preciso momento, le hubiera matado a golpes.
Me separé un momento del muchacho para mirarle a los ojos.
―Gracias, Jin y perdóname. ―dije reponiéndome a duras penas.
―¿Perdonarla? ¿A usted?
―Sí. Tenía que haberte creído desde el principio. ―me lamenté.
Instintivamente me acerqué a él. Estaba a punto de besarle cuando mi impotencia se volvió a apoderar de mí.
―¡Hijo de puta! ―grité agarrando un martillo que había encima de la mesa.
Jin me cogió del brazo justo antes de que el martillo golpeara el parabrisas del maldito porche de mi marido, un capricho estúpido al que cuidaba más que a mí.
―Señora, deje eso. ―dijo― Piense qué es lo mejor para usted antes de hacer nada, ahora tiene ventaja.
Nos quedamos cayados en segundo. Estaba claro que la infidelidad de mi marido venía de largo. A saber cuántos meses o años llevaría engañándome. Yo sabía que nuestro matrimonio no funcionaba tan bien como antes, pero resulta que hacía tiempo que Hoseok había buscado un repuesto. El muy cobarde ni siquiera había tenido valor para romper conmigo. Me sentía como una idiota. El jardinero tenía razón. Mi matrimonio se había acabado hacía tiempo, así que no tenía sentido precipitar ahora una ruptura estrepitosa. Antes de hacer o decir nada debía pensar cómo salir bien parada de mi matrimonio, debía contactar cuanto antes con Maite, mi amiga y asesora en temas legales. Aún no sabía cómo, pero lo que Jin me había hecho le iba a salir carísimo.
―¿Está mejor? ―preguntó Jin sacándome de aquella espiral.
―Sí. ―respondí― Tienes razón, meditaré con tranquilidad sobre todo esto.
ESTÁS LEYENDO
«𝗕𝗧𝗦» 𝐃𝐈𝐑𝐓𝐘 & 𝐇𝐎𝐓 𝐒𝐇𝐎𝐓'𝐒 (+21)
Random❀┃𝐄𝐍 𝐄𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍... (Recuerden que me ayudan un montón sí dejan sus like's y Comment's. Sí te gusta mi contenido, follow me para más) ❤️🩹 ❝La clave para mantener la llama de la relación encendida está en las acciones y en las palabras. Mucha...