❀┃𝐄𝐍 𝐄𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍...
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❝La clave para mantener la llama de la relación encendida está en las acciones y en las palabras. Mucha...
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Cenicienta: Emma siente una envidia enorme de Mia y Noami, sus compañeras de trabajo. Pero durante un viaje de empresa descubrirá que bajo esa apariencia de diosas, se esconden dos brujas de cuidado. Emma siente una enorme envidia de Mia y Noami, sus compañeras de trabajo. Son inteligentes, guapas, elegantes y triunfan allá donde van. Pero durante un viaje de empresa, Emma descubrirá que bajo esa apariencia de diosas se esconden dos brujas de cuidado.
Emma odiaba su trabajo en la inmobiliaria pero, sobre todo, odiaba a sus compañeras. Antes de empezar a trabajar allí se consideraba una chica normal, sin complejos por su físico o su forma de ser. Sin embargo, en los tres meses que llevaba trabajando en Inmocasa había desarrollado una envidia insana y un odio soterrado hacia sus dos compañeras, Mia y Noami. Inmocasa estaba implantada en diversas ciudades del país y poseía una extensa cadena de oficinas. La estructura orgánica en su oficina era muy sencilla.
Sarah, una mujer casada y con dos hijos, era la gerente de la sucursal. Suponía que estaría cerca de los cincuenta y cinco. No es que eso importara. Cuando las mujeres superan los cincuenta años dejan de tener interés para nadie salvo para ellas mismas. Con los hombres sucede justamente lo contrario. Por debajo de Sarah se situaban Mia y Noami, las comerciales encargadas de mostrar los inmuebles a los clientes. Las más guapas, las que vendían y alquilaban, las que mejor sueldo tenían y más comisiones percibían. Y en último lugar estaba ella, la recepcionista.
En principio, Emma iba a estar a prueba un mes, trabajando como administrativa al mismo tiempo que aprendía de sus compañeras, acompañándolas alternativamente para ir adquiriendo destreza en funciones comerciales y poder, finalmente, incorporarse a esa labor a tiempo completo. Sin embargo, el aumento de los tipos de interés había hecho subir el coste de las hipotecas y menguado mucho las ventas. De manera que Sarah había decidido que no necesitaba más comerciales, ¿para qué? Mia y Noami estaban batiendo todos los récords como comerciales.
Así que ella se quedaría allí, en la puerta, atendiendo al teléfono, realizando funciones administrativas y limitándose a gestionar el listado de los inmuebles que Mia y Noami se encargaban de vender o alquilar. El reconocimiento y las comisiones seguirán siendo para sus compañeras. Al principio sólo le caía mal Mia, mientras que a Noami le resultaba indiferente. A primera vista, Mia impresionaba tanto por su belleza como por su falsedad. Al igual que las rosas tienen espinas, Mia había desarrollado un carácter seco y cortante, tal vez para ahuyentar a los moscones que continuamente se le acercaban.
Eso sí, cuando trataba con clientes con dinero en busca de la casa de sus sueños, Mia se transformaba, entonces derrochaba simpatía y amabilidad. Lo cierto era que Mia era físicamente espectacular. A ojos de Emma, su compañera era tan hermosa o más que la mayoría de modelos, cantantes o presentadoras de televisión. Eso sí, se trataba de un tipo de belleza extraño, peculiar. Aunque de bellísimas facciones, su piel era nívea de tan pálida y su rostro poco expresivo. En fin, Mia parecía germana en vez de española.