❀┃𝐄𝐍 𝐄𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍...
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❝La clave para mantener la llama de la relación encendida está en las acciones y en las palabras. Mucha...
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Cuando la diferencia de edad es un problema.
Ocupado en el jaleo o por la llegada del duque, Jungkook había dejado pasar el ofrecimiento de la buhonera que, según decía, podía ayudarle a descubrir al culpable del maleficio colocado bajo la almohada de su amante. Sin embargo, después de la desagradable escena de la colina encantada, el muchacho no estaba seguro de querer intentar nada que ella pudiera sugerirle. Había sido muy desagradable andar buscando los restos esparcidos del desventurado o desventurada a quien lobos, tejones, y zorros habían roído hasta el hueso. El bosque nunca desperdiciaba nada, todo lo aprovechaba.
La forma de la pelvis y la robustez de los huesos largos sugería que se trataba de un hombre, y el desgaste de la dentadura y articulaciones indicaba que había vivido muchos años. Tras aquel suceso no fue de extrañar que la curiosidad que Jungkook sentía hacia la buhonera no superase su recelo a acercarse a ella, al menos hasta que la ocasión propicia surgió dos días más tarde. Maese Blas, alcalde y esposo de Jinsol, le ordenó a Jungkook que fuese en busca del procurador a la cercana aldea de Irati y que lo escoltara de regreso para el banquete en honor del duque. Sorprendentemente, cuando el chico fue a salir de roncal, la buhonera estaba esperándole con su espesa melena recogida en una trenza y a lomos de uno de sus enormes caballos.
—¿A dónde cree que va? —le preguntó de forma despectiva.
—A dar un paseo. —sugirió la pelirroja en tono insolente.
—No voy a dar un paseo, tengo que ir a Irati lo más rápido que pueda. —rezongó el joven pastor a lomos de furioso— Y con ese percherón no podrás seguirme.
De pronto el zaino de la buhonera se encabritó sobre los cuartos traseros y lanzó los cascos como si hubiera entendido el comentario de Jungkook y pretendiera golpearle con ellos.
—¡Eso es, Semyazzá! —gritó Bea, exultante— ¡Enséñale de qué eres capaz a este palurdo!
Con su robustez y su impresionante zancada, el percherón hacía temblar el suelo a su paso y, si bien Jungkook creía que el pesado animal no tardaría en desfallecer a causa del prolongado esfuerzo, en absoluto fue así. Él se había criado en el campo y creía entender de monturas, pero la resistencia de aquel exótico corcel desafiaba sus convicciones al respecto.
Semyazzá mantuvo un galope ágil y vivo todo el camino, tal fue así que, durante el último trecho, Jungkook tuvo que exprimir a Furioso para no llegar rezagado. De todos modos de poco le sirvió, pues a la entrada de Irati se atravesó en el camino una carreta vacía y la mujer pelirroja la saltó con un eufórico grito, dejándolos atrás y tan atónitos como a los dueños de la carreta. Así fue como ese jueves, una buhonera y un joven pastor se presentaron de improviso en el vestíbulo del consistorio a lomos de unos corceles jadeantes y sudorosos. Una vez allí, fueron recibidos por el propio Kyung mientras éste hacía las veces de fiscal.
Se juzgaba a dos hombres por desórdenes públicos y una puñalada que a punto estuvo de costarle la vida a uno de los contendientes. El camino de regreso fue mucho más tranquilo, con la salvedad de que la terca buhonera se empeñó en encabezar la comitiva a lomos de Semyazzá, sin hacer caso a la sugerencia, petición y ruegos de Jungkook para que fuese a la parte de atrás, supuestamente menos expuesta. A pesar de ser unos diez años más joven que Bea, y de que ésta no parecía amedrentar ante nada ni nadie,el muchacho se sentía responsable de lo que le pasara. A su regreso a roncal, el alcalde insistió en que Kyung se alojará en la posada, pues la cena en honor al duque tendría lugar allí.
